Por Brenda Molina
Alison Spedding (Belper, Inglaterra, 1962) tiene una imaginación que va más allá de la historia, de la geopolítica e incluso de la religión; y su novela en puertas ‘El secretario de su delirio’ no es la excepción, pues la obra promete hacer ‘navegar’ al lector en una ‘América Musulmana’, para ser más precisos, en la República Islámica Libre de Collastán.
Quien firma esta entrevista pensó que era una exageración creer que es difícil seguir el ritmo a la “chola gringa”, como era llamada. Sin embargo, así resultó, no solo por su acento inglés que persiste pese a residir en Bolivia desde 1986, sino también porque cada respuesta está repleta de risas en torno a sus anécdotas, recuerdos e ideas, además de un sinnúmero de referencias literarias, datos históricos y, al final, más humor. Características que, tras 10 años, permitirán leer el libro.
– Háblenos sobre el género y el escenario en el cual se desarrolla ‘El secretario de su delirio’.
Globalmente, está dentro de la ciencia ficción, pero más bien en el subgénero de universos paralelos o historia alternativa, que incluso es favorita de muchos historiadores que lo llaman ‘historia contrafactual’.
Podemos decir que si no se hubiera completado la reconquista, en vez de los reyes católicos, si fueran los moros del ala andaluz con su capital en Granada que hubieran contratado a Cristóbal Colón, entonces, las cosas habrían sido diferentes. Entonces, al sur del Río Bravo tenemos una América Musulmana. El libro en sí está ubicado en la República Islámica Libre de Collastán. Donde resulta que Bartolina Sisa había sido descendiente del Profeta Maoma, la “Sayyida Bartolina”, como le dicen.
– Coméntenos sobre el conflicto que enfrenta el personaje central.
La protagonista se llama Aisha, una profesora que al inicio tiene una visión, aunque realmente no sabe si es una experiencia. Antes de ir al psiquiatra, prefiere ir a Cochabamba a consultar una tía suya que es miembro de un grupo sufí -el sufismo es la rama más mística del Islam-. En Collastán, en general, son semitas, que es la rama mayoritaria, pero dentro de los semitas hay corrientes sufís que se dedican a trances, visiones, y los musulmanes más ortodoxos tienden a verlos como herejes; pero ella piensa que su tía podría entender eso.
De ahí resulta este grupo de mujeres sufíes en Cochabamba que han guardado lo que llaman “las tradiciones de las mujeres”, donde ella se entera por primera vez sobre la “Sayyida Bartolina”. En el grupo conoce a otra Aisha, que resulta ser la ideóloga ante este grupo de mujeres que básicamente son feministas islámicas y se dedican a interpretar el Corán a su manera.
En un momento, empiezan a aparecer ciertos reportajes de cadáveres de hombres encontrados estrangulados y botados en lugares alejados y un papel con un sello que dice “las que arrastran”, que es cita de un versículo del Corán, el título de cada capítulo es de un versículo del Corán.
– ¿Hay influencia de otras obras o autores en la novela?
Hay otros tres capítulos que incluyen historias relacionadas con literatura popular. Algunos deben conocer “El buscón” de Francisco de Quevedo. Esta es como la segunda parte, aunque Pablos va a Potosí, un Potosí musulmán. El segundo de estos capítulos interpuestos, es un clásico de novelas detectivescas de Raymond Chandler y su detective más conocido es Philip Marlowe, en Los Ángeles, es una especie de cuento largo. El tercero consiste en tres capítulos de Caso Cerrado, con la doctora Mariane Polo, y como los latinos evidentemente en el otro mundo son musulmanes, es una doctora Polo que usa Hiyab.
– ¿Cuál fue la mayor dificultad al escribir esta novela?
Tardé mucho tiempo en armarla por todo ese trasfondo de historia alternativa, por empaparme de historias islámicas y así.
La edición de este libro ha sido sumamente complicada, como en “De cuando en cuando Saturnina”, hay palabras de múltiples idiomas y más que todo en eso, los términos islámicos y árabes. La mayoría de los correctores e imprentas no conocen y ha sido necesario dar una corrección muy cuidadosa.
– Ya estamos en el tiempo que se relata “De cuando en cuando Saturnina”. Algunos están ansiosos por “el tiempo de la liberación”.
Es cierto, en 22 tenía que empezar la liberación, pero todavía falta para 2025. A veces se da el caso de pensar que será así, porque les recuerdo que hay una parte que empieza cuando el gobierno decide poner fin a los problemas que hay en el Chapare y lo declaran “Reserva Ecológica” y todos tienen que desalojar en el curso de una semana. Aunque no quiero resultar profética, por favor.
– ¿Habrá más ediciones de “De cuando en cuando Saturnina”?, ¿habría imaginado un paisaje andino con cholets?
Sería interesante, si fuera una novela sobre arquitectura, pero resultó más política. La tercera edición está disponible, y estoy trabajando con la editorial de la Biblioteca del Bicentenario. Resultaría la cuarta edición.
Hay otros proyectos también como las reediciones de “El viento de la cordillera”, “Manuel y Fortunato”, así como la búsqueda de material relacionado con “Filthy Sex”.
– ¿De qué forma te alimentas de la realidad para escribir tus historias?
De anécdotas y cosas sueltas. En “Catre de fierro”, por ejemplo, hay muchas anécdotas sueltas y es una novela realista.
– ¿Cómo recuerdas tu época con el punk y el goth?
¿Estás hablando de “Miedo y asco en Cambridge”?
– Por supuesto.
¿Quién no quisiera volver a su juventud en algún momento? Con pelo teñido, primero con peróxido, después azul. De nuevo se ha puesto de moda. Me río cuando veo jóvenes en la calle con el pelo azul, igual que yo tenía y es un viaje en el tiempo.
– ¿Cuál es su canción favorita de The Clash?
“(White Man) In Hammersmith Palais”, luego “Police and Thieves” y “Train in Vain”.
Esta entrevista fue realizada gracias al curioso ojo lector de Luis Rodríguez, acerca de “un libro nunca antes visto”, como adelanta Spedding.
Fuente: Opinión