Jaime Saenz en obra y memoria
Por: Rubén Vargas
El sentido vital que tenía la escritura para el autor paceño queda patentado en las 300 páginas que conforman el último número de la revista La Mariposa Mundial. Es una edición ‘cuidadosa y bellamente editada’.
Es probable que Jaime Saenz sea el escritor boliviano contemporáneo más conocido y reconocido. Casi a 25 años de su muerte (nació en 1921 y murió en 1986), la obra que dejó inédita ha sido publicada casi en su totalidad (sólo espera ver la luz su libro de relatos Tocnolencias); en los últimos años la mayoría se sus libros se han reeditado, incluyendo la novela Felipe Delgado, cuya nueva edición se hizo esperar 20 años. Una parte importante se su poesía y su narrativa ha sido traducida al inglés, al alemán y al italiano; y de su obra poética existen ediciones en Chile, México y España.
Los estudios académicos sobre su obra son numerosos, tanto en Bolivia como fuera del país, y hay por lo menos dos notables acercamientos a su vida: el libro Memoria solicitada, de Blanca Wiethüchter, y el CD interactivo La bodega de Jaime Saenz, elaborado por Luis H. Antezana J. [y Marcelo Paz Soldán], que entrelaza vida y obra a través de textos e imágenes.
Al conocimiento de su obra y de su mundo también ha contribuido su “traducción” a otros lenguajes. Ahí están los cortometrajes Recorrer esta distancia, de Leonardo García Pabón y Francisco Ormachea, y El olor de la vejez, de Marcos Loayza. Además de un largometraje todavía sin estrenar dirigido por Mela Márquez.
No menos importante para la difusión del mundo saenziano entre públicos más amplios es la trilogía teatral sobre textos del escritor paceño montada, dirigida y actuada por David Mondacca y, por supuesto, la cueca compuesta por Willy Claure y Jesús Durán No le digas conocida también como Las ninfas que ha logrado quizás la máxima aspiración de una obra de arte: el anonimato. Esa cueca se la toca y se la canta y ya nadie se pregunta de quién es.
Ahora, gracias al número extraordinario de la revista La Mariposa Mundial, dirigida por Rodolfo Ortiz O. (casi 300 páginas cuidadosa y bellamente editadas), es posible acercarse a otras facetas de Jaime Saenz. Este número monográfico preparado por Ortiz y Jaime Taborga con el apoyo de Álvaro Diez Astete está dividido en cuatro secciones. La primera recoge escritos dispersos publicados originalmente en revistas bolivianas y de otros países como las célebres Eco de Bogotá y Mundo nuevo de París.
En esta sección es destacable la inclusión facsimilar de importantes partes de los tres números de la revista Vertical dirigida por el propio Saenz en los años 60 y de poemas de Al pasar un cometa que, finalmente y por diversas razones, no encontraron cabida en la edición del libro. La segunda reproduce varias cartas de gran interés dirigidas por Saenz a sus amigos; la escrita a Ricardo Bonel, por ejemplo, es una acabada poética que pone en claro el sentido vital que tenía para Saenz la escritura.
La tercera está dedicada a una singular pero poco conocida —hasta ahora— faceta del escritor paceño: sus dibujos y collages; entre ellos están sus series de calaveras y autorretratos. La cuarta y final sección recoge semblanzas del poeta, como los emotivos testimonios de su tía Esther y del escritor y amigo Óscar Soria.
Es de agradecer la paciencia y generosidad de Ortiz que en este número de la revista que dirige ha logrado, como lo anuncia la publicación, poner en manos de los lectores una “recuperación de obra y memoria” de ese inagotable escritor que es Jaime Saenz.
Fuente: La Razón