día tres de la feria. bitácora de un lector: Viscarra, nuestro ‘Che’ Guevara
Por: Ricardo Bajo
(sabado 4 de agosto, 2012) Día Tres:En la feria, en un puesto chiquitito, compartiendo espacio con la editorial Correveydile, junto a la entrada al salón Julio de la Vega, están las chicas de “Chucherías Coolturales” (Claudia Daza, Clara Berríos y Claudia Pacheco). El marketing “popero” ha llegado a Bolivia. En otros países te puedes comprar una polera con el rostro de Cortázar o una taza de Pablo Neruda. Dicen las chicas que su labor también es didáctica: ¿reconocería usted la cara de Edmundo Camargo? ¿O de Blanca Wiethücter? En el stand hay poleras de Urzagasti, Saenz, Benjo Chávez… bolsas para el pan con rostros y frases de Campero, Willy Camacho, Mónica Velázquez; pins e imanes para el refrigerador; tazas a 40 bolivianos con diseños originales de Pablo Giovani; “stickers”; estuches para el celular con motivos de Claudia Peña, Óscar Gutiérrez, Vadik Barrón… Lo que más me llamó la atención fueron las “chucherías” sobre Víctor Hugo Viscarra
El autor de Alcoholatum y otros drinks es la estrella del puesto: tiene poleras, tazas, pins, “stickers” y dentro de poco jarros con cadena, como los del mítico Averno de don Víctor.
Viscarra va camino de convertirse en el “Che” de nuestra literatura. Dentro de unos años, veremos a changos por la calle con una camiseta del Víctor Hugo sin haber leído una línea de sus cuentos. San Víctor Hugo de la Buenos Aires, apiádate de nosotros, perdona nuestros pecados de vanidad y líbranos de la codicia, amén. ¿A los bolivianos nos gustará poseer cosas cotidianas sobre nuestros escritores? Cuando dejé la feria, crucé el río y comencé a subir hacia el centro, una pregunta martilleaba mi cabeza: ¿qué estará pensando de todo esto Viscarrita, el último bohemio de verdad? Me lo imagino partiéndose de la risa, luego encabronado y más tarde soltando una de sus perlas ocurrentes, directas como un cross de izquierda al mentón. Soy un pelagato, me compré su pin a tres bolivianitos. Espero que el Víctor Hugo no me saque mi “infundia”.
Fuente: La Razon