De Filemón Escóbar a Emilio Martínez
Por: Mauricio Aira
Nuestro artículo por decisión propia no debe llegar a las mil palabras para que su lectura resulte pronta y amena, tarea muy difícil de lograr cuando se trata de referirnos a dos libros muy leídos por la clase política boliviana y por estudiosos de la problemática nacional. Del primero, escrito por Filemón Escóbar, nos hemos ocupado ya y lo seguiremos haciendo. El autor, dirigente sindical “profesional” formado en “los años dorados del obrerismo” está situado con los grandes como Juan Lechín, Guillermo Lora, Federico Escóbar, Irineo Pimentel protagonistas del cogobierno del control obrero en la administración de las minas nacionalizadas por Paz Estenssoro ha escrito De la Revolución al Pachakuti de 320 páginas, y el segundo Ciudadano X que en 200 páginas nos cuenta la historia del evismo.
Ambas obras se leen de corrido sea porque repasan hechos históricos generalmente conocidos, sea porque los temas tratados cobran actualidad habido el momento especial que vive la nación frente a un proceso autonómico indetenible, la perspectiva del referendum revocatorio y las contradicciones y remezones políticos que por enésima vez sacuden a nuestra Patria.
Filipo (FE) había encontrado que la hoja de coca resultó en el elemento aglutinante de los colonizadores asentados en el trópico, casi todos ex trabajadores mineros como el autor, desechando formas de lucha política como la guerrilla armada que fracasara estruendosamente en Vallegrande y Teoponte “el padre putativo del MAS” convierte a los jovenzuelos “jugadores de fútbol en dirigentes sindicales” a través de seminarios que se extienden de 1984 a 2002 en actores de una lucha política que se expresó en las elecciones del 97, del 99, del 2002 considerada como “la gran victoria” porque accedieron al poder democrático en una combinación de agitación sindical y movilizaciones consistentes en paros, bloqueos, marchas, vigilias y un largo etcétera, hasta que en diciembre del 2003 crearon el Instrumento Político de recuperación de los recursos naturales para el pueblo. Remembranza de personajes de ayer y hoy, el trabajo de Escóbar es un alegato en favor del respeto mutuo como lo fueron los de Gandhi, Luther King, Mandela para desalentar la violencia, la sangre, el aniquilamiento del contrario.
Desde un ángulo práctico, Ciudadano X confirma la conversión del Instrumento Político en un arriete para catapultar a Evo Morales y el MAS de Escóbar (originalmente) en portaestandarte de George Soros hacia la liberalización o legalización de la droga (cocaína). Soros, personaje de las finanzas internacionales, dueño de la ONG Open Society Institute y otras cien más desde donde distribuye recursos, concede becas de estudio, financia publicaciones, respalda agrupaciones políticas como el MAS, patrocina encuestas sobre la despenalización. Emilio Martínez, bien documentado, exhibe investigaciones como “Soros, rey de la droga libre”, “Bolivia y el imperio de la droga de Soros”, “El narcoterrorismo a la toma del poder en Bolivia” donde muestra que “el líder mundial de la legalización financia el movimiento cocalero y a sus aliados políticos en toda América del Sur”. Ya la prensa había afirmado que el magnate financia los conflictos sociales porque busca evitar a toda costa que el país desarrolle la industria petrolera y pueda convertirse en competencia para la empresa que Soros maneja en Rusia y que está interesada en llegar al mercado estadounidense. Otras fuentes revelaron que Soros les activó las cuentas bancarias para sostener al MAS y permitirle que llegara al poder, con gran profusión de recursos al punto que Morales se dio el lujo de hacer devolución de los fondos fiscales que a la par que otras agrupaciones políticas recibiera para financiar su campaña electoral. (En mi libro 33 artículos habíamos denunciado poderosos intereses en “Droga y Crimen en América del Sur”. Ed. AB. Sevilla, España. 2003).
De toda la invalorable información que contiene el libro cuya lectura transcurre en un sólo diálogo de principio a fin, destaca su conocimiento de parte de las 1.600 ONG que existen en Bolivia, y la afirmación de ser Juan Ramón Quintana “hombre fuerte” del gobierno masista, el delegado de George Soros, su nombramiento bien podría ser una retribución al generoso apoyo brindado por Soros a los movimientos sociales en octubre negro de 2003.
Los 16 capítulos contienen títulos como el golpe gradual o la siembra de violencia en la masacre de Huanuni, enero negro en Cochabamba, Constitución sangrienta en Sucre o “¿debería empezar por octubre de 2003 en El Alto?, los clanes ladrones, la economía de la coca y el narco-estado, el Nobel fallido, Uranio para el Islam, resistencia democrática y los Estatutos Autonómicos y lo más importante, las postdatas y los anexos con hechos recientes del mundo político le confieren un sabor especial al libro de Emilio Martínez que no debería faltar en ningún escritorio.
Tenemos entonces que la historia contemporánea de la dramática existencia de la nación bajo la lupa de Filemón Escóbar por una parte con su minucioso relato de los últimos 50 años epilogados con la fascinante descripción de Zárate Willca que comandara la rebelión indígena de 1899 y la no menos apasionante revelación de la historia secreta del evismo por el bien documentado Emilio Martínez son dos aportes imperdibles para comprender el momento actual por el que atraviesa Bolivia.
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