Evo Morales, Martín Sivak y el Jefazo (2/4)
Por: Carlos Hugo Molina
Mis comentarios seguirán una sucesión numeral, para facilitar la lectura.
1. Coincidimos que hay Evo para muchos años, y, sea Presidente o no, tratará de mantener la calidad de arbitro de la política boliviana mientras Dios le de salud y vida. Ha logrado interpretar en el momento preciso las claves necesarias, y que sean identificadas en su persona, las virtudes que necesitaba un pueblo sistemáticamente derrotado (me suenan campanas cuando escribo esto). Es un guerrero comprometido con su causa, libre de las taras tradicionales (no es ladrón, no es flojo, no es mentiroso), es digno, atrabiliario y está desprovisto de avaricia humana; junto con ello, tiene sobre si el peso de la desinformación y el resentimiento, valores que conocés, demandan los tibetanos para alcanzar el perfeccionamiento y la trascendencia. Esa mezcla humana, está reflejada con detalles, en Jefazo.
2. Tu capacidad profesional y olfato periodístico, te ha permitido descubrir una personalidad cuando no lo era (metafóricamente, descubriste a Maradona a los 11 años) y podrás seguirlo hasta que llegue a los altares o al averno. En el libro, ofrecés el material para justificar la canonización o la defenestración del personaje. Das los argumentos para ser utilizados en ambos sentidos, un mérito reconocible y apreciable para todo lector crítico. Y para suerte nuestra, debo reconocer que te ganó el periodista sobre el cálculo político personal.
3. El día de la presentación del libro en Santa Cruz, dijiste públicamente que Evo no realizó ningún comentario por que no lo había leído. Asumo que Alvaro García Linera sí, porque en La Paz, lo comentó en su presentación. Percibiendo el grado de sensibilidad con el que el Presidente se relaciona y rompe relaciones (Filemón, Andrés Soliz, Coco Pinelo, Alex Contreras), tengo la sensación que podrías correr un camino similar por el develamiento que hacés de algunos matices del personaje.
4. Como se trata de un Retrato Íntimo, la lectura de contexto ofrece una serie de constantes. Voy a poner algunos énfasis sobre temas críticos que me parecen necesarios para comprender al personaje desde su dimensión humana y equilibrar el imaginario que se ha construido sobre él. Lo haré sobre aquellos que se necesitan para matizar una construcción mesiánica que ya está desarrollada generosamente en las películas y en otros libros laudatorios. Son los claroscuros del personaje que no se conocen o han sido retocados para ocultar lo cotidiano, de personas cuya falibilidad, es más que evidente. Utilizo el entrecomillado para las citas, liberando la colocación de páginas que dificultarían la lectura.
5. Expresás abiertamente, una actitud positiva hacia el personaje retratado. Esa fue la actitud de muchos, yo incluido, que vimos como una oportunidad de cambio radical de la política boliviana. Las simpatías iniciales hacia Evo ya no tenían características éticas, lo eran, positivamente estéticas. Esa posición inicial de tu parte, no te ha llevado, sin embargo, a incorporar en su comunicación interna o pública, expresiones que apoyen la identificación de un estadista, constructor de paz social y de diálogo; quién está posesionado, es el guerrero. Esta era la oportunidad para que la conciencia que reconoce a un indígena/campesino como presidente, pudiera tener otra valoración, humana y ciudadana mayor a la culpa sicológica por los 500 años. En esta dimensión, nos quedamos sin el Mandela boliviano que se esperaba. (2/4, sigue)
Fuente: www.agora.com.bo