04/21/2010 por Marcelo Paz Soldan
CMPCC: Una perfecta utopía

CMPCC: Una perfecta utopía


Una perfecta utopía
Texto y fotografías de Marcelo Paz Soldán

Ayer se ha inaugurado la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la madre Tierra en el Stadium de Tiquipaya, Cochabamba alentados por un grupo de argentinos que gritaba “Yo no soy Yanqui, no quiero ser. Yo voy con Chávez, con Evo y con Fidel. Ole ole, ole ole”.
Después de unas dos horas de música, lo que parecía más un concierto folcklórico, empezaron los discursos de los invitados quienes calentaban el ambiente con encendidas arengas contra el capitalismo, el gran culpable de todos los males que aquejan a la humanidad, como lo expresaba la líder indígena de Alaska que mencionaba que las políticas habían sido impuestos por el norte, pero que ahí estaba ellos para luchar, que “los imperialistas no pueden vender lo que la naturaleza les ha dado”. El líder africano Mima Basi incluso leyó un radical poema de su autoría: “I’ll not dance your beat”. Una líder brasilera afirmó “es preciso cambiar el sistema, no el clima. Cambiar el sistema económico, político y cultural”. El uruguayo Diego Forilla leyó una carta de Eduardo Galeano en la que se excusaba por no poder asistir y Alicia Barcena, representante de la ONU, fue rechiflada. Ya el ambiente estaba servido para el presidente Morales, quien acabada de llegar como si se tratará de Maradona al arribar a Buenos Aires después de ganar el mundial de México 86.
Unas 20.000 personas esperaban ansiosos el discurso de Evo Morales en un calor infernal casi como que haciéndonos recuerdo del por qué todos nos encontrábamos ahí, en la búsqueda de respuestas para evitar el calentamiento global, el derretimiento de los glaciares.
Evo empezó gritando “Planeta o muerte, venceremos” y habló de entrada de que “Copenhaguen había sido el triunfo de los pueblos y el fracaso de los países desarrollados los que no habían respetado el Protocolo de Kyoto y que los gobiernos no escuchaban a los pueblos”. Reiteró que el capitalismo era el gran culpable de todos los males y hablaba de cifras hasta que de pronto comenzó a contar anécdotas personales en los que atacó a la Coca Cola, con la que aparentemente limpia los desagües de su casa en el Chapare cochabambino, a la papa holandesa de la que no come su cáscara, al pollo y sus hormonas femeninas que causaban problemas en los hombres y su virilidad además de ocasionar problemas de calvicie. Que si los zorros aullaban en la mañana quería decir que sería un año de buena cosecha, así como el hecho de que los primeros días de agosto eran fundamentales para la agricultura en el altiplano boliviano. Todos, a estas alturas, nos mirábamos las caras y no sabíamos que pensar, si el presidente nos tomaba el pelo, si él realmente comprendía los problemas del calentamiento global, las emisiones de gases, el secuestro de carbono. No sabíamos si reír o llorar. Nos mirábamos con desconfianza ya que no sabíamos si nuestro vecino circunstancial de asiento pensaba como el presidente o no. Después de leer la prensa internacional y nacional de esta mañana parece más que todos aprovecharon las ingenuas palabras del Presidente Morales para hacerse la burla.
En la conferencia de la tarde dada por el vicepresidente Álvaro García Linera nos dimos cuenta, o lo confirmamos en el mejor de los casos, de que él es uno de los grandes intelectuales de izquierda que tiene el país. Atacó al capitalismo acusándolos de que el sur no era el lugar que tenía que encargarse de resolver los problemas ambientales causados por el norte. Que nosotros en el sur no podemos contentarnos con cuidar nuestros bosques por el bien de la humanidad mientras el norte se encargaba de destruir el planeta. A estas alturas me pregunto por qué Linera no inauguró el evento. Era que Evo, al estilo de Galeano, mande una carta disculpándose de no poder asistir. Ahí quedábamos todos bien, él y nosotros los bolivianos.
La conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra es un contraste interesante donde se mezclan personas de traje(s), que seguramente buscaban realizar acuerdos de cooperación con campesinos, y grupos de izquierda radicales que quieren acabar con el capitalismo. Nadie, en todo caso, parece querer hablar de los daños que causa al medio ambiente la producción de cocaína.

(Foto de Naomi Klein, la de la izquierda, la que no tiene el micrófono y está leyendo un papelito, en la polémica Mesa 18 de la Conferencia de los Pueblos sobre el Cambio Climático. Tiquipaya, Bolivia. 20 de abril de 2010)
En la tarde asistí a una conferencia de Pablo Reglaski de CENDA quien participó en la Mesa 18, la que no se encuentra oficialmente habilitada en la cumbre, la que se denominó “Derechos colectivos y derechos de la madre tierra”. Habló del Reconocimiento de la deuda climática, El tribunal de Justicia Climática y la creación del Fondo por daños causados por la crisis climática y de problemas específicos que afectan a los bolivianos como los daños ambientales causados por la Minera San Cristóbal, la minería en la Chiquitanía, las carreteras, el Mutún y otros temas de interés, los que serían ampliados a lo largo de dos días. Para sorpresa de todos apareció la investigadora canadiense Naomi Klein, quien mencionó que había que enfrentar los propios problemas, que estos, cuando se trataba de problemas medio ambientales, dejaban de ser locales para convertirse en mundiales. Señalaba, muy acertadamente, que Bolivia no era una “perfecta utopía” que tenía sus problemas los que había que enfrentar. Destacaba el hecho de que el Presidente Morales haya decidido enfrentarlos, aunque ahora falta saber si dejando de tomar Coca – Cola, comer pollos y papas holandesas hará posible el cambio que tanto buscamos. Yo, en todo caso, he decido cambiar mi dieta así contribuyo a que el planeta no se caliente.
Fuente: Ecdótica