05/19/2008 por Marcelo Paz Soldan
Artículo inédito de Miguel Lundín Peredo

Artículo inédito de Miguel Lundín Peredo

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La putrefacción inevitable del amor sudamericano
Por : Miguel Lundin Peredo

Estaba pensando en estos días en escribir una nouvelle. Buscando temas, me encontré con la entropía sentimental que habita en nuestras vidas en Bolivia. No puedo todavía aceptar que los problemas conyugales pueden ser la punta de iceberg que hunde a una pareja que se ama y respeta. ¿Se puede escribir el final cómico de un matrimonio perfecto? Antes, cuando no sabía que ser adulto tenía en su lista de dolencias palpables la inestabilidad emocional dentro del matrimonio, vivía pensando que el mundo era un lugar para experimentar amores verdaderos siguiendo las enseñanzas básicas del romanticismo medieval visible en ese clásico de todos los tiempos de Shakespeare: Romeo y Julieta.
En la historia de la humanidad se ha escrito mucho sobre grandes amores inmortales, incluso yo tengo una anécdota personal. Leyendo Amores imperfectos de Edmundo Paz Soldán me di cuenta que el amor siempre es imperfecto, que no muchas veces nos casamos con la mujer de nuestros sueños, cuando perdemos la facultad de recordar un beso cuando estamos en el trabajo o vivimos buscando algo que llene el vacío de nuestras vidas. No recuerdo amores épicos en la literatura boliviana, no hay novelas que narren el amor en todas sus características psico-afectivas, es decir, hasta el momento no conozco una novela que narre el final de una época y nos de como complemento un romance digno de ser escrito en la lista de obras inmortales de el romanticismo mundial, y ese es mi nuevo próximo proyecto literario, narrar el amor a la boliviana, inspirada en un hecho auto-biográfico que espero deje con la boca abierta a más de un crítico en literatura. Bolivia es un país tan asombroso que nuestras vidas en el extranjero pueden ser motivo muchas veces de sentimientos de escepticismo en nuestras amistades que no han crecido a nuestro lado, incluso tenemos el riesgo inevitable de ser considerados mitómanos que se inventan una anécdota que para los europeos o americanos podría ser un simple cuento chino entre copas y cigarrillos. Amamos mucho en el mundo, el hombre sudamericano tiene reputación de ser un romántico seductor, capaz de atender las más exigentes necesidades de la mujer que se quiere poseer en todo sentido social y físico. Sin embargo, al convivir en pareja, los problemas son otros, si antes el problema era que la familia te negara ser padre a temprana edad o tuviera rígidos conceptos religiosos fundamentados en una moral de hierro, ahora el problema –cuando se vive en pareja–, es sacar a flote una relación que amenaza con congelarse por culpa de las múltiples obligaciones que tiene el esposo, el hombre comienza a preocuparse por las facturas, la comida y la salud de sus hijos, la mujer piensa en otras cosas más complicadas, y deja de ver a su amado como un objeto de deseo cuando la comunicación se rompe con un fácil trastorno masculino, que no es otro que la incapacidad para decir cosas que se decían en el noviazgo, y no por cobardía, esto sucede porque cuando llegamos a la madurez dejamos de lado el romanticismo y vivimos encadenados a la adicción laboral. Muchos matrimonios felices pierden la llama de sus primeros años de convivencia íntima y se apagan en discusiones y diferencias de decisiones familiares, sin embargo, son esos problemas lo que hacen al amor sudamericano un amor especial y distinto al que se puede tener en otro continente, son esas pequeñas discusiones sobre la economía las que desarrollan nuestra supervivencia emocional en un mundo de trampas existenciales, no todo esta perdido, después del amor llega la costumbre y con esta debe llegar la tolerancia mutua, porque gracias a Paz Soldán terminé por aceptar una realidad que no quería tener en mi adultez: saber que todos los amores son imperfectos.
Fuente: ecdotica-6413e4.ingress-bonde.easywp.com