09/11/2007 por Marcelo Paz Soldan

Cuento

Efluvios de piel
Por Katherine Fuentes

(A continuación un cuento de Katherine Fuentes. Esperamos disfruten su lectura.)
Son las 8:05 AM y el agua caliente para el típico café matutino de un típico día de semana tardara unos diez minutos en hervir. Entretanto, preparo el acompañamiento del café: se toman dos lonjas de pan de molde integral y se untan con mantequilla y posteriormente con una gruesa capa de mermelada de durazno. Luego se procede a ponerlo en la sandwichera eléctrica y se espera el delicioso olor a pan tostado, que al final es lo único que resta después de haberlo terminado. Como tu olor es lo único que queda ahora, impregnado en el aire, en la ropa interior que me quitaste y en mi piel que guarda celosa, inalterable, el eco de tu aroma y la enloquecedora visión de tu fantasma.
Y en la retrospección, recupero en mi memoria cada gesto, tus pasos firmes y pesados cuando entraste, tu sonrisa cálida, tu voz serena pidiendo un vaso de whisky primero y un beso – cientos de besos- después; la forma de tus manos que esculpían – centímetro a centímetro- nuevas, inéditas figuras en mi cuerpo, hasta llegar al vértigo convulso de tu cuerpo, que disperso millones de partículas de ti dentro de mi, que se escurren ahora por mis poros en avalancha frenética, osmosis delirante, hasta cubrirme con una segunda piel e invadir cada centímetro cúbico de mi aire, hasta el extremo de no poder borrarte ni con repetidas aplicaciones de jabón, de shampoo, de ambientadores.
Y solo hoy lo supe, cuando el intenso aroma de tu piel me despertó del sueño del placer insospechado y pude ver la nota manuscrita de la verdadera dirección que indagabas, en un papel casi ilegible, escrito con una letra menuda, delicada:
Av. de los Sauces 1142
Edificio Caoba
Apartamento #22A
El mío es el #22B