IMPRESIONES DE UN LECTOR: Jedi Fiction in Conacine Edition (Miguel Lundín Peredo)
Por Arturo Torres Miguel
Bastante inusual es como aborda, Miguel Lundín, la psicología de sus personajes. Algunas veces puede tratarse de un funcionario de la Ley y otras, como en el caso que nos ocupa, de un asesino a sueldo; algo así como León y Mathilda de “El Profesional”.
La trama gira en torno a un guión escrito por el propio protagonista, el cual, además de resumir su propia existencia, le servía de libreto en su profesión de limpiador; una especie de agente insecticida que no diferencia entre cucarachas dañinas y abejas beneficiosas.
Sin embargo hay algo en él que se rebela, entre su vivencia maquinal y su existencia como hombre… la mujer. Ese ser que mueve las fibras más profundas del espíritu masculino.
¡Oh! el amor, ese sepulcro trágico y abierto que aguarda al corazón… en que basta una lágrima femenina para que, gustosos, cerremos nosotros mismos la tapa de nuestro féretro y aguardemos el agusanamiento de nuestras almas, anulando nuestras normas de conducta e incendiar los últimos muros que fortifican nuestras defensas.
Y he allí que, el ablandamiento y cambio de las reglas lo conducen por el sendero de la muerte que no ve llegar. Cegado de ojos y adormilado de reacciones, sucumbe con la última imagen de su Dulcinea, a quien jamás vengar pudo.
El intocable, el duro, el implacable, el caído en su última morada por la ponzoña que inocula el perfume femenino.
Por encima de su cobertor de tierra, un ramo de delicadas flores es el último y paradójico homenaje de una dama, para un sicario que fue vencido por el dulce veneno de otra dama.
“Canis habet oculos, cor cervi”
Fuente: Ecdotica
