Dolores: obra de teatro de Igor Quiroga
Una vez concluida la labor del jurado, el señor Eduardo Mitre tuvo la gentileza de conversar sobre esta pequeña obrita del autor. Gracias a su atención modifiqué dos líneas capitales del parlamento: el pathos del personaje adquirió mayor profundidad; aquellas dos peligrosas líneas desmoronaban la recidumbre ética de Dolores. La advertencia fue afortunada y propicia: nunca me felicitaré lo bastante por haberle prestado atención.
Mi deuda con el señor Israel Beltrán se acrecienta por el interés que puso en la corrección de los originales: sus intervenciones han sido, siempre, provechosas para mí, no solamente por la oportunidad de sus consejos sino por el apoyo que me ha brindado en tantos mediodías de café. Ojalá la modestia de éstas páginas sirva, en la memoria, para extender mi afecto a su familia y a los amigos ausentes.
Finalmente, me es grato mencionar la creativa amabilidad del señor Chaly Rimaza, quien ha compuesto la cubierta del libro: hay un perfume pasado de moda en su diseño, pero se antoja apropiado para las luces y las sombras de mi personaje; personaje que, a estas alturas, también ha resultado anticuado: es, casi, una pieza de museo, apto para apresurados curiosos y coleccionistas de variedades. No le debo sino a la pereza y al empuje de una lánguida tarde de agosto de 1993, su redacción.
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Fuente: Ecdótica