VII ENCUENTRO DE ESCRITORES IBEROAMERICANOS: La literatura entre el amor, el sexo y la violencia
Por: Lourdes Saavedra Berbetty
Primer Día
La puerta está cerrada.Varias personas hablan de los escritores que estarán en el encuentro, espíritus jóvenes intercambian algunas frases, señores que presionan sus alarmas de autos y el público que aumenta al igual que los minutos. Luego de que los organizadores entregan programas y el Salón Principal se empieza a llenar, siento un sabor a nostalgia que se constata viendo los jardines de la Fundación Patiño, lugar donde varios empezamos a interesarnos por la literatura, a conocer escritores como Vargas Llosa o Alberto Fuget, a ser activistas de los talleres de literatura, a observar a Rodrigo Hasbún entrevistando a Edmundo Paz Soldán, o la vez que la Monica Velazquez me firmó “Hija de Medea”, o los nervios al realizar una reseña del libro de Juan Cristobla McLean tantos sábados por la tarde, libros, amigos, sueños germinales, ficciones compartidas, que ahora son el eco del tiempo.
Ahora los encuentros con las personas conocidas se han convertido en algo aleatorio. Alguién dice que transmitiran todo por internet… prefiero estar en el campo, in situ, o ¿A caso un fanático del fútbol, prefiere ver la transmisión en vivo cuando juega su partido favorito como local? Pero pienso que es una buena alternativa para los que no pueden asistir. Siempre tengo ambivalencia por la realidad virtual, me basta con mi fácil acceso a la fantasia, mis manias y gustitos.
Los representaciones de la Fundación Patiño hacen su breve aparición, con palabras iniciales, luego pasan a la testera el escritor respresentante del equipo boliviano Claudio Ferrufino, al medio el crítico Mauricio Souza con sus ojos de scanner, preciso y directo, para completar el trio Santiago Gamboa el escritor colombiano.
“Lo abrupto y lo sútil” Claudio Ferrufino.
Y arrancamos son las 19:35, con una ponencia que inicialmente resalta al Quijote como la pauta de la novela moderna, y las posteriores referencias a la literatura griega, entre La Iliada y múltiples textos citados con erudición, empiezo a perder el hilo de las obras y escritores y a maldecir a la Reforma Educativa que recortó de su programa ciertos libros en mi colegio, pero siento la satisfacción de que es escritor en cuestión hizo un buen trabajo. Luego Claudio Ferrufino con su peculiar tono de voz un tanto baritona que me recuerda a mis tios mayores, que venían de EE.UU para urkupiña, entra en un terreno que si es más conocido: las prácticas oscuras de la literatura del mal norteamericana, en el s. XIX, ah pues, luego nos seduce y convence (al menos a los que crecimos con la tv de niñera) hablando del capítulo oculto de “La Naranja Mecánica” la novela de de Anthony Burgess o la práctica del brainwashing de los gobiernos totalitarios.
Confieso que hoy no fui a ver “Batman the dark knight rises” por venir al Encuentro, creo que mis amigos me maldicieron en secreto, entonces la ficción se enlaza con la realidad cuando Ferrufino empieza a mencionar lo ocurrido en la premier de esta misma película en Denver Colorado, el nos habla de la literatura como un territorio donde: Supermán es el epítome del hombre norteamericano, con la gran S que se posa en su pecho por la búsqueda de la justicia” Batman nace y se nutre de ciudad gótica “el asesino a penetrado en los arcanos de la ficción” y de alguna manera ha cometido la matanza en un cine, que como vientre oscuro, es cómplice del alcance de la ficción para crear lo siniestro. Lo abrupto-lo sútil: La cultura popular, el comic y la representación de la violencia que nos llega a todos.
Algo que me pareció interesante de esta ponencia fue que se mencionó que en Bolivia, la novela negra también tiene sus respresentantes como Wilmer Urrelo, y que la narrativa de la misma tiene un potencial infinito con las historias de personajes como “los cogoteros” es que el sexo, la violencia y el amor no solo son tópicos de la literatura, son también parte de la vida cotidiana que representa la condición humana llevada al extremo.
“Ciudades negras y culpables”. Santiago Gamboa.
La segunda ponencia de la noche me parece poderosa, y a diferencia de Ferrufino que es más narrativo, Gamboa, tiene la destreza de ser visual en el desarrollo temático, empezando por la imagen de detective con gabardina, solitario desconocido llegando a una ciudad con maleta en mano, cumpliendo con la triple D: depresivo, divorciado, dipsómano. De manera confesional este escritor colombiano indica que desde jóven siempre vivió en capitales, ya sea Madrid, Roma, Nueva Delhi, etc. El hilo conductor de su ponencia es lo urbano y la novela negra.
Con referencias de Gogol, Dostoievski, Scott Fitzgerald, Bred Easton, Ellis, las radiografias de las decadentes urbes todo lo que bulle, en la noche el crimen organizado, la ciudad como un clítoris que se desangra en cada calle, en la soledad compartida del transeunte. Algo acertado en su participación fue la lectura de fragmentos de novelas que lo impactaron y nos condujo a ese mundo que el buscaba representar entre las ciudades negras y los culpables que delimitan sus fronteras imaginarias y a la vez reales.
Otro punto a favor de escritor visitante, fue analizar la novela negra en América Latina, ya sea desde la narco novela, la novela sicarial y ni que decir del complejo análisis de lo abigarradamente urbano en países como Guatemala, donde acertademente cito a Rodrigo Rey Rosa o la deslumbrante “Rosario Tijeras ” de Colombia de Franco Ramos. Entonces, la novela negra en latinoamérica no solo concentra sus recursos en el romántico personaje del detective como narrador central que busca la justicia en la novela norteamericana, ya que en este lugar del mundo los detectives salvajes pueden ser poetas, la ciudad es una clitoris que se desangra entre la sed de Rosario Tijeras o el amor homosexual de los personajes de “La Virgen de los sicarios”.
Epílogo:
Las primeras preguntas llegan via internet de Cochabamba y Oruro, veo que los más entusiasmados en preguntar son los jóvenes, otras personas divagan, varios nos preguntamos a que hora serviran el vino, me atrevo a escribir una pregunta sobre los estereotipos de la mujer en la novela negra latinoamericana, sera que somos retratadas como “asesinas”, “putas” “pildoritas”. La respuesta de Gamboa es satisfactoria. A mi siempre me gusto ser medio detective pero no de los salvajes, tal vez por eso soy como Cyrano de Bergerac que escucha y habla en la oscuridad del auditorio (queriendo invisibilizarse)
Ambas ponencias me parecieron bien interesantes, se podia percibir el contrapunteo de ideas y la complicidad de ambos autores, pero en medio del brindis me preguntaba ¿por qué esta primera noche no hablaron de Patricia Highsmith o Chuck Palahniuk?
Camino con un par de amigos esperando mi taxi trufi, al parecer es hora pico porque todas las movilidades del servicio público pasan llenas, por fin encuentro al 131, hay espacio para una sola persona, el conductor es joven y cuando me siento observo el perrito de plástico que mueve la cabeza cuando partimos al centro de la ciudad, se escucha una canción en el mp3, de alguien en el asiento trasero: I walk a lonely road/ The only one that I have ever known/ Don’t know where it goes/ But it’s home to me and I walk alone / I walk this empty street/On the Boulevard of Broken Dreams. Veredicto final: Las ciudades ellas siempre son las culpables.