Milton Eyzaguirre y su encuentro con las ñatitas
Por: Andrés Rodríguez
Milton Eyzaguirre (La Paz, 1970) tuvo su primer encuentro con las ñatitas –los cráneos de los muertos–, según recuerda, cuando tenía cinco años. No fue hasta 20 años después que su memoria se reactivó en su primer acercamiento académico a este objeto de estudio cuando comenzó a trabajar como curador de bienes orgánicos en el Museo de Etnografía y Folklore (Musef), institución en la cual ejerce como Jefe de Unidad de Extensión. El especialista afirma que fácilmente, “con práctica y paciencia”, se puede catalogar los restos óseos, pero la labor en la que se iba a encaminar, “catalogar lo intangible”, era lo complejo.
En Los rostros andinos de la muerte. Las ñatitas de mi vida, obra editada por el Centro de Investigaciones Sociales –que presenta su segunda edición–, Eyzaguirre propone una investigación en la que se adentra en los temas de las construcciones, los signos, los contenidos, los actores sociales y las lógicas locales que giran alrededor de la festividad de las ñatitas, ese rito tradicional que se celebra cada 8 de noviembre para agradecer a los difuntos por los cuidados y favores que los vivos reciben de ellos.
– Dentro de su obra hace énfasis sobre todo en tres diferentes momentos, el prehispánico, el colonial y el actual. ¿Cómo podríamos decir que evoluciona la parte de los ritos y elementos culturales respecto a las ñatitas durante estas tres diferentes etapas?
Yo creo que hablar de evolución no es la palabra acertada, más bien creo que hay un proceso de involución. Porque cuando se le da más énfasis y peso al tema de las ñatitas es justo en el periodo prehispánico, en el que se explica qué sucede con el manejo o tratamiento de los cuerpos. En este contexto el tratamiento de los cuerpos está vinculado fundamentalmente en entender la visión que se tiene con el ancestro como una entidad protectora. En el periodo colonial, digamos que esto se invisibiliza porque tiene que ver mucho con este proceso de extirpación de idolatrías y obviamente las actividades vinculadas de los indígenas no eran bien vistas por los españoles. En el periodo contemporáneo o republicano hay un periodo oculto que recién empieza a visibilizarse con algunos documentos que aparecen en la década de los 40 y con muchas más fuerza a partir de la década de los 80. Entonces digamos que el plato fuerte de la explicación de todo esto está relacionado con los ancestros que tienen ver con la explicación prehispánica.
– Afirma que al estudio de las ñatitas no se le da relevancia fuera de la arqueología, ya que el estudio de los cultos no ortodoxos de la religión recibe poca atención a nivel académico, ¿a qué cree que se deba esto?
Una de las razones es que obviamente no entran en temas de debate hablar de la ritualidad, no te genera dinero. Hay investigadores que trabajan mucho en economía, en política y a ellos sí les da dinero y es lo que les interesa, porque a partir de esto comienzan a desarrollarse profesionalmente.
El estudio académico de ritualidades es una labor que se realiza más por esfuerzo personal y tiene que ver mucho con esta visión lamentable de la antropología evolucionista y que obviamente captó la visión de la sociedad en general de que los ritos de las sociedades no europeas, es decir indígenas, tienen que ver mucho con la magia, tienen que ver con el chamanismo, ni siquiera son mencionados como religión. Esos elementos o mecanismo han generado un desprecio a una lógica diferente. Obviamente a partir de este desprecio desmerecen la capacidad que tienen las culturas de confrontarse con su entorno ritual, y obviamente no lo van a entender.
– En su investigación hace hincapié también que desvincularse de las relaciones entre los vivos y los muertos es una equivocación. ¿Cuál es el valor que se le da la muerte en el contexto andino?
En el contexto andino, la muerte trae a la vida, algo que no se entiende en los contextos occidentales, donde la muerte es la muerte y la relación acaba ahí. En nuestros contextos, por ejemplo, hay actividades que están vinculadas con las ritualidades de las ñatitas, con la t’antawawa, o sea, ¿qué tiene que ver una wawa de pan en una ritualidad de muertos?, ¿qué tiene que ver el bautizo de las t’antawawas en una ritualidad de muertos?, ¿qué tiene que ver el hecho de que se haga la wallunka en una ritualidad de muertos? Es una fiesta de fertilidad, que tiene que ver con la espera para el tiempo de los muertos y la lluvia para que germinen las semillas.
– ¿Cuál es la relación de las ñatitas y la muerte con los ciclos agrícolas?
Hay varios elementos que te conectan a la muerte con la vida, y me agarro de un término quechua antiguo que es el concepto de mallqui, que significa en quechua antiguo “el muerto seco” como tal, pero también significa “aquellas plantas que estás germinando”, esas plantas bebés, un mismo concepto, una misma palabra define dos conceptos diferentes que la vez son uno solo. La muerte va a regenerar la vida, por eso es importante entender que en el tiempo de ritualidad, de fertilidad de muertos, se va generando este tipo de relaciones que lamentablemente en la lógica occidental no se la ve, es una percepción occidental. A lo mucho se dice que los muertos llegan el primero y se van el dos de noviembre y ahí se resuelve todo el problema. Si analizamos desde nuestra visión local, entendemos que los muertos llegan en este tiempo y recién se van en el tiempo de carnaval, ayudando a germinar las semillas, ayudando a la reproducción de seres humanos y de animales, de las minas, y que aparezcan más vetas para la explotación minera.
– ¿Cómo fue el proceso de revisión documental para su investigación?
Lamentablemente mucho del material no está visible. Llegué a ellas por rebote, porque estaba relacionado principalmente al tema de la muerte. Hay algunos documentos del señor Alber Quispe, quien trabaja revisando papeles de la colonia, principalmente del subintendente Viedma, y hace una alusión bastante interesante a lo que pasa comenzando el año 1805 y como Viedma denuncia este tipo de actividades, entonces hubo diferentes elementos que me permitieron contactarme con varios documentos de crónica principalmente en el que se hace mención a este tipo de ritualidades, pero de forma muy despectiva, como algo que solo hacen los indios porque están influenciados por los diablos y esta campaña de extirpación de idolatría. Estos documentos nos permiten ver lo que realmente pasaba y obviamente esta información contrastada con los datos etnográficos actuales que se tiene en el área rural y de su relación que se tiene con los muertos, nos dan algunas verdades que son bastante interesantes, como es la importancia de la muerte en el contexto local andino.
Fuente: Letra Siete