Por Adriana Bertorelli
Un rompecabezas sorprendente, fresco y verde, muy verde.
Ya desde los primeros párrafos de Acequia, de Amaury Colmenares (Ciudad de México, 1986), se vislumbra el desparpajo, el humor y una vegetación tropical desbordada, casi tumoral, que acompaña y oxigena durante toda la novela: «Hay personas que son un jardín. Un jardín para guardar secretos, en el que se puede perder el tiempo sin culpa admirando las flores. Yo crecí en una ciudad atascada de jardines. Cada casa mísera y cada oficina de gobierno, cada hospital e incluso cada cárcel, tenían un jardín». Para continuar en el siguiente párrafo:
«Jardines que en el clima tropical crecían solos, incluso contra la voluntad de sus dueños; (…) ¿Qué esperaban de mí si crecí en un lugar así, reventado de flores?».
Mientras buena parte de la literatura actual parece preferir temas más sórdidos o solemnes, Acequia descubre un paseo lúdico, emocionante y gozoso por Cuernavaca, convertida en una suerte de jardín secreto donde las flores del humor brotan espontáneas y vibrantes en pequeñas historias fragmentadas que hacia el final logran confluir y entrelazarse. Colmenares, con maestría y paciencia de jardinero, en un proceso de escritura etnográfica que le tomó más de 10 años juntando notas esbozadas en cuadernos y hasta mensajes de texto, cultiva un estilo narrativo propio tan desenfadado que contrasta con el temperamento feroz de algunos escritores de su generación.
Una editorial embustera, llamada Helecho, que solo publica a autores con nombres similares a escritores famosos como J.L.P. Borges, Juan Rulfo Hernández o Armando Pérez Reverte. El despacho jurídico Ahorcado & Paniagua, que solo defiende a inocentes, un balneario imposible de encontrar, el comediante retirado Altaflores, excluido de la esfera pública por una foto con el Papa, un guía turístico que miente y reinventa la historia de Cuernavaca para sus clientes… Colmenares nos sumerge en un caleidoscopio de historias cotidianas, hilvanadas como un tapiz urbano donde cada esquina esconde una anécdota, un chisme o una leyenda. Guiños mordaces, referencias alocadas, desconcierto y sabrosura literaria de la más exigente, convertida en la biografía extravagante de la ciudad y de sus gentes con reflexiones preciosas sobre la escritura y el humor.
Amaury Colmenares:
«La primera literatura, el primer uso impráctico de la palabra, fue el humor. Explicarles a los demás dónde golpear a un mamut para derribarlo estaba muy bien. Pero cuando uno logró narrar cómo su compañero de cacería se había enredado entre los pelos del mastodonte para terminar a un kilómetro del coto de caza, todo cubierto de caca mastodóntica, bueno, eso les dio el equivalente místico del fuego: la risa».
Acequia ganó el I Premio de Narrativa Las Yubartas —la yubarta es la ballena jorobada, especie que recorre distancias de más de 25 mil kilómetros al año, como el largo y lento trayecto que también recorren los libros—, convocado por la Feria del Libro de la Ciudad de Nueva York y 10 editoriales hispanoamericanas independientes, por lo que tendrá distribución en todos estos países. Los sellos Antílope (México), Chatos Inhumanos (EE. UU.), Laguna Libros (Colombia), Sigilo (Argentina), HUM (Uruguay), Hueders (Chile), Pesopluma (Perú), Dum Dum (Bolivia) y Severo (Ecuador), junto a Las Afueras, en España, suman esfuerzos editoriales locales y proyectan entre todas al libro ganador. Una idea bella y ambiciosa de trabajo en equipo como desafío a los grandes monopolios de la industria del libro.
Fuente: lamarea.com