11/20/2012 por Marcelo Paz Soldan
Gamaliel Churata, el idioma y la sustancia

Gamaliel Churata, el idioma y la sustancia


Gamaliel Churata, el idioma y la sustancia
Por: Mauricio Murillo

El comité editorial de la revista La Mariposa Mundial presentará en los siguientes días un nuevo número dedicado al escritor peruano.
En 1957 se publicó en La Paz El pez de oro. Un libro enigmático que con el paso del tiempo ha recaído casi en la categoría del mito. Un libro que fue difícil de hallar y del cual, más de una vez, lectores del país dudaron de su real existencia. Para suerte de todos nosotros, la editorial Cátedra ha reeditado este volumen a cargo de Helena Usandizaga. El autor de este volumen legendario es Gamaliel Churata. Éste fue el seudónimo de Arturo Peralta, escritor peruano que, pese a la engorrosa casilla de la nacionalidad, es una de las figuras centrales en la historia de las letras bolivianas. Nacido en 1897 en Arequipa, llegó a Bolivia 20 años después, donde destacó como escritor. Fue miembro de la primera Gesta Bárbara. Vivió en Potosí y en La Paz. En El pez de oro Churata afirma: “El punto de partida de toda literatura (y de todo hombre) está en el idioma que la sustancia”. En toda la gesta de su literatura, el encuentro entre lengua y mundo es esencial. Buscó, a partir del territorio, una analogía de lo abigarrado de una historia latinoamericana en la literatura. “En otras palabras: si América es una realidad genéticamente mestiza, la literatura americana debe ser idiomáticamente híbrida”.
PROYECTO POÉTICO. En pocos días saldrá el más reciente número de la revista literaria La Mariposa Mundial. En esta ocasión, la mayoría del corpus está dedicado a la obra de Churata. Así, la revista pretende acercarse a una obra distinta y, de cierta manera, relegada por la crítica y los lectores. “Quizá, en cierto sentido, una revista sea la reunión de fragmentos desunidos, pues hay algo que no radica en ninguno de ellos y que conforma su carácter, su actitud, operando en pos de la suma de las individualidades que la hacen”, dice Rodolfo Ortiz, director de La Mariposa Mundial, en el prefacio. Nos encontramos, por lo tanto, con distintas miradas sobre Churata y su literatura. Continúa Ortiz: “Inventar, por ejemplo, a Gamaliel Churata, quien al igual que Borda, al igual que Macedonio Fernández, representa no solamente una literatura que se desmarca de las vanguardias históricas de turno, sino un proyecto poético que echa raíces en la experiencia irrepetible de una lengua que habla en límite y piensa en colectivo”. Por lo tanto, la revista que en poco tiempo podremos tener en nuestras manos tiene gran importancia. Desde un acercamiento fragmentario (que, en todo caso, repite también la obra que intenta cifrar) experimentaremos de cerca posibles miradas a una escritura particular y profunda.
MIRADAS Y ACERCAMIENTOS. A diferencia del número anterior de la revista, dedicado a Jaime Saenz, La Mariposa Mundial ahora sí nos trae textos de análisis muy bien construidos sobre la obra en cuestión. Los artículos que se presentan nos aclaran el camino y nos permiten reflexionar y elaborar una discusión. El primer texto, de Aldo Medinaceli, es un acercamiento muy interesante a la obra y vida del autor. Además, nos encontramos con un texto teórico de Elizabeth Monasterios riguroso que habla sobre esta obra y las llamadas “vanguardias andinas”. Si bien muchas ideas de este estudio mencionado pueden ser discutidas, es justo el espacio del diálogo que construye este texto el que se agradece. Habría que mencionar dos textos más: el de Alán Castro Riveros y el de Omar Rocha Velasco. Artículos que continúan con la línea de este número, expandiendo la obra de Churata y poniéndola en escena. También, son importantes los textos del escritor peruano que son reproducidos (una mención especial merece el titulado Lo que se come en Bolivia de Téllez Herrero). Tal vez los poemas de Rodolfo Häsler y de Rodolfo Ortiz desentonan con el contenido, pero, en su totalidad, éste es uno de los mejores números de la revista.
LA IMPORTANCIA DE CHURATA. Carlos Medinaceli, compañero de Churata en la primera Gesta Bárbara, define así su importancia: “Sin asomo de hipérbole, cabe decir que por derecho de mayorazgo, es el inmediato sucesor de José Carlos Mariátegui”. Es por esto que no sorprende el creciente interés en la obra del peruano. Aldo Medinaceli, dice en la revista: “Gamaliel Churata [es] el creador más original que haya tenido el continente americano. Agresivo, honesto y luminoso. Olvidado por mucho tiempo y que hoy pareciera resucitar del silencio”. Y más adelante: “La propuesta de Churata es plenamente universal y de alma cósmica, humana en el sentido más profundo, trasciende lo andino y sus fronteras, tanto así, que para compartir el código de su obra menciona pasajes de la tradición cristiana, o cuentos sagrados de la religión hinduista”. Una obra necesaria de leer y de estudiar. Una escritura que, como define Alan Castro, “busca religar la soledad de un hombre con los otros seres que proliferan –también solitariamente– en el mundo a partir de un aterrizaje profundo: una sumersión; pues no debemos olvidar que para que un árbol se yerga deberá haber aferrado sus raíces a la tierra que lo gestó”.
JUAN CAJAL Y LOS BÁRBAROS. El primer seudónimo que Arturo Peralta utilizó en Bolivia fue Juan Cajal. De su primera época como figura cultural se encarga Omar Rocha, que transcribe el siguiente agradecimiento de Gesta Bárbara hacia el autor peruano: “Los bárbaros cumplen un deber de reconocimiento con el señor Arturo Peralta (Juan Cajal), al hacer pública su actuación decidida y evangélica en la elaboración de los números anteriores de esta publicación”. Así, Rocha marca la importancia de este germen que fue Gesta Bárbara: “Los bárbaros compartieron algunos rasgos espirituales comunes, a pesar de su mocedad, afinaron temperamentos. Su agresividad fue útil, cumplió un valor de renovación. Sacudieron la literatura nacional. La denunciaron en sus puntos ciegos, atacaron sus fetiches. Iniciaron a algunos nuevos escritores, revisaron los nuevos valores literarios. Una de las funciones de la revista fue gestar y cultivar obras que luego fueron importantes”. Así como Carlos Medinaceli y otros bárbaros, la influencia de Churata fue necesaria y exponencial. “La presencia de Churata en la revista Gesta Bárbara fue sutil pero determinante, como reconocen los mismos participantes del proyecto, influyó como voz oracular en las decisiones más importantes de la revista, sobre todo en su surgimiento y afirmación, hacia el año 1922”, afirma Rocha.
RETABLOS. Como ya lo hemos nombrado, la obra capital del arequipeño es El pez de oro. Un libro hecho de retablos, como lo dice su subtítulo. Un volumen fragmentario que busca un nuevo orden, ambicioso y profundo. Dice Aldo Medinaceli: “Aquel primer acercamiento, el encanto de su prosa imantada, del tono cercano y enigmático a la vez, me hicieron comprender de inmediato que El pez de oro respondía a un instinto vibracional, eléctrico, inasible todavía desde la hermenéutica tradicional –desde el puro logos y sus procedimientos racionales–, que se trataba de un libro único, irrepetible, creador de su propio lenguaje y faro de una lógica no visitada, más cercano al libro de mago que a una novela. Devastador, críptico, diáfano, antiguo y nuevo a la vez. Poseedor de una estructura magnética, que inaugura una original línea del lenguaje: la energética, que mediante una cadena de sonidos y sílabas va generando una onda eléctrica que crispa las neuronas. El lenguaje en El pez de oro tiene las ondulaciones de una cadena de ADN, sonidos intrauterinos, movimientos en espiral, se trata de un objeto profundamente humano, con funciones rítmicas, camaleónicas, tan vivas como la visión microscópica de un genoma”. Por su parte, Elizabeth Monasterios afirma en su ensayo titulado La vanguardia plebeya del Titikaka: “Es éste un texto literalmente insubordinado a las estéticas de su tiempo. Quinientas páginas desbordadas, plurilingües, que no se ajustan a ningún género establecido, cuyo protagonista encarna la posibilidad de un pachacuti histórico en los Andes”. Por esto es importante volver a marcar su condición de retablos (y todo lo que esta imagen conlleva). Reynaldo Jiménez, en su artículo que aparece en este número de La Mariposa Mundial, explica: “Pero si El pez de oro «aún hoy» mantiene escasos interlocutores, está cierto que se trata de un libro que próximos prójimos ojalá irán mereciendo, sobre todo aquellos capaces de acoplar, al acto de leer, la experiencia performática que resulta sustancial a su respiratoria. Performar del leer, sobre todo ante un libro como éste, hecho en sí performático si los hay: saque de la perorata y de la opinología ambiente, incorporar –pues del cuerpo se trata, vibra evidencia la palabra– el performar implicado en la mostración de ese proceso en acción que es El pez de oro”. Como diría Aldo Medinaceli, el libro de Churata “es una bella espiral andina, cósmica, híbrida, algo castiza”.
HONESTIDAD INQUEBRANTABLE. La figura de Churata ha sido capital para las letras bolivianas. A principios de siglo, su presencia en Potosí impulsó a Gesta Bárbara. Con los años, sus escritos en revistas y publicaciones fueron centrales para ir construyendo un diálogo desde la cultura y el arte. Volvemos a citar el ensayo de Aldo Medinaceli: “La obra de Churata quiere devolverle a lo psíquico su validez, su posición en las categorías inherentes al alma humana. Quiere hacer tambalear a los racionalistas y fertilizar a los fieles del instinto. Su obra es una obra dedicada a quienes creen en lo invisible y para aquellos que siquiera toman en cuenta la posibilidad de que la maquinaria humana tuvo alguna vez, o tiene aún, aquello que se llamó espíritu, alma, ajayu”. Por su parte, Alan Castro Riveros afirma: “A Gamaliel Churata le importa la célula, el pequeño organismo de donde emerge nuestra relación con la vida a través de la lectura de un síntoma que lleva inscrito. Ese síntoma más que una forma es una seña transformada y transformadora, allí donde la muerte inquieta a la vida. Esta microscopía ya no es objetiva, es más bien algo incorporado, una expresión que habita en el hombre y es inseparable de su lenguaje. El otro, el ajeno, ya no es visto en términos jerárquicos; el menor es el punto luminoso que transforma al mayor, y el mayor, en cuanto forma más o menos definida y masiva, es el marco en donde una semilla exige hablar. Engendrar es reconocer y reproducir un antecedente ético que jamás se niega a dar la palabra al otro”. Autor central e indispensable, del cual queda mucho por conocer, leer y revisitar. La Mariposa Mundial viene a ser un aporte para seguir llenando huecos y proyectando experiencias. Como dice Aldo Medinaceli, sigamos buscando “la honestidad vivencial que tuvo Churata, de su lucha inquebrantable en un medio donde abundan todavía hoy las maneras de desvío y conformismo”.
Fuente: Fondo Negro