Donde se explica cómo se hizo la mentada antología y se fundamenta muy poco, casi nada, sobre el género fantástico
Por Daniel Averanga Montiel
Recuerdo que la idea de hacer una antología nació, o al menos se concibió como viable, a finales del 2011.
Estaba revisando algunos sitios web indecentes, cuando no sé por qué, pero recordé lo que me había dicho Willy Camacho sobre una iniciativa que Guillermo Ruíz deseaba llevar a cabo: la de reunir una serie de cuentos que rindieran homenaje al género fantástico.
Así, mientras veía fotos risibles de Charles Manson o Tsutomu Miyazaki y vídeos calientes y asquerosillos de Asa Akira o Eva Angelina, me pregunté del por qué Guillermo no había llevado a cabo, hasta ese instante, aquel proyecto.
Abrí un nuevo portal de búsqueda e ingresé a facebook, y noté que Guillermo también estaba conectado a dicha red social. Chateamos un rato, hasta que, llegado el momento, lancé la pregunta del millón:
—Che, ¿y tu antología de literatura fantástica?, metele pues
Luego de un rato, Guillermo escribió esto:
—Como ya hay las de terror que hiciste con el Willy…
Le expliqué que una antología de terror no sustituía en nada a otra de fantasía; que en realidad, la fantasía era un género madre y que, por ende, era necesario sacar a la luz algo que no se había hecho hasta ahora en Bolivia: reunir varias voces y estilos sobre lo que se consideraba fantástico . Guillermo aceptó aquel argumento y dijo que, con gusto, realizaría la antología; después, en conversaciones posteriores, me invitaría a ser parte de tal empresa.
Así fue como, a principios del 2012, después de aceptar la invitación de Guillermo, lanzamos juntos la convocatoria y los cuentos comenzaron a llegar. Hasta octubre de aquel año, teníamos más de 150 cuentos para escoger, y de improviso, me pregunté si alcanzaríamos a terminar todo el trabajo únicamente los dos. Entonces, Guillermo invitó a Iván Prado para formar parte del equipo.
Gracias a la ayuda de Iván, pudimos construir un trípode de fundamento para hacer una antología que sí valiera la pena leer.
Como lo hicieran en su tiempo Borges, Bioy Cásares y Ocampo con su antología de la literatura fantástica (y muy bien, por cierto), nosotros estábamos intentando hacer algo, aunque no tan grande, por lo menos parecido en intencionalidad, con el único detalle de demarcar nuestras aspiraciones al estado boliviano y a sus escritores, y todo, con el compromiso de consolidar un libro que realmente sirviera como aporte y gustara a los lectores por igual.
Ahora, con respecto a los cuentos, ¿qué más puedo decir?; todos pasaron por un tamiz concienzudo y los que hoy están incluidos en la publicación, aprobaron las etapas de selección, lectura y edición que el equipo organizó desde su primera a última etapa.
Desde mi opinión, semejante alquimia literaria no podría haberse realizado sin la ayuda esencial de Fernando Barrientos, quien también fue parte del equipo de selección de cuentos e hizo la lectura final de los mismos, dándonos sus sugerencias y opiniones acerca del trabajo y resaltando algunas perspectivas en la edición definitiva de la antología.
Quizá puedan existir errores en este libro como en todo libro en su primera y hasta segunda edición; pero también hay aciertos que, quizá, logren constituir un aporte realmente significativo a la literatura y al género.
¿Y quiénes participan? Pues autores de varias partes del país, desde los más reconocidos en cuanto a carrera literaria se refiere, como Adolfo Cárdenas, Jaime Nisttahuz, Pedro Shimose, Giovanna Rivero o Edmundo Paz Soldán, hasta los más recientes en cuanto a recorrido literario, todos considerados promesas reales de calidad literaria por su extraordinario potencial, como Fabiola Morales, Edgar Quispe, Ana Rosa López o Ayda Ruth Carrillo; y aún así, sea que fueren autores con mucho o poco recorrido, todos aportaron con cuentos de calidad, garantizando que esta antología pueda estar al nivel literario de otras tantas antologías.
¿Y las ilustraciones?, las hice especialmente para cada cuento; espero que los autores no me linchen por semejante atrevimiento; además, hacerlas fue una forma de recordar mi infancia y conciliarme con ella a la vez.
Por último, no puedo terminar este escrito, sin antes felicitar a Guillermo Ruíz por su empeño y dedicación en este trabajo, y porque además es él, precisamente, el principal impulsor de esta iniciativa; agradecerle a Fernando Barrientos, quien se arriesgó desde el principio por esta publicación, creyendo en el proyecto, y obviamente, mi total gratitud es a todos los autores que son parte de esta antología, pues sin ellos, sin sus trabajos y sus predisposiciones de tiempo para escuchar nuestras opiniones, observaciones o dudas, no habríamos logrado semejante producto, que huele a Bolivia unida, a Bolivia literaria, y a Bolivia fantástica.
Cosmos 79, 12 de Agosto de 2013.
Fuente: Ecdótica