El silencio de la máquina de escribir 2012 (Parte 3)
Por: Mauricio Rodriguez Medrano
Boquerón 1932
—Usted es un hijo de puta, soldado.
—Depende de la madre que me quiera asignar, capitán. Soy huérfano.
—Igual que el puto de tu hermano.
—Depende del hermano que me quiera asignar, capitán. Soy evangélico.
—En el destacamento 9 todos somos ateos.
—Yo soy Quispe, capitán. Por el registro civil, sabe.
—Mierda, duele.
—Agarre la venda con fuerza. Así dejará de sangrar.
—En este infierno nada sangra. Tengo sed.
—¿Vuelvo a orinar en su boca?
—La última vez fueron apenas tres gotas.
—Si quiere le escupo de nuevo pero sólo tengo tierra.
—¿Terminaste de escribir la nota?
—Sí y no, capitán.
—Mierda, duele.
—Deje de temblar. Ya llegará la camioneta.
—¿Terminaste la nota?
—Deje de hablar, capitán, así respirará con menos fuerza.
—¿Terminaste?
—Quise empezar, se lo prometo.
—Mierda.
—Tengo que decirle algo, capitán. No sé escribir.
Villa nuevo Potosí (I)
Cae la niebla, Luján, lo cubre todo. Algún charco que no refleja nada. «Olor a tierra, olor de arroz graneado», piensas. «Hace días que no sale el sol, hace días que no hay esperanza». Caminas por el pasillo, a oscuras.
Oyes el rumor de las maderas.
«Olor a perro muerto», piensas. Toda la ciudad huele así, y la tarde está triste. Tropiezas, Luján. Es el triciclo de cuando eras niño, rojo, azul, ahora todo negro. «Mierda».
¿Qué diría Virginia?
Nada.
Ya no está.
Subes a tientas por las gradas, como siempre caminaste, abres la puerta. Las bisagras crujen. Te duele la pierna. «Estoy viejo», piensas. «Demasiados años». Pocos vellos en la cabeza, ásperos como el rostro, un ojo de vidrio, sudor.
Buscas en la penumbra.
¿Una fotografía? ¿Virginia?
No.
La máquina de escribir que utilizabas cuando decidiste trabajar en Presencia.
Remington Standard 10. Le falta una tecla.
«Sin punto no hay final».
Agarras la máquina de escribir. La estrellas contra la pared.
«Ahora todo concluirá».
Breve concepto de la libreta en la actualidad
Obsoleta.
La prensa (sala de redacción)
diez cubículos. los teléfonos están ocupados. se oyen murmullos. preguntas. entrevistas a través del teléfono. no hay máquinas de escribir. no se oye el tecleo de las computadoras. ingresa la secretaria a la oficina de la Jefe de prensa. una mujer pequeña. jeans ajustados. blusa negra. olor a acetona.
—los sueldos se retrasarán un mes más.
Villa nuevo Potosí (II)
Estás llorando, Luján.
No lo hacías desde Virginia.
Sí.
«Utilicé muchas palabras», piensas, «ninguna sirvió».
La niebla no se disipa, Luján. Persiste. «Las palabras no». Afuera una pareja discute. Oyes un grito pero no te importa. Oyes un golpe seco.
«Treinta años en el periódico».
No volverás ni mañana ni nunca, Luján. Sabes que llegó la hora de callar.
¿Ahora?
Sí.
Es tiempo. ¿Qué es el tiempo? No lo sabes. Sólo tienes conciencia del dolor de tu pierna. Buscas por última vez la mesa donde estaba la máquina de escribir. Intentas levantarte.
Ya sabes lo que tienes que hacer.
Fuente: Ecdotica