Desde otros ojos: reconfigurando la manera de percibir nuestra realidad
Por: Gabriela Rico
(Desde Otros ojos, de la autora Gabriela Rico, se presenta el 5 de febrero en la biblioteca del Centro Simón I. Patiño de Cochabamba. La presentación estará a cargo de Alejandra Ramírez, Bárbara Sánchez y Jeffery Bentley.)
Hace dieciséis años trabajaba como directora de una Fundación en el Municipio de Yanacachi en los Yungas de la ciudad de La Paz y me encargaron diseñar un centro de interpretación del camino prehispánico del Takesi, una de las rutas arqueológicas mejor preservada en territorio Boliviano, que hace parte de la red de caminos llamada Qhapac ñan que atraviesa desde el Ecuador hasta el norte de Argentina. En esta época, conjuntamente con la arqueóloga italiana Patrizia Di Cosimo dirigimos el documental La ruta de los brujos y ello me impulsó a seguir visitando centros ceremoniales y montañas de Perú y Bolivia, admirando cada vez más la complejidad conceptual alcanzada por los ancestros de estas tierras.
En este caminar tuve la oportunidad de ser parte del Ayllu Watunakuy, el cual cada solsticio de invierno reúne en Cusco a maestros y maestras de los Andes, para la transmisión intergeneracional de saberes y el intercambio de semillas. Así mismo, tuve el honor de recibir enseñanzas de una sanadora llamada Memina y un Pampamissayuq (sacerdote) de la nación Q’ero, población escondida entre las montañas de Paucartambo, Perú, que se dio a conocer hace apenas 70 años y que es hoy en día considerada el último Ayllu Inca y el testimonio más auténtico de las raíces andinas.
Los Q’ero consideran al autoconocimiento y a la soberanía del ser sobre sí mismo, libre de condicionamientos externos, como elementos indispensables para la evolución humana. Entendiendo que inconscientemente decodificamos la información que recibimos del entorno en base a recuerdos y a patrones personales, familiares, sociales y culturales, sin embargo, si así lo deseamos, podemos elegir reconfigurar nuestra manera de percibir la realidad, dejando atrás roles de víctima, salvador o verdugo, para hacernos responsables de nuestra vida y así alcanzar la plenitud.
Asimismo, conciben que todo el universo está conformado por energía en diferentes densidades, los astros, las montañas, los seres humanos, las emociones, etc. De este modo, el andino interactúa en su cotidiano vivir con tres mundos paralelos: el de arriba, de la energía sutil, de frecuencia alta, donde habitan las ideas sin forma (Hanaqpacha); el de abajo, de la energía densa, de frecuencia baja, donde habita la materia (Ukhupacha); y el de la vibración emitida en el instante presente, en el aquí y el ahora (Kaypacha).
Siendo el hombre (Chakaruna) el puente entre el mundo de arriba y el de abajo, capaz de vibrar en sintonía, para emitir, captar y transformar una energía a voluntad dentro de su universo personal. Siendo los rituales (intensión, sonido y movimiento) el medio a través del cual se emite una frecuencia específica para atraer una energía sutil del universo y transformarla en algo perceptible, por ejemplo, la paz; o, caso contrario, devolver al universo una energía densa que ya no es útil, por ejemplo, el miedo. Es así que pude observar en algunas oportunidades que los sanadores de Q’ero basaban el diagnóstico de las enfermedades físicas en encontrar las causas emocionales que originaban el mal funcionamiento del cuerpo y resolvían el caso a través del movimiento de energía.
La cosmovisión andina es una manera de comprender la realidad, imposible de entender desde la lógica o la razón, pues está más allá de lo visible y tangible del universo, más aún, es compleja de comprender para quienes no han sido criados a lado del sembradío, del río, de la montaña, donde la vida depende de la armonía entre el humano, la naturaleza y los seres trascendidos, como los Apukuna, el Sol, la Luna y la Pachamama, entre otros, seres que son honrados en los Andes por representar la contención y la guía hacia la iluminación.
Considero que hoy en día tenemos mucho que aprender de estas culturas milenarias y darnos cuenta que existe más de una perspectiva de desarrollo y, quien sabe, sea necesario romper con algunos paradigmas para ver el mundo desde otros ojos.
Es por ello que decidí aportar a la revalorización de los saberes ancestrales y compartir las enseñanzas que había recibido en forma oral de maestros y maestras de los Andes, a través de un ensayo que relata el camino de crecimiento de conciencia de la protagonista, que se ve envuelta en un mundo mágico sacado del tiempo, que le permite comprender que tiene la capacidad de crear su propia realidad y de ver el brillo de cuanto le rodea.
Fuente: La Ramona