Defensa de Ricardo Bajo
Por: Sergio Cáceres
En su edición del viernes 19 de diciembre pasado, el periódico La Prensa ataca al periodista Ricardo Bajo, en una nota titulada “Otro cañito de Bajito”. Digo “el periódico”, así de manera orgánica, porque tratándose de una nota sin firma, se entiende que es la posición de todos los periodistas que trabajan en ese medio (si no es así, que se pronuncien los disidentes).
La nota en cuestión es una reacción al artículo “De morales mediáticas y amanuenses varios”, escrita por Ricardo Bajo y difundida por Erbol y Rebelión. En dicho artículo Ricardo critica, entre otras cosas una práctica del periodismo, la confusión entre objetividad y ataque permanente al gobierno (y a la izquierda), le venga o no le venga el caso. Bajo menciona en particular un titular de tapa de La Prensa, en el cual se acusa al presidente Evo Morales de contrabandista; cosa que no se ha comprobado y que para Ricardo no es más que una nueva acusación sin fundamento.
El texto de La Prensa no es una respuesta sino un ataque. No es un texto argumentativo, es una colección de clichés, de insultos y burlas. No merecería el menor comentario, salvo que difunde propósitos que necesitan un debate más amplio acerca de racismo, persecución intelectual, fascismo y otros malestares de la cultura.
“La izquierda de Sopocachi, aquella que se lustra los zapatitos cada mañana, que viste poleras a rayas de marca y lentes con marcos de plástico grueso; aquella que se incomoda con el sudor de los cholos, que nunca sube a un minibús y anda en radio taxi; aquella que posa con pasiones futbolísticas a tono con las modas literarias de Buenos Aires; que tiene ese hálito de Sartre mezclita con Foucault (sic)…”; así comienza la réplica de La Prensa.
Basta conocer un poco a Ricardo Bajo para darse cuenta que no encaja en esa descripción. Pero convengamos que, aunque Ricardo prefiera el taxi al minibus, eso en nada cambia la pertinencia o no de sus afirmaciones. En lugar de adjetivar a Ricardo, La Prensa debió haber ocupado su tiempo a explicar si mintió o no al acusar a Evo de contrabandista. Lejos de hacer eso, La Prensa aprovecha la ocasión para acusar (sin ninguna prueba) a Evo Morales de caudillo fascista.
Pero lo que llama la atención y resulta preocupante es que La Prensa devela un alto grado de racismo y desprecio por el pueblo, puesto que en su ataque a Ricardo lo que hace es asimilar pueblo a mal olor e ignorancia. Según el libelo de La Prensa, Ricardo es enemigo del pueblo porque lee. Siguiendo el razonamiento se puedeconcluir que para La Prensa el pueblo está bien si no lee (sobre todo si no lee ni a Sartre ni a Foucault).
El desprecio a “lo intelectual”, a la cultura, a la gente que lée, a las ideas “extranjerizantes”, ha sido una de las características del nazismo. Se conoce la anécdota de Goebels, quien cada vez que escuchaba la palabra cultura llevaba la mano a la cartuchera. Resulta por ello paradójico (cuando no imbécil) tratar de fascista a un presidente que se empeña en que la gente aprenda a leer. Fascistas son los que se oponen a que el pueblo sepa. Fascistas son los que manipulan para inventar enemistad entre pueblo e intelectuales. Fascistas son los que se empeñan en que el pueblo no lea. Fascistas son los que imponen la idea de que el pueblo no puede ser intelectual. Fascistas son los que promueven el racismo y la xenofobia.
Llama la atención también que en el ataque se acuse a Ricardo de ser una de las “monjitas de la izquierda masista”. Mucho cuidado con eso. En ese valiente testimonio que nos dejó César Brie, “Humillados y ofendidos”, vemos cómo el 24 de mayo en Sucre, un grupo de furiosos vándalos atacan salvajemente a campesinos acusándolo de ser masistas. Otro video, “Los guerreros del arcoiris” nos permite ver cómo un ciudadano es brutalmente golpeado por portar una camiseta azul, color distintivo del MAS. ¿Cuál es la intención del texto de La Prensa? ¿Es un nuevo llamado a la persecución y linchamiento de izquierdistas y masistas? ¿Está alineado ideológicamente del mismo bando que los agresores del 24 de mayo?
En el texto hablan también de una supuesta fascinación mesiánica que siente hacia Evo Morales esa “izquierda de Sopocachi” a la cual pertenecería Ricardo. Hasta ahora en ningún texto de Ricardo he encontrado la menor alusión hacia la figura de Evo Morales, ni a su condición de indígena. Por ejemplo, en una reciente nota, Bajo aclara algunas ideas preconcebidas y difundidas por los medios de prensa respecto a la alfabetización. Allí Ricardo habla del programa de alfabetización, sin hacer ninguna mención especial o alabanza hacia el presidente de la República.
En cambio, hace algunos años, en PAT (medio asociado a La Prensa), hemos escuchado a Mario Espinoza hablar de la apariencia de patriarca bíblico de Carlos Mesa cuando éste estaba en función de gobierno. No se le criticó por mesianismo a Espinoza. No se habló de los vínculos existentes entre ellos. Mesa y Espinoza fueron socios (con distinta jerarquía) en PAT. Unos años antes de ese episodio, La Prensa dedicó una nota, con llamado en tapa, al nacimiento del hijo del entonces vicepresidente Jorge “Tuto” Quiroga; ¿era un hecho noticioso? ¿es parte de las funciones del vicepresidente la perpetuación de la especie? En esa época era jefe de redacción de La Prensa Rafael Loayza, quien tiempo después devino candidato a diputado por Podemos, de Tuto Quiroga.
El ataque de La Prensa contra Ricardo Bajo es parte de una estrategia para confundir los términos y hacer ver al gobierno de Evo Morales, de los sindicatos y movimientos sociales que lo apoyan, de sus simpatizantes, como algo parecido a un régimen totalitario, con intelectuales orgánicos y sumisos. Todo aquel que muestra un mínimo de simpatía, o un mínimo de objetividad frente a hechos loables como la alfabetización, es neutralizado (a veces físicamente, como mencioné líneas arriba) bajo el rótulo de masista.
No es aventurado decir que para medios de comunicación como la prensa, ser “gonista”, “mesista”, “tutista” o “podemista” es algo normal y aceptable, ser “masista” o “evista” es un crimen. Peor aún, manifestar una sensibilidad social es ser masista y evista, entonces criminal. ¿Cuál sería el problema con ser masista o evista? ¿Es la condición indígena de Morales y su movimiento lo que molesta? Vuelvo a preguntar entonces: ¿La Prensa está comprometida ideológicamente con la difusión de ideas racistas?
Otro problema se desprende de todo este asunto. Esta polarización, mesiánica, que proponen los medios de comunicación, anula también la posibilidad de una crítica real, objetiva, a la gestión pública del gobierno (cualquier gobierno), tarea importante y urgente en todo momento.
Pero no seamos catastrofistas, la gente no es tonta y sabe discernir muy bien si el gobierno (cualquier gobierno) anda en lo correcto, si gobierna para la gente o para sus intereses. La gente sabe también que no son los perodistas como Ricardo Bajo los que le hacen ascos a la gente y los minibuses, sino los dueños, los directores, los gerentes de los medios de comunicación como La Prensa. Es a cuenta de ellos que le pasan la factura a Ricardo Bajo. Ladran, Ricardo, señal de que los patrones te han echado sus perros guardianes.
P.D. Hay en el textículo de La Prensa una incogruencia de campeonato que vale la pena anotar, para reir un rato. “La izquierda de Sopocachi, aquella (…) que se subió al carro del movimiento cocalero tras su estrepitoso fracaso en la gestión pública”. ¿Qué le habrán querido decir? Normalmente se acusa de oportunista a alguien que se sube al carro de un movimiento exitoso, no hay oportunismo en sumarse a un movimiento que viene de fracasar… Sean serios y afinen mejor la puntería.
P.D.2 Lo de “perros guardianes” no es un insulto gratuito, es una alusión a dos libros : “Los perros guardianes” de Paul Nizan (amigo de Sartre) y “Los nuevos perros guardianes” de Serge Halimi (amigo del Frank Poupeau), en los cuales se analiza el servilismo intelectual y periodístico frente a los grupos de poder económicos y políticos.
Fuente: Ecdótica a través de Ramón Rocha Monroy