Hace un siglo llegó a Santa Cruz ese par de bandoleros
Por: Marcelo Suárez Ramírez
(Butch Cassidy y Sundance Kid fueron asesinados en noviembre de 1908 por el ejército boliviano en Tupiza. Así se ponía fin a una vida dedicada al asalto de trenes y bancos de estos famosos bandidos, que también moraron en tierra cruceña)
Cosas de Hollywood. En 1969 el singular dúo de bandoleros, estadounidenses formado por Butch Cassidy y Sundance Kid, fue interpretado en el cine por Paul Newman y Robert Redford, en un filme, dirigido por George Roy Hill, que se llevó cuatro Oscar. En la cinta Cassidy convence a Sundance Kid de la conveniencia de huir a Bolivia para continuar con su carrera delictiva, hasta que finalmente son rodeados por el ejército boliviano. En la última escena, los personajes recargan sus pistolas y se lanzan audazmente a una plaza rodeada por soldados. La película deja un final abierto en muchos sentidos, pues la imagen se detiene antes de que se sepa la suerte de los antihéroes, lo que reforzó el mito sobre los bandoleros.
Aunque el filme fue criticado por alejarse de los hechos reales en muchos aspectos, no se puede negar que rescató del olvido las andanzas de estos dos sujetos, que a principios del siglo XX salieron huyendo de EEUU de los Pinkerton (antecedente más remoto del FBI), llegaron a Argentina y tras pasar por Chile fueron muertos por el ejército boliviano en el poblado de San Vicente, cerca de Tupiza en noviembre de 1908, es decir hace 100 años.
POR ESTOS TRECHOS
La historia de Butch Cassidy y Sundance Kid es fascinante, pues sobre ellos no sólo se han realizado películas, sino también investigaciones y documentales en la TV. Asimismo se han escrito obras teatrales que han sido llevadas a las tablas inspiradas en sus vidas. En nuestro medio, el caso más representativo es Gringos Bandoleros, dirigida por René Hohenstein de Casateatro. La obra narra la historia de dos amigos que deciden recrear una versión nacional de la película de Roy Hill, que trata acerca de dos bandidos estadounidenses que terminan sus días en Bolivia. El asunto es que dejan mal parado al país y los amigos deciden reivindicarlo.
Hohenstein manifestó que la figura de estos dos forajidos le atrajo desde un principio y más cuando supo que ambos vivieron en Santa Cruz y tenían planes de quedarse a vivir acá, luego de su incursión por Potosí. “Quiero imaginarme el mes de octubre de 1907 en el escenario de la plaza 24 de Septiembre. Dos norteamericanos sentados al anochecer tomando el fresco, siendo observados por los lugareños, que seguramente buscarían entablar una charla y entre el humo de cigarrillos, reír e intercambiar algunas palabras medio en inglés, medio en español”, dijo Hohenstein.
El director se basa en los documentos que Anne Meadows y Daniel Buck publicaron en 1997 en los que se hace referencia a una carta que Cassidy escribió desde Santa Cruz de la Sierra con la firma de J.P. Maxwell a su amigo Percy Seibert, un ingeniero norteamericano que conoció en Concordia.
En la carta hay algunos comentarios históricamente interesantes sobre la ciudad: “Arribamos hace tres semanas después de un agradable viaje, y encontré el lugar perfecto que ando buscando hace veinte años…”. Asimismo, acerca de la mujer cruceña: “Ésta es una población de 18.000 personas y 14.000 son mujeres y algunas de ellas son pájaros…Oh, Dios si pudiera retroceder veinte años, tener mi cabello rojizo y mi complexión física, sería feliz…una mujercita me sirve vino y es lo más lindo que he visto en mi vida, pero temo que su papá haga caer mi castillo de naipes….”
Parte de la misiva también dice: “Nos cuesta Bs 100 por cabeza alimentar nuestras mulas y 250 bolivianos, alimentarnos nosotros. Hemos alquilado una casa, contratado un buen cocinero y vivimos como caballeros. La tierra es barata, crece todo lo que plantas. La tierra cuesta 10 cts la hectárea. Hay algunas estancias en venta a diez leguas de acá con mucha agua y buen pasto”. Finalmente dice: “Si no me muero, estaré viviendo aquí muy pronto”.
CIEN AÑOS DESPUÉS
Al cumplirse 100 años de aquellos hechos, la Secretaría Departamental de Turismo de Potosí ha programado diversas actividades turísticas para hoy y mañana en Tupiza; que incluyen un recorrido por parte de la ruta que ambos bandidos siguieron con el propósito de asaltar una remesa de la Empresa Minera Aramayo.
“El objetivo es promocionar Tupiza a través de una historia llena de misterios y mitos que envuelven a estos personajes y su vida como delincuentes”, manifestó la técnica de la Región Sur de la Secretaría, Consuelo Rodríguez. La ruta contempla principalmente a Tupiza, Tomahuayco, Huaca Huañusca y San Vicente, poblaciones que los bandidos recorrieron hace un siglo.
Por otra parte, el municipio de Cholila en la Patagonia argentina planea convertir en museo la cabaña de Cassidy, ubicada al pie de la Cordillera de los Andes y cerca del río Chubut, el mismo en el que según las leyendas locales la mujer de Sundance Kid, Etta Place, acostumbraba bañarse desnuda en las puestas del sol.
Cassidy y Kid llegaron al lugar en 1902 fingiendo ser prósperos ganaderos y entre marzo y mayo de ese año construyeron la cabaña de Cholila. No tardaron en ganarse la confianza de los pobladores de la zona, porque nadie sabía que el dinero que invertían en el municipio lo habían conseguido tras robar 32.000 dólares del First National Bank de los Estados Unidos.
Después de un siglo, la leyenda de estos gringos bandoleros se ve reforzada por los nuevos relatos que han ido apareciendo sobre ellos, sobre todo los que hablan de su incursión por Sudamérica. Sin embargo, aún permanece el enigma del lugar donde se encuentran sus restos. Félix Chalar de la Revista Municipal de Potosí dijo que fueron sepultados en algún lugar del cementerio de San Vicente, y hasta hoy no han sido encontrados. “Tras haberse realizado una excavación en 2003 sin resultado alguno, Butch Cassidy y Sundance Kid han quedado hasta la fecha como un mito”, expresó.
Datos
Cómplice. La compañera de Sundance en la película de Roy Hill fue Etta Place (interpretada por Katharine Ross). Su pareja en la vida real fue un enigma. A pesar de que ella fue descrita como una prostituta, una maestra, o ambas, nunca se supo su verdadero origen o destino. Incluso su nombre es un misterio. La Agencia de Detectives Pinkerton la llamaba Etta en sus anuncios de Buscados, pero ella usó el alias de Place (que era el nombre de soltera de la madre de Sundance).
Fuente: El Deber / Brújula