03/07/2009 por Marcelo Paz Soldan
Inédito: Ensayo sobre uno de los cuentos ganadores de Los Destamayados

Inédito: Ensayo sobre uno de los cuentos ganadores de Los Destamayados

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Ensayo crítico sobre “Un perro con suerte” de Imago
Por: Madame de Pfuel

(Si lo quieren leer, pueden descargarlo de: https://ecdotica.com/biblioteca/Unperroconsuerte.pdf)
Todo trabajo literario contiene un tono narrativo que lo caracteriza. Es el lenguaje sugestivo que se emplea, la actitud emocional que el narrador transmite en su obra, ya sea jocosa, exaltada, divertida, melancólica, etc. En el cuento que ahora nos ocupa analizar, encontramos un tono narrativo de tipo reflexivo, existencial.
Víctor es el personaje principal del cuento que, desde el principio de la narración, se encuentra sumido en una inquietante pesadumbre. Deprimido y angustiado trata de sobrellevar una existencia carente de sentido. Filosofa por las penurias que atraviesa o, quizá, atraviesa esas penurias por filosofar. Queda implícito el carácter peculiar de la obra, al que además el autor anticipa haciendo una cita de Camus: “No hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza”.
CRÍTICAS:
Escribir con un estilo lacónico, como lo hace el autor, quizá no sea lo más apropiado para narrar este tipo de historias. Se debe tratar, si es el caso, que las frases cortas no enfríen el clima general, como sucede con algunos párrafos del cuento.
Las primeras líneas de la historia no crean el efecto emotivo apropiado, pero hay que admitirlo, más adelante algunas escenas incluso logran conmovernos. Por otro lado, aunque la descripción del universo interior esté bien escrita, tiene el defecto de desarrollar la historia en ambientes cerrados, generando por momentos la sensación de ahogo. Lo que da lugar a que el lector ansíe encontrar una figura literaria que expanda su imaginación y le motive la lectura. Es probable que la ambientación haya sido intencionalmente creada por el escritor, para generar un paralelismo entre el espacio vital y el espacio psicológico (donde los ambientes cerrados corresponderían a la angustia y a la falta de futuro). Sin embargo, se echa de menos el manejo de algún otro recurso donde la ambientación podría haber sido enriquecida con matices más agradables y por ende, más literarios.
LOS PERSONAJES
Víctor.
Es un personaje pesimista y cansado de vivir, al que las desgracias del destino le convirtieron en un hombre atormentado. Deja de lado los placeres de la vida y se refugia en el alcohol: único medio que le ayuda a desahogarse. Decepcionado por las antiguas amistades, Víctor ha reducido sus compañías a lo mínimo. Así encuentra en Tommy a su único amigo y confesor, al que visita en el bar en busca de consejo, el diálogo ameno y, porque no decirlo, una distracción fugaz. Mientras, en el departamento de Víctor lo espera Dock (su mascota canina), que lo acompaña en sus momentos de soledad y a quien habla como si fuera un ser humano, restando importancia a que le entienda o no. Queda claro que Víctor pretende hacerse escuchar y se refugia en los dos únicos seres que le atienden, se siente, ante los demás, una persona incomprendida. Sumado a ello sufre por el abandono de su esposa.
Tommy.
Es un hombre que adquirió sus conocimientos en la sabiduría de la vida cotidiana. Sus argumentos, contrastan con los de Víctor por la sencillez expositiva. Sus ideas no son meditadas, es franco y directo, porque además cuenta con la certeza de la experiencia. La actitud que tiene hacia Víctor, trasluce el carácter noble de sus emociones, sabe escuchar y dar consejos, pero no puede ayudar más de lo necesario.
Los demás personajes secundarios provocan en Víctor motivos para la reflexión que iremos analizando más adelante.
ANÁLISIS NARRATIVO
Puede sorprender que el título de la obra no parezca corresponder con el argumento de la historia, y no será sino hasta el final en que se descubrirá la ironía oculta de dicho enunciado. Resalta la ambigüedad del sentido literario que le otorga al cuento dos significados narrativos. Como bien decía Ricardo Piglia: “un cuento siempre cuenta dos historias”. Es decir, aquella evidente que salta a la vista, incluso con una lectura superficial, y la otra que es necesaria descubrirla entre la trama y los personajes.
En el transcurso del cuento Víctor hace muchas referencias al tema de la muerte, lo que supone el carácter pesimista que le otorga a la vida. “¿Quién te asegura que no serán las últimas (copas) que pruebe en esta vida?” le pregunta a Tommy. Víctor no está haciendo una pregunta retórica, ¡él está haciendo una confesión! Ya tenía decidido recurrir al suicidio. Por ello, la visita a Tommy se convertirá en la última. Aunque se descubran motivos que justifican esta decisión, sería errado afirmar que Víctor da fin a su vida sólo por una causa pasional. Tal parece que no es así, y este es el punto donde se descubre el trasfondo de la historia.
En la primera parte Víctor hace referencia a una obra de L. Tieck “No despiertes a los muertos”, historia que trata de un hombre enamorado que visita día tras día el cementerio donde yace el cuerpo de su amada. Es tanta la necesidad de recobrarle que al fin sus ruegos son escuchados y ella regresa de la muerte para llevárselo consigo. El autor de “Un perro con suerte” hace una analogía para indicar que mientras se aviven las ingratas imágenes del pasado, mientras uno se aferre a los hechos de antaño, éstos se convertirán en cadenas imaginarias que no dejarán posibilidades abiertas a futuro, llevando poco a poco a mermar una nueva oportunidad de vida. La idea de la necesidad de cambio es comprendida por Víctor, pero no logra encontrar nuevas esperanzas que le ayuden a ponerla en práctica. La vida se le estanca sin progreso alguno corrompiéndose poco a poco hasta terminar inanimada y muerta.
Víctor quiere olvidar el amor perdido y no puede superar la depresión. No se trata solamente de un derrotismo sentimental, es la sensación del “yo” la que queda afectada. Experimenta una falta de identidad y él lo reconoce. Quizá el amor le otorgaba algún sentido al fracaso que siente en su vida.
La obra se encamina haciendo referencias a las desgracias personales y a las emociones de entrega total: al amor y a la amistad. Hasta que encontramos una escena que cambia por completo nuestra concepción de ésta. Un niño ingresa al bar vendiendo golosinas: “si compra el corazón le doy una chocolatina de regalo”, dice el pequeño. Pero nadie es capaz de compartir una porción de sus “profundas emociones” con el niño, que es echado a la calle con indiferencia. Y después de que Víctor pide con vehemencia que Tommy cuide de Dock, sale del bar y encuentra al niño muerto en una acera sin reconocerlo. Víctor, preocupado por su mascota, le había dado a Dock más importancia que a la vida del niño. Es pues, una sorna a la hipocresía sentimental.
En algunas escenas como: la del niño, la de una mujer que deambula por el bar buscando amor por unas cuantas monedas, el inválido que perdió su atracción sexual y Víctor proclamando un amor perdido; se hace manifiesta la profunda contradicción de las emociones que giran y orientan la vida de estos personajes. Escapan de la realidad y son tomados (fugados) por las emociones ocasionales que matizan con tonos irreales su verdadera y patética existencia, tal como las drogas provocan un éxtasis placentero en medio del atroz campo de batalla.
En mi opinión, este es el trasfondo real del cuento, la historia oculta de la narración no es sino una sátira de la hipocresía de las “emociones buenas y exaltadas”. Los personajes son el reflejo de aquellas vidas ilusorias carentes de realidad. Como en aquel pasaje donde las prostitutas exhiben sus cálidos cuerpos al lado de una vieja mendiga que representa su final inevitable: cuando sus rostros y cuerpos queden marchitados por el paso del tiempo. ¿Y no sucederá lo mismo con los clientes, que las solicitan en busca “de amor”?
Es al final de la obra donde se comprende la razón del suicidio. Víctor no se mata por el abandono de su mujer (que puede haber sido uno de sus motivos, pero no el único). Reflexiona: “Si hubiera un designio la vida tendría sentido, pero ¿si no lo hay? ¿Si no hay un destino? La vida sería un absurdo”. Víctor es consciente de su vida accidental y frente a esa fatalidad deja también el último estadio de esperanza al que muchas personas se aferran para encontrar un sentido provisorio a sus vidas. Nuestro personaje pierde la fe. Luego afirma: “Con la idea de un Dios surge el propósito, una razón (lo justo y lo errado), y si él no existe entonces todo está permitido” .Continua: “…he tomado verdadera conciencia de mi destino. Francamente no es un escape sino una verdadera rebelión”.
Es pues una decisión meditada, intencional. No está preso del arrebato pasional sino de una fría reflexión. Al darse cuenta del absurdo de su vida decide dar fin con ésta. Si repasamos las situaciones que el autor nos fue mostrando a lo largo de la obra, encontramos un abanico de situaciones y de vidas absurdas. Incluso la muerte del niño lo es. También la de Tommy, que se sostiene con un “trabajo inútil y sin esperanza”.
El autor al final del cuento hace el último escarnio. El único ser exento del sufrimiento, la desdicha y del absurdo es Dock. Termina el cuento con la mascota cuidada y protegida, alimentada con un delicioso bife en contraposición a la miseria de los personajes. Dock, es por todo ello “Un perro con suerte”.
Fuente: Ecdótica