Por María José Richter
Tras el “cierre de campaña” de su obra Seúl, São Paulo, ganadora del Premio Nacional de Novela en 2019, Gabriel Mamani lanza su reciente libro, El rehén, junto a Dum Dum Editora. Esta novela, con una temática distanciada de la anterior, trabaja el artificio de la mentira, contando la historia de un padre divorciado que tropieza con problemas que involucran mucho dinero. Para ello, finge un secuestro y pide una recompensa para su rescate.
— Continúa presentando Seúl y ya está en puertas el lanzamiento de El rehén, ¿qué significa esto para usted y su obra?
— Seúl, São Paulo no pudo ser presentada nunca de forma presencial debido a la pandemia. Con la editorial aprovechamos estos últimos meses para realizar presentaciones con comentaristas interesantes, como Silvia Rivera e Iván Gutiérrez. De hecho, creo que más que presentaciones de libro, se trataron de un “cierre de campaña”. Es curioso: el libro salió en 2020 y, en las dos presentaciones (una en Cochabamba y otra en La Paz), mucha de la gente que acudió ya lo había leído.
—Desde que ganó el Premio Nacional de Novela en 2019, Seúl , São Paulo fue generando importantes críticas para la narrativa. ¿Por qué la recepción ha sido tan acogedora?
—Me gustaría aferrarme a las opiniones que se han vertido sobre el libro que hablan sobre su dinamismo, humor y registros poéticos, pero prefiero pensar que se debe al reflector del premio y a que trabajé mucho en la novela. Sin embargo, los motivos reales se los dejo a los lectores.
—¿Cómo ha sido el proceso de escritura de El rehén?
—La idea comenzó hace varios años, en 2016. La premisa dio vueltas en mi cabeza por mucho tiempo, hasta que comencé a escribirla en 2017. Hice muchas pausas, de varios meses, incluso de medio año. Retomé el texto en 2019 y lo concluí en 2020. Fue una escritura entrecortada, totalmente diferente al proceso que dio lugar a mi anterior obra.
—Seúl nace, en gran medida, de su experiencia en Brasil y de la observación de lo que allá acontecía con los compatriotas. En el caso de El rehén, ¿hay algo específico que la impulse?
—Siempre me ha interesado el tema de la mentira. Al fingir un secuestro se juega con un tipo de mentira monumental. Fingir, mentir, es algo que hacemos a diario. Ese fue el principal impulso al momento de escribir el libro, además, claro, de las vivencias propias de la preadolescencia y adolescencia, que son dos etapas de la vida que me gustan mucho narrar.
—¿Cuáles son los proyectos para lo venidero?
—Recientemente terminé de escribir un cortometraje. El rodaje comienza en unos días. Por otra parte, estoy trabajando en un libro-álbum ilustrado con la artista Lucía Mayorga. También tengo un laboratorio de escritura en mente y en agosto empiezo un doctorado en Letras y Lingüística en Brasil.
Fuente: La Razón