En dos ocasiones el autor Eduardo Scott Moreno fue galardonado con el premio nacional de novela, primero en 2005 por La doncella del Barón Cementerio y luego por He de morir de cosas así, en 2010. Estas obras lo han consolidado como uno de los narradores contemporáneos más importantes de nuestro país.
Aunque en su narrativa ya aflora su extraordinaria erudición, la publicación de su ensayo: Apuntes agnósticos. Fe, dogma y razón (Editorial Kipus, 2014 y segunda edición de 2020, revisada y ampliada) nos revela su ilustración, su afición a la investigación histórica y es una provocativa reflexión intelectual; todo ello envuelto en una prosa precisa y rigurosamente documentada.
Cuatro años le tomó elaborar este ensayo; uno dedicado exclusivamente a la revisión de las fuentes documentales históricas y científicas que son más de un centenar. Sin embargo, el libro es muy ameno. Su lectura se torna fluida al haber evitado los pies de página; en vez de ellos, al lado de la cita, coloca la obra y el autor. Todas las citas son literales y la bibliografía —imponente— se encuentra al final del libro. Medio millar de páginas, que además resultan divertidas por la maestría con la que el escritor maneja la ironía.
— Háblanos de Apuntes agnósticos y del análisis comparativo que has hecho de las mitologías.
Apuntes agnósticos se inicia en un análisis del Génesis, que desde un principio nos muestra una importante contradicción: la existencia de dos mitos creacionales, uno monoteísta y el otro politeísta, pertenecientes a dos escuelas hebreas tempranas pero contrapuestas: el mito prevaleciente entre la tribu de Efraín, y el del Sur de la tribu de Judá, ambos hijos del patriarca Jacob. Sin embargo, cuando se leen las diversas mitologías y cosmogonías de los pueblos egipcio y mesopotámico, se encuentra una constante que es la creación de la nada, la oscuridad, las aguas, el ordenamiento del mundo. La contradicción se explica por las diferencias teológicas que existieron entre las tribus hebreas antes de que éstas se unificasen bajo un mando político único que se produce con el rey David. Recuerdo una interesante obra de Freud que trata del tema, Moisés y la religión monoteísta, que parte de la hipótesis de que Moisés era un egipcio disidente, influido por la enseñanza del faraón monoteísta Akenatón; de ésta y de otras lecturas, algunas muy antiguas, como el Gilgamesh de los sumerios, se observa la comunidad de ideas mitológicas que existen, la forma en la que se contaminan y enriquecen y cómo, también, batallan entre sí y se aniquilan. El mundo mesopotámico fue extraordinariamente rico en la generación de mitos creacionales la sumeria, la egipcia, la griega y la babilónica, entre otras.
— ¿Qué es lo novedoso en la obra?
Me parece necesario hacer una alerta al lector, la obra no trata de si existe o no existe Dios. Existen multitud de personas que consideran que se puede probar su existencia (o su inexistencia), pero eso ésa es una cuestión metafísica incomprobable en uno y otro caso. La obra no trata de eso, sino de la forma en que fueron pensados y escritos los cinco primeros libros de la Biblia, llamados Torá para los judíos y Pentateuco para los cristianos. Considero que es un aporte a la investigación del cómo las alegorías bíblicas se han establecido en la institucionalidad religiosa, y cómo, a través de la Biblia se ha regulado la ética y las leyes positivas de Occidente, y en cuya construcción la influencia de las religiones monoteístas es absolutamente vital. Expongo que ellas han desarrollado normas éticas válidas y vigentes que han contribuido de manera positiva en el establecimiento de diversas sociedades; pero, también han producido guerras, destrucción y muerte. Esto es debido a que la fe, convertida en dogma, se convierte en un arma de intolerancia y, por lo tanto, de violencia, pues intenta incorporar sus creencias de manera forzosa en otros pueblos. Mire usted como, hasta ahora, se piensa que la educación religiosa se debe imponer a los niños que no tienen ningún otro punto de referencia. Cuando lo que debe hacerse es enseñarles a pensar de manera crítica y objetiva, a ejercitar la razón, a tratar de entender la naturaleza. Si luego de eso la persona decide creer, lo habrá hecho como producto de una elección personal y libre, y no de un adoctrinamiento conocido como “catequización que se da tanto en los países cristianos como islámicos”.
— Me parece que fue Chomsky quien dijo que sólo comprendiendo la historia se puede comprender el presente y tratar de forjar un mejor futuro.
Es cierto. Sólo el entendimiento de los fenómenos sociales pasados por medio de la información histórica y la comparación pueden darnos esa comprensión, y la capacidad de actuar activamente en el proceso de mejorar las cosas. En este sentido, la obra relata como la cosmogonía hebrea llamada Biblia fue traducida al griego en el año 200 a. C., y muy luego al latín introduciéndose en el Imperio Romano; finalmente, fue traducida del latín al alemán por Lutero, y ya nada pudo detener su universalización. Es también un viaje a través de las mitologías, principalmente las mediterráneas; como dije: la sumeria, la egipcia, la griega, y también las mitologías semitas; y también es una invitación a pensar, y a disfrutar de la lectura y de la investigación de una manera lúdica. El libro es para cualquier lector curioso que quiera conocer algo más de cómo se formaron las tres grandes religiones, judía, musulmana y cristiana; las influencias que recibieron de mitos más antiguos. También se determina cómo la mitología e historia griegas es influenciada por la mitología hindú, inmensa en su variedad, y que acaba con la (re)invención de la Santa Trinidad por influencia platónica por parte de Tertuliano. Además, se muestra una cantidad de anécdotas interesantes, coincidencias, guerras y conquistas que no son de conocimiento general porque existe una historia encubierta por intereses religiosos, políticos y económicos.
— ¿Podríamos definir el ensayo como antirreligioso?
Absolutamente, no. Reconozco el carácter moderador y de solidaridad que las religiones han desempeñado en el mundo, incluso por la regulación ética. Pero también hay que reconocer las atrocidades que los monoteísmos han cometido. La historia de la humanidad ha estado plagada de guerras y muerte: y las religiones de un solo Dios han desempeñado una parte considerable de ellas en su afán de conquista de las mentes y de los territorios.
— ¿Cómo puede contribuir el libro al desarrollo de un clima donde impera la razón por encima del dogma?
El hombre ha imaginado desde siempre las mitologías y las religiones como forma de validar e interpretar al mundo, y también de legalizarlo cuando se articula en una normativa punitiva que regula el pensamiento, en algunos casos actuando como una verdadera “Policía del Pensamiento” tal como imaginó George Orwell, eso es el dogma. Sustituye a la realidad cuando adopta como verdades reveladas hechos que ofenden al sentido común y a la decencia humana. En cambio, el pensamiento racional ha creado la ley producto del pensamiento y de la búsqueda de la justicia; ha creado la ciencia producto de la curiosidad empírica y del análisis de los fenómenos naturales; ha creado la investigación intelectual y la filosofía; la ley, la tolerancia y el respeto por el otro. Todo eso como producto del uso de la razón, y no de la fe y menos aún del dogma. Mire cómo, con tanta información científica que existe, en medio de la pandemia actual, hay grupos fanáticos e ignorantes que promueven la oposición a la vacuna contra el Covid-19, con argumentos fantásticamente estúpidos, y hay gente que cree en eso por la simple pereza de no razonar un poco, por no observar la realidad, por no leer de manera crítica, pues la lectura es una forma de investigación. No hace tanto, varias enfermeras fueron asesinadas en Afganistán por vacunar a niños contra la Poliomielitis dentro de un programa nacional de ese país, porque, según los Talibanes, eso va contra el Corán. O los doce asesinatos en la revista Charlie Ebdo de Francia por una caricatura de Mahoma; o recordemos las Nueve Cruzadas para recuperar El Santo Sepulcro, una barbarie que marcó nefastamente las relaciones entre Occidente y el Medio Oriente desde el año mil cien. Repito, la obra es un viaje a lo largo de las mitologías, de cómo éstas se han nutrido entre sí, cómo los dioses han cambiado de nombre según las circunstancias, cómo representan al mundo. Y cómo se ha devenido en los tres monoteísmos: el hebreo, el cristiano y el islámico.
Fuente: Lecturas