Billie Ruth: corazones sin sosiego
Por: Ricardo Bajo
Billie Ruth es el regreso de Edmundo Paz Soldán al cuento, al relato corto, después de muchos años. Son quince narraciones breves publicadas en Bolivia por Nuevo Milenio y en España por la editorial Páginas de Espuma. Leí una entrevista al escritor cochabambino hablando de violencia y literatura. Los flamantes cuentos de Paz Soldán nos hablan de muertes incomprensibles, desesperanza, enfermedades, asesinatos, asaltos y muchos miedos rimados con desasosiegos. ¿Cuánto sabemos de nuestros corazones? Se pregunta el libro en su cita inicial en inglés de la escritora Flannery O’Connor, un capa de la “short storie”.
Billie Ruth es un volumen de cuentos sobre padres e hijos: la violencia y la muerte son sólo un telón de fondo. Padres separados e hijos ingratos (todos lo somos): los relatos de Paz Soldán nos hablan del tiempo que nos tomamos para oponernos a los padres y madres; de ese tiempo necesario para hacer lo que quieren que hagamos, dejar de admirarlos. Culpas y remordimientos para lanzarnos la pregunta (que atormenta): si uno no es buen padre, ¿tiene derecho a dejar de ser un buen hijo?
De Cochabamba a los Balcanes pasando por Europa Central para volver a Alabama: ojos de adolescentes, perros que se llaman Springsteen, drogas, sexo de pubertad y pequeños aprendices de maleantes: Paz Soldán nos deja unos cuantos buenos relatos recuperando el pulso del género en el que mejor se siente: el relato corto, intenso, con finales sorprendentes, agilidad narrativa, dosis em “papelitos”, grandes historias.
Si tuviera que elegir mis tres cuentos favoritos serian éstos: “Diler” (la trampa de un chango para atrapar a su padre repartidor de drogas); “Billie Ruth” (los inicios y amores de un becario boliviano por los campus de Estados Unidos) y mi favorito: “Como la vida misma” (muerte y fútbol en los partidos de mutual de los sábados soleados en la Llajta).
¿Han visto algo más triste que un ex futbolista? Tristes como los cuentos de Paz Soldán, sacados de esas películas de segunda y antihéroes de quinta. Con padres fracasados, asustados y llenos de dolor: y al fondo, miradas de hijos ingratos (por que todos lo somos).
Fuente: La Ramona