Evo Morales, Martín Sivak y el Jefazo (4/4)
Por: Carlos Hugo Molina
16. Creo que se te deslizaron tres imprecisiones anecdóticas:
a) No forma parte del protocolo, como lo afirmás, el colocar alfombra roja desde la Cancillería al Palacio de Gobierno, absolutamente para nadie.
b) El espacio “sin presidente” en 1848, fue de 16 días; Guilarte fue presidente hasta el 2 de enero, y Velasco desde el 18 de enero, para continuar de manera regular, después Belzu. (CDM). El perfil del presidente populista, es por lo tanto Belzu, pero en ejercicio del Gobierno, fuerte y claro.
c) Una liviandad innecesaria. El comentario sobre un Presidente que se acostó con una menor y nombró a su madre Embajadora. No llegan a 10 las Embajadoras bolivianas.
17. Cuando me corresponde analizar al Presidente en su gestión pública, me encuentro frente a una pésima gestión gubernamental (desconoce los principios básicos de la gestión pública, y su entorno no lo ayuda mucho); en materia de resultados, está llevando al agravamiento de una crisis económica, en el mejor momento de la historia económica de la vida democrática de Bolivia. Está rompiendo la construcción democrática básica, y está basando en la confrontación, el instrumento de la definición de la vida cotidiana. He conversado con personas, citadas por vos, y coinciden que él es el definidor de la confrontación. En todo caso, vos lo dejás claro.
18. En materia internacional, la debilidad de la política exterior boliviana es patética. El caudal de apoyo y simpatía internacional, no está siendo utilizada de manera integral, ingresando, como en la política interna, en un espacio de confrontación permanente. Ese grado de debilitamiento nos llevará a una mayor dependencia de recursos directos coyunturales (Venezuela), o a someternos a las necesidades contractuales de los gobiernos de Brasil y Argentina (y Chile, con gran expectativa), sobre el gas. Los Gobiernos de los tres países necesitan de la debilidad intrínseca de la política exterior boliviana. Las posiciones frente a los Estados Unidos, que recuperan espacios soberanos de decisión política, y la sistemática confrontación con la Unión Europea, nos deja desprotegidos de aliados tradicionales, imprescindibles para un país digno, pero débil, como Bolivia.
19. El Profeta y el Hereje. La Guerra Santa. La rabia divina, y la relación pedestre con lo cotidiano, donde terminan los discursos. La bronca, llevada a las circunstancias más simples, de actores que se han convencido que “ahora es cuando“, y en un país de una debilidad institucional absoluta, tiene sus consecuencias.
Evo es un guerrero. Y el entorno, a su estilo, también. Hasta ahí, no hay drama. La dificultad viene en la consecuencia. Evo terminará siendo más funcional al discurso internacional que a la realidad de los sindicatos, los movimientos y los indígenas del MAS. Esa opción, legítima y válida, necesita tiempos y resultados. El camino elegido por el compañero presidente, tienen, cada vez, plazos más cortos. Y consecuencias más complejas.
La Guerra forma parte del imaginario colectivo de nuestra sociedad. No te olvidés del Tink’u. De los pronunciamientos “hasta las últimas consecuencias…“, y si bien, hasta ahora “algo” ha ocurrido para que ello no ocurra, hay una acumulación que se fortalece con la pulsión. En Bolivia es más trabajoso desmantelar una movilización, que organizarla. Es un engranaje como los misiles. El “empate catastrófico”, que se trasladó de lo ideológico a lo territorial, sigue acumulando fuerzas. El 22 de junio en Tarija. El 29 de junio, elección de prefecto en Chuquisaca. Es muy probable que la ecuación sea que 7 departamentos, sobre 9, tengan prefectos que no forman parte del MAS. Eso en clave argentina, ¿cuantas provincias serían? Y si bien Evo mantiene la posibilidad de la movilización social nacional, la confrontación ya no sería contra Comités Cívicos, sino contra Órganos del Estado. Ahí está la dificultad, agravada.
Martín, estamos frente a una personalidad compleja. Has ayudado a aproximarnos a ella, por la vía menos esperada, contribuyendo a que pisemos tierra. Evo arrebata y despierta romanticismo, hasta llegar a una Evolatría que ya convirtió en Museo su casa en Orinoca. Bofetada a la alcurnia que defiende blasones y genealogías, pero absurda a la hora de la racionalidad y el sentido común.
El libro que escribiste, ya no es tuyo y al leerlo, lo hemos hecho nuestro. Como sus contenidos y sus interpretaciones. Gracias a Editorial El País y a Ricardo Serrano, que nos regalan esta oportunidad. (4/4, final)
Fuente: www.agora.com.bo