04/18/2008 por Marcelo Paz Soldan
El arte de hablar de libros no leídos

El arte de hablar de libros no leídos

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El arte de hablar de libros no leídos
Por: Carlos Decker-Molina

¿Quién —en alguna charla sobre literatura— no percibió alguna vez una cara que delataba a alguien que aseguraba haber leído tal o cual cosa, sólo por no quedarse atrás, y aunque jamás había oído el nombre del autor antes?
Eramos tres y escribíamos un diario mural en nuestros años de estudiantes del secundario. Uno de ellos era el más leído, el otro escribía crónica deportiva que tenía su matriz en la famosa revista argentina Goles, además fue el primero en fumar, y yo. Éramos un trío —conservo una vieja fotografía que se libró de los allanamientos policiales a mi domicilio— al que no sólo nos gustaba escribir, sino que nos encantaba lucirnos hablando de libros que a veces no habíamos leído. Libros de los que habíamos escuchado hablar ora en nuestros intelectualizados hogares, ora en alguna tertulia de amigos y parientes mayores. Ninguno de los tres osaba decir: “Ese libro no lo he leído”, si sobre todo los otros dos opinaban sobre él. Debe ser una historia recurrente incluso hoy. Sin embargo, esta historia de colegiales se repite entre gente grande como se dice en Salta.
En mi andar por varios países, encontré un colega chileno que se divertía —con mi entera complicidad— hablando de autores y libros inexistentes. Sus víctimas eran dos colegas, uno cubano y el otro argentino. El primero con un delirio tropical que relataba sus hazañas militares en la defensa de Bahía Cochinos. Sacando cuentas, el cubano entonces habría tenido apenas unos ocho años. El otro, el porteño, sostenía haber leído todos los clásicos, Borges, Neruda y una lista larguísima en la que incluía a los escritores franceses, rusos y soviéticos.
Mi amigo chileno y yo no creíamos los delirios guerrilleros e intelectuales de nuestros colegas de redacción. Entonces el chileno ideó entablar conmigo una conversación sobre un autor absolutamente inexistente en presencia de ambos simpáticos delirantes.
El chileno, luego de una introducción y con comentarios de mi parte, preguntó al argentino si conocía a Liber Romanovski, nuestro “autor”. El porteño pensó un par de segundos y se preguntó en voz alta:
“Es el autor del libro que están discutiendo ¿verdad?”. Asentimos con una venia y prosiguió: “Che cubano, vos lo conocés ¿no es cierto?”. El cubano dijo: “Sí… me parece que he leído algo de él, lo que no recuerdo es el título de la obra… pero… es sobre la Revolución Rusa…”.
El argentino me dijo: “¿Y vos bolita, lo conocés?”. Le dije: “Sí, y me extraña que no hayas leído a Liber Romanovski…”. “Ahhh claro… ahora me acuerdo Liber…Liber…Romanovski… es que lo confundo con los Romanov che. ¿Qué buena es su novela sobre la Revolución Rusa, no?”. El chileno no aguantó la risa y les dijo: “Chita uones… Liber Romanovski no existe”.
Pierre Bayard, en cambio, es un autor que existe. Ya había deslumbrado al exigente lector francés con su Qui a tué a Roger Ackroyd (1998), un libro en el que aparece el famoso detective, personaje de Agatha Christie, Hércules Poirot como el verdadero asesino de la novela.
La pasada primavera, Bayard sorprendió con el manual indispensable para triunfar en la sociedad cibernética progenitora del “bárbaro-civilizado”. Comment parler des livres que l’on n’a pas lus? (¿Cómo hablar de los libros que no se han leído? Editions de Minuit).
En la obra de Bayard hay mucho humor, una gran capacidad para ridiculizar todo, pero con una maestría literaria impecable. Los comentarios de Bayard sobre “libros no leídos” enseñan mucho más sobre el arte de leer y sobre literatura que algunos textos llamados académicos. Es un libro inspirador que despierta el interés… justo… por los libros.
Bayard, además de escritor, es psicólogo. Es probable que uno de los objetivos de la obra sea alivianar la conciencia de quienes no han leído libros como Ulises, de Joyce, o El Capital, de Marx, textos de los que todos conocemos un poco y de los que opinamos, en algunos casos, como expertos.
No intenten preguntarme detalles porque a Bayard no le he leído, lo que hago es seguir sus instrucciones. ¿O lo he leído? Como hablar de los libros que no se han leído es simplemente excelente.
Fuente: www.laprensa.com.bo