El lugar del cuerpo
El lugar del cuerpo es todo eso. No sólo es novela, sino también vida pura. Esa vida pura a la que siempre le cerramos los ojos.
El lugar del cuerpo es todo eso. No sólo es novela, sino también vida pura. Esa vida pura a la que siempre le cerramos los ojos.
Es una cuestión que formulo ahora, porque es concreta la aparición de tal pregunta dentro del nuevo orden social. ¿Qué escribir? ¿Sobre qué? Sugiero releer los interesantísimos apuntes de León Trotski acerca del tema, previos a la aparición del realismo estalinista y a las grandes purgas de escritores.
“Ya no hay pretextos, tomemos de la globalización lo que nos puede ofrecer. Cambiemos el paradigma. No sólo los escritores tienen vocación universalista, también los lectores. Por eso el gran objetivo, en verdad, es hacer llegar la literatura que se construye en Bolivia a lectores de otros continentes”.
Hablo, por supuesto, y aunque rompa muchos corazones ingenuos, de Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia, más conocido por su primer nombre y apellido. Caballero de sonrisa bonachona e ideas totalitarias, pero sobre todo un mal, muy mal poeta.