Al maestro con respeto*
Por: Fernando Mayorga
Hace varios días me puse a reflexionar acerca de la manera de hacer uso de mis palabras en este acto de homenaje a Cachín Antezana.
La primera decisión que tomé fue de tipo genealógico y busqué el origen de la palabra y de la ceremonia. Y en esa pesquisa por los meandros de Wikipedia me encontré con una grata sorpresa.
El origen del homenaje remite al feudalismo europeo, era una ceremonia para establecer un vasallaje, un juramento que implicaba obligación o eran actos de veneración y respeto. Se realizaba en un lugar específico, consistía en una promesa verbal y gestual ante reliquias o libros sagrados. Era un rito y el súbdito se arrodillaba y declaraba ante el señor feudal: “me hago vuestro hombre”. Quizás por eso también se dice “rendir homenaje”. Esta noche rendimos homenaje a un hombre con la reverencia y el respeto que corresponde, y es un homenaje a la palabra escrita y al coloquio, a la lucidez del pensamiento y a una obra intelectual. Celebro la iniciativa de la Fundación Simón Patiño por la organización de este homenaje que es una ceremonia de celebración.
En esa búsqueda, les decía, surgió una grata sorpresa porque en esa enciclopedia se dice que también “se denomina homenaje a una forma de cita, alusión, imitación o paráfrasis de una obra artística previamente famosa en otra posterior… Y cuando un autor ‘rinde homenaje’ a otro de esta manera se interpreta como un reconocimiento de superioridad equivalente al que un vasallo hacía a un señor, en este caso se trata del reconocimiento de un discípulo a un maestro. Otras modalidades, en la teoría literaria y en la teoría del arte, se definen como ‘obra dentro de la obra’, ‘cuadro dentro del cuadro’, ‘teatro dentro del teatro’, ‘novela dentro de la novela”. Y resulta que uno de los libros citados para explicar esta definición, concretamente para referirse a “una obra dentro de otra obra”, es un libro de Luis H. Antezana J, titulado Teorías de la Lectura y publicado en 1983. Entonces, me dije: “no es una coincidencia, es un homenaje” (ver http://es.wikipedia.org/wiki/Homenaje).
Mi segunda decisión fue hablar en plural -como nosotros- porque este es un homenaje colectivo y simplemente yo tengo la suerte de ser el portavoz de múltiples recuerdos y reconocimientos que, espero, reflejen lo que muchos y muchas tienen en la mente y en el corazón.
Quienes hemos tenido y tenemos la suerte de escuchar a Cachín y conversar con él sabemos cuánto se aprende sobre la vida y sus avatares a través de sus palabras que, siempre, son una invitación a la lectura y a la reflexión. Pero enfatizo en el acto de conversar porque escuchar y dialogar con él es una experiencia socrática que excede el mundo académico porque no hace concesión alguna a la banalidad.
Conocemos y compartimos muchas facetas del quehacer intelectual de Cachín: como escritor, lector, profesor, y como maestro. También somos amigos, empero, esta noche somos vasallos, discípulos, alumnos. Estamos aquí para rendir homenaje a su trayectoria que es una obra dentro de otra obra.
Es un ESCRITOR con una obra que aborda múltiples tópicos, porque escribe sobre los libros que lee, los dibujos y pinturas que mira, la música que escucha, los procesos sociales que examina con un olfato insuperable, los aportes de la teoría, los desafíos del método para entender/escudriñar/interpretar/explicar la realidad… y sus alrededores, como le gusta decir.
Escribe sobre obras y autores, corrientes y tendencias en la literatura, entre los cuales sobresalen sus estudios sobre Jorge Luis Borges (sobre quien habló e la Feria del Libro de Buenos Aires en los 80 y también en un encuentro internacional sobre las relaciones entre Borges y Kafka, otro de sus autores favoritos) y sobre los escritores bolivianos (en una edición italiana titulada Quadrilatero, publicada en 2006 en Venecia se compilan sus ensayos sobre Cerruto, Sáenz, Suárez y Urzagasti).
Escribe sobre cultura popular donde se combinan el fútbol y la música, las historietas y los mass media. Cómo no poner de relieve su libro de ensayos sobre futbol con Garrincha por delante pero en la punta derecha, que también fue traducido al italiano con Las Meninas de Velázquez en la portada. Tiene escritos decisivos sobre el pensamiento social boliviano y los procesos sociales de nuestra historia. Todos hemos aprendido a valorar la obra de René Zavaleta gracias a sus estudios seminales sobre Las masas en noviembre. Y sobre Sergio Almaraz. Y también a entender los procesos ideológicos con su ensayo sobre el nacionalismo revolucionario que todos citamos como NR cómo él lo dictaminó hace cuarenta años.
Y es una escritura que se reinventa porque desde hace unos años “escribe” en formato multimedia con las obras dedicadas a Jaime Saenz, Gladys Moreno y Adela Zamudio, y en ese empeño comparte los nuevos lenguajes con los jóvenes. Y, para seguir innovando en su escritura, ahora está elaborando el guión para una historieta que nos contará un célebre cuento boliviano.
Y también nos enseña a escribir porque en el Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU-UMSS) elaboró un “manual de instrucciones” al respecto que se titula Guía de Presentación de Trabajos Académicos y que nunca quiso que lo publiquemos, pero sigue circulando en fotocopias, como en los viejos tiempos. Y fue editor de la revista Hipótesis de literatura y la revista Decursos en Ciencias Sociales, que es otra manera de escribir.
Es un LECTOR que escudriña las obras como nadie, con una agudeza que le permite descifrar y también articular obras y sistemas teóricos. Es lector empedernido, ahora tiene una tablet y una kindle y se compra libros por montón para dar cuenta de ellos en una pantalla, pero sin dejar de seguir buscando las ediciones especiales de tal o cual autor o autora. Y para leer en su lengua natal a sus autores favoritos aprendió a dominar varios idiomas. Alemán para leer a Celan y Holderlin, portugués para Pessoa y Guimares Rosa, inglés para Dickinson y Eliot, francés para Baudelaire y Barthes. Y quechua para charlar con don Jesús Lara.
Y es un lector empedernido pero sistemático, y por eso elaboró un libro sobre Teorías de la lectura, publicado en 1983. Y es lector empedernido pero sistemático porque es capaz de recitar centenas de poemas y nos contó que hasta hace un tiempo no podía releer alguno de sus autores favoritos porque sabía de memoria sus relatos y, por ende, no le sorprendían.
Y es un lector tan especial y especializado que todos nosotros, investigadores y ensayistas, algún rato o casi siempre hemos pedido que lea nuestros manuscritos antes de intentar la aventura de publicarlos.
Fue un PROFESOR que se cansó de corregir exámenes y poner notas. Que enseñó de manera formal en las carrera de Literatura en La Paz a principios de los ochenta (es docente emérito en Humanidad de la UMSA) y de manera informal en un taller de narrativa en Santa Cruz. Durante 25 años fue docente en la carrera de Sociología en la UMSS y más de quince años en los programas de posgrado del CESU que se dictaron en la llajta, La Paz, Santa Cruz, Potosí, Tarija y Sucre. Fue director del CISO en la Carrera de Sociología y director académico en el CESU, dictó Semiología en la licenciatura y Metodología en las maestrías. Su pericia investigativa se tradujo en la elaboración de un documento seminal en Sociología para definir el objeto de estudio, y hace unos días le invitamos a dar una charla en el CESU para pensar un Doctorado y nos trazó el derrotero.
COMO MAESTRO existen muchas facetas que se resumen en una anécdota que se repite a lo largo y ancho del país: cuando nos encontramos con alguno/a de sus estudiantes, ellas/os preguntan: ¿y qué es del maestro Cachín? Eso lo dice todo. Aunque a mí se me ocurre que es por analogía a quien él tanto admira, al maestro Víctor Agustín Ugarte. En suma, como escritor, lector, profesor y maestro le rendimos homenaje. Y como amigo de todos nosotros, le decimos ¡GRACIAS CACHIN!
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*Texto leído por el cientista social Fernando Mayorga, en el homenaje realizado al semiólogo, crítico y escritor Luis Huáscar “Cachín” Antezana Juárez, en el Centro Simón I. Patiño de Cochabamba, el pasado 2 de octubre. En la actividad también participó el escritor Rubén Vargas y se proyectó un documental sobre Antezana, elaborado por Trípode Producciones.
Fuente: La Ramona