El realismo mágico resucitó lírico en Bolivia
Por: Nicolás G. Recoaro
La fiesta del Gran Poder es la celebración popular y religiosa más importante de la ciudad de La Paz. Por un día, miles de bailarines toman por asalto las empinadas calles de la Sede de Gobierno boliviana que se vuelve la capital aymara del mundo.
Fraternidades de morenos, diablos, tinkus y sicuris, recorren varios kilómetros vistiendo fastuosos atavíos; bailan para adorar al Señor del Gran Poder, único Cristo de tres rostros.
Pero los menos creyentes viven la profunda libertad que nace de la fiesta. “Es como si todo fuera a cambiar de una manera radical, como si el mundo esperara la llegada de una instancia nueva, tan importante como el día o como la noche”, confiesa el detective César Amato, “especializado en casos sin resolver”, en las primeras páginas de Cuando Sara Chura despierte, ópera prima del escritor boliviano Juan Pablo Piñeiro.
Paceños y paceñas cambian de piel una y otra vez en esta fiesta: nada es lo que parece. El detective Amato ha sido conchabado para dar con el paradero del “cadáver que respira”.
La tejedora Sara Chura necesita encontrar con urgencia a esta criatura misteriosa, muerta y viva a la vez, para poder despertar de su letargo. Una galería de barrocos personajes y “buscas” acompañan a Amato en su pesquisa. Hay un inventor, don Falsoafán, y su asistente Puntocom, hay un loco candidato a Presidente, hay una ciega que puede ver; no falta, siquiera, un “Hamlet andino” y un “Bartleby paceño”, cuya vida se conforma de retazos literarios.
Junto a los narradores Wilmer Urrelo y Maximiliano Barrientos, ambos invitados a la edición 2014 del Filba, Piñeiro es otra de las voces más destacadas de la literatura contemporánea de Bolivia.
Luego del éxito que cosechó con Cuando Sara Chura… (desde 2003 tuvo cinco ediciones bolivianas y una en Francia), el autor publicó la novela Illimani púrpura y el libro de cuentos Serenata cósmica.
¿Quién es Sara Chura y qué ocurrirá cuando despierte? Lo que parecía una novela policial destinada a develar misterios metafísicos, se transforma en un texto inclasificable. Una novela que nos habla de la identidad andina y el imaginario social paceño. De una belleza intensa en un uso poético del lenguaje que sin embargo no excluye ni el humor ni el buen humor, la novela de Piñeiro, como un tejido inmemorial, va siendo bordada por los hilos de la mitología oral de los Andes cruzados con la modernidad urbana alla boliviana.
En el lírico tercer capítulo, “El bolero triunfal de Sara”, Piñeiro escribe: “Los vivos y los muertos se mirarán a los ojos hasta confundirse y sin decir nada tomarán un trago, comerán un platito y acullicarán coca juntos. Entonces la ciudad será un altar gigante, un océano de hogueras, como las de arriba, donde brillará la plegaria del universo el día en que Sara Chura despierte”.
Fuente: Letra Siete