Escritoras cochabambinas
Por: Rossemarie Caballero
El proyecto Escritoras Cochabambinas nació hace dos años por redes sociales con el objetivo de rescatar y reunir la obra de escritoras que de una u otra forma, tienen relación de convivencia en Cochabamba. De ese emprendimiento corroborado por los escritores Homero Carvalho y Gaby Vallejo, con el apoyo de escritores como Cecilia Romero e Iván Decker, surge ahora la antología de poetas y narradoras, a presentarse en la próxima feria del libro. Autoras consagradas de la talla de Norah Zapata Prill, Vilma Tapia, Giancarla de Quiroga, Amalia Decker, así como nuevas voces que irrumpen en la literatura boliviana están presentes en esta obra que reúne a más de 40 autoras. He aquí el texto que a manera de presentación proponemos:
Escritoras Cochabambinas / poesía y narrativa es una Antología de autoras nacidas en Cochabamba o radicadas en nuestra Llajta. El proyecto surgió hace algunos años, cuando al buscar por internet bibliografía u obras de autoras cochabambinas, no encontré la información suficiente, resaltaba un vacío; primero: porque cuando se trataba de literatura boliviana tradicionalmente se hablaba de autores varones, casi nunca de mujeres; después, con los años, aparecieron algunos nombres de autoras. Recién, a finales del siglo veinte se ha comenzado a estudiar a las autoras bolivianas, y pocas de ellas cochabambinas, y si de literatura de mujeres se trata, la mayoría del material bibliográfico se circunscribía y aún continúa esta práctica a escritoras bolivianas con residencia en la sede de gobierno, aunque debemos reconocer que últimamente han emergido con fuerza las autoras cruceñas y algunas escritoras de otros departamentos Oruro, Chuquisaca, Beni, Potosí, Tarija y Cochabamba.
Si recurrimos a la cronología de autoras bolivianas nos encontramos con las pioneras: Josefa Mujía (Sucre, 1812, poesía); Mercedes Belzu Gorriti de Dorado (La Paz, 1835, poesía); Lindaura Anzoátegui (Tarija, 1846, novela); Hercilia Fernández de Mujía (Potosí, 1860, poesía); Adela Zamudio (Cochabamba, 1854, poesía y narrativa); Sara Ugarte (Cochabamba, 1866, poesía). Virginia Estenssoro (La Paz, 1902, novela) e Hilda Mundy (Oruro, 1912, poesía), entre otras. El libro “Bolivianas ilustres; heroínas, escritoras, artistas; estudios biográficos y críticos”, de José Macedonio Urquidi (1918), texto colgado en internet por Librerías de Conecticut, nombra a las autoras de aquella época con sus particularidades: “María Josefa Mujía (1812), la afamada y triste «poetisa ciega»; Lindaura Anzoátegui de Campero (1846), literata eximia, la novelista mejor acaso de la República, cantora de sus tradiciones de gloria; Mercedes Belzu Gorriti de Dorado (hija de Manuela Gorriti), sentimental poetisa de gusto clásico; Hercilia Fernández de Mujía, de suave y elegante lirismo e inspirada artista musical; y, sobre todo, Adela Zamudio (1854) maestra y poetisa cochabambina”.
El referido estudio de 1918, omite en este párrafo entre otras a una ilustre autora cochabambina, Sara Ugarte de Salamanca, poetisa y esposa del presidente de Bolivia, Daniel Salamanca; pero también evita emitir un calificativo para la grande Adela Zamudio, llamándola simplemente maestra y poetisa cochabambina, en desigualdad de juicio frente a las otras autoras que menciona. Deber es como Escritoras Cochabambinas, destacar que Bolivia se sitúa como un país con representatividad de pensamiento y empoderamiento en la lucha por los derechos de la población femenina de Latinoamérica con la bandera de Adela Zamudio Rivero, quien, como dice Gaby Vallejo, “fue una subversiva, una revolucionaria para su época”, al reivindicar derechos de igualdad de género, así como “una vanguardista en literatura”.
Recalco que durante finales del siglo XX y en lo que va del siglo XXI, en los estudios o antologías de literatura boliviana escrita por mujeres, por lo general se considera a las autoras del altiplano o del llano quedando la literatura de los valles sutilmente desplazada. En dichos estudios aparecen nombres de autoras con trayectoria o de autoras emergentes, pero un libro que aglutine la producción literaria con amplia gama de generaciones, temáticas y estilos en poesía como en narrativa de esta zona geográfica de Bolivia no es común de encontrar. Con dicha motivación ha nacido el proyecto que lo he compartido con la creativa Cecilia Romero que diseñó la portada, el escritor y amigo Homero Carvalho y con mi maestra Gaby Vallejo, a quien la tuve de profesora de Lenguaje en el ciclo intermedio, precisamente en el Liceo de señoritas Sara Ugarte de Salamanca; años más tarde en la Normal Católica y en la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba, como docente de Literatura universal, así como colega escritora en el Pen Bolivia o compartiendo columnas en el Diario Opinión; Gaby ha sabido guiar y comprender la rebeldía que me caracteriza, pero al mismo tiempo – palabras suyas´- mis ansias de “libertad y de poesía”, y con la coordinación intelectual de Homero, quien desde su experiencia ha encaminado magnánimo este libro que ahora está en nuestras manos.
El equipo de compiladores ha logrado que el Grupo Editorial Kipus, en la persona del altruista empresario don Pedro Camacho publique este documento que aparte de ser una obra literaria constituye un testimonio histórico del transcurrir por tierra cochabambina. Por supuesto que las actoras principales son las talentosas poetas, cuentistas y novelistas que manifiestan en cada página su filosofía de vida hecha arte. Hemos tratado de hacer una compilación y selección de los textos lo menos arbitraria, pero diversos factores nos han impedido llegar a más protagonistas.
En este nuevo milenio y en búsqueda de equidad y visibilización de la propuesta de mujer que ha nacido o se ha desarrollado en esta tierra de envidiable clima y de gastronomía insuperada, como es la famosa gastronomía cochabambina. Casual o causalmente, a cien años de aquella publicación de Urquidi (1918- 2018) estamos presentes las Escritoras Cochabambinas, poetas y narradoras; no nos define un nombre o un estilo, tampoco un título; pero compartimos la esencia de la tierra y la deconstrucción de una clara conciencia de identidad. Puesto que estamos, seamos entonces lo que somos.
Fuente: Ecdótica