Por Mariana Ruiz Romero
En la Feria del Libro de Santa Cruz de la Sierra, junto al Grupo Editorial La Hoguera, presentamos la antología Bolivia en cuento. 10 cuentos para jóvenes, con la intención de ofrecer a docentes de Secundaria una alternativa interesante y contemporánea que les permita empaparse de aquello que se escribe hoy en Bolivia para el público adulto. En la antología se presentan cuentos de Manuel Vargas, Germán Arauz, Edmundo Paz Soldán, Giovanna Rivero, Oscar Martínez, Liliana Colanzi, Rodrigo Urquiola, Juan Pablo Piñeiro, Quya Reyna e Isabel Suárez, todos autores reconocidos en el ámbito nacional e internacional.
Estas categorías son un poco contradictorias: ¿qué es literatura juvenil? ¿qué es apropiado trabajar en aula para chicos que están a punto de llegar a la edad adulta? ¿qué temas pueden despertar su curiosidad, o elevar su lenguaje, o permitirles descubrir planteamientos nuevos? La Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil limita sus recomendaciones hasta Segundo de Secundaria, por una razón: una vez superada esa etapa, se debe ofrecer literatura universal y nacional sin categorías. Debe entrar a juego la cultura del docente, sus lecturas, gustos y preferencias, aunque sabemos que estas pueden verse limitadas y no estar tan al día como sería deseable.
Esta antología busca complementar las lecturas tanto de estudiantes como de docentes, con abundante bibliografía para continuar explorando a cada uno de los autores, y con temáticas que van desde las almas en pena de la Bolivia tradicional hasta las fiestas de fantasmas en los teleféricos, pasando por todo tipo de sensibilidades y lenguajes, tanto realistas como surreales.
Es la segunda publicación que forma parte de la propuesta “Biblioteca de Clásicos Infantojuveniles” que plantea volver a darle vida, como regalo del Bicentenario, a obras que no circulan por el territorio boliviano, pero que merecen rescatarse. La siguiente publicación, que se presentará en la Feria del Libro de La Paz es Las aventuras de Domingo Segundo de Manuel Vargas, obra para Primaria.
La Biblioteca plantea rescatar títulos que salieron de catálogo o tuvieron poco alcance a nivel nacional y que merecen ser publicados con nuevas ilustraciones y presentaciones. Desde obras para los más chicos como La bolita y Puncti de Roswitha Grisi-Huber, Cuando yo era trencito de Camarlinghui, Quinuita de Carlos Aróstegui Arce, y, ya para Secundaria, Vicuncela de Hugo Molina Viaña, Ollantay de Roberto Laserna y El grano verde de Stefan Gurtner son apenas algunos de los títulos de próxima aparición. Para el 2025, año del Bicentenario, se plantearán otra decena de obras para todo el espectro lector.
El trabajo de rescate editorial merece nota aparte, ya que no fue fácil acercarse a los herederos de algunos de estos textos; se tuvieron muchas conversaciones, vía telefónica y se tomaron muchas tazas de té en salas de estar del país, recordando a autores fallecidos que dejaron su obra infantil para la posteridad.
La intención de contar con un Plan Lector es hacer de la lectura un hábito que acompañe al niño y a la niña desde sus primeros pasos con las letras, que acompañe su crecimiento hasta Secundaria. Si no inculcamos el amor por la lectura y formamos este hábito año a año, con obras adecuadas al desarrollo y avidez lectora de cada futuro lector, no formaremos lectores en Secundaria, será una misión imposible pretender que se desentrañen textos secos y académicos si nunca se han abierto las tapas de un libro tan solo por el placer de su contenido.
La lectura debe ser goce puro, no debe ser asociada con tareas ni exámenes. Se lee porque da gusto leer, se lee porque se abren mundos y posibilidades, se lee para conocer quiénes somos y para soñar con vidas distintas a la propia. Se debe leer todos los días, desde Primaria hasta Secundaria, los libros deben ser compañeros de vida. Esto es lo que queremos lograr con iniciativas como el Plan Lector y la biblioteca de clásicos.
Fuente: Ecdótica