Por Marcelo Paz Soldán
Mis primeras referencias al editar El póker de los coroneles. El fin del somozato [Nuevo Milenio, 2023] de Francisco J Mayorga (León, Nicaragua, 1949), fueron, indudablemente, dos novelas de Mario Vargas Llosa: La fiesta del Chivo (Madrid: Alfaguara, 2000), que narra, entre otras cosas, la caída del general Rafael Leónidas Trujillo Molina, y Tiempos recios que trata el desplome en Guatemala de Jacobo Arbenz, ambos dictadores centroamericanos, en el que intervino la CIA norteamericana, como el caso de Somoza en Nicaragua.
Las novelas de Vargas Llosa me hicieron pensar en el tema de la “verdad novelesca”, presente en toda novela histórica y analizado por críticos como Robin Lefere de la Universidad Libre de Bruselas. Ese mismo tema nos plantea también Francisco Mayorga con El póker de los coroneles, ya que se pone en una posición de autor que conoce los acontecimientos tal cual pudieron haber sucedido; el libro nos ubica como lectores en una posición expectante, ya que queremos indagar en cómo efectivamente sucedieron los hechos en Nicaragua.
La posible “verdad” de la mentira “novelesca” aparece en toda obra narrativa, pero en la novela histórica eso mucho más notorio. Como lo mencionó Vargas Llosa sobre La fiesta del chivo, algo que podemos extrapolar en Mayorga, el autor “miente con conocimiento de causa”, a partir de una realidad que le es familiar. Entonces, es justo preguntarnos, ¿en qué consiste el aporte de El póker de los coroneles para conocer los hechos que condujeron a la caída del régimen de los Somoza en Nicaragua? Robin Lefere distingue la información de la interpretación, algo que me parece muy pertinente para esta discusión.
Podemos de entrada pensar que en el plano de la información, la novela de Mayorga se apoya en datos históricos que conocemos bien sobre la historia de Nicaragua; por ello no es recomendable leerla como un libro histórico, ya que de seguro habrá mejores libros para comprender la historia de Nicaragua de manera más precisa con fechas, imágenes y hasta con “figuritas”, como diría un crítico local. Sin embargo, desde la interpretación —valor representativo y significativo— y estético —valor novelesco— la novela nos lleva a preguntarnos como lectores si los hechos narrados son frutos de una exhaustiva investigación de fuentes primarias ya que uno de sus personajes, Rodolfo, también conocido como Fito, parece ser a la vez el mismo autor.
Si bien los libros históricos pueden abundar en detalles, como la precisión de las fechas en las que han sucedido lo narrado, llaman la atención las referencias que puede que no estén en los libros de historia pero que encontramos en las novelas, como en este caso el encuentro del general McCulloch en la suite del último piso del Hotel Panamá Hilton con el Comandante Cero, que era Edén Pastora, quien tomó el Palacio Nacional y dio inicio a la caída del régimen de los Somoza, y con el Comandante Ulrico, que era Daniel Ortega, ahora presidente de Nicaragua. Podemos suponer, entonces, que en el plano interpretativo —latu sensu— Mayorga hace uso de la libertad que le da narrar los hechos, sin necesidad de que sean necesariamente “ciertos”. En casos como estos, importa más que los hechos narrados estén en sincronía con la novela que su específica verdad histórica. Como lectores, ¿nos lo creemos?
Respecto a la caracterización de la interpretación conviene destacar la composición de una intriga densa —selección y combinación de personajes, sucesos y circunstancias significativas—, ya que condena el régimen de los Somoza y la intervención americana en el país caribeño, algo fundamental en la novela. No se trata de una historia neutral, objetiva, sino de una novela que interpreta los acontecimientos y les da una lectura concreta.
Es importante mencionar que se trata de una trilogía, pero que se puede leer las novelas de manera independiente una de otra: Cinco estrellas, Memorias de Somoza y El póker de los coroneles deben ser leídas como novelas de gran calado narrativo que, a la vez, nos ayudan, a través de sus “mentiras”, a comprender mejor la “verdad histórica” de la caída del régimen de los Somoza en Nicaragua.
Fuente: Ecdótica