Liliana Colanzi: Usar la rabia y el dolor para crear, pensar, cuestionar y transgredir
Por: Miguel Vargas
En la antología La desobediencia, Dum Dum editora, encabezada por la escritora y editora cruceña Liliana Colanzi, reúne 10 ensayos que abordan el pensamiento feminista que se produce en Bolivia, abordando diferentes temáticas y desde diferentes narrativas.
Fabiola Morales Franco, Magela Baudoin, Fabiola Gutiérrez, Paola R. Senseve T., Valeria Canelas, Lucía Carvalho, Christian Daniel Egüez (Marica y Marginal), Virginia Ayllón, Alison Spedding Pallet, María Galindo y Colanzi son las autoras que firman el libro que estará disponible en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz desde el 29 de mayo.
— ¿Cómo surge la iniciativa de gestar ‘La desobediencia’?
De las ganas de hacer algo con las experiencias de las mujeres, de la voluntad de usar la rabia, el dolor y el deseo de cambio para crear, para pensar, para transgredir y transformar, y para cuestionar y cuestionarnos a nosotras mismas. Me parece importante reivindicar el derecho de las mujeres a articularse en una voz colectiva, sin que esto signifique ignorar las diferencias entre unas y otras o exigir una postura única sobre todas las cuestiones.
— ¿Por qué es importante publicar esta antología?
Porque hay feminicidios, violaciones, agresiones y acoso a mujeres todos los días, porque no hay ninguna candidata a la presidencia y muy pocas en puestos de decisión, porque se sigue culpando a las mujeres de provocar a los hombres que las agreden, porque la presencia de las mujeres en la esfera pública sigue siendo limitada, porque es una triple desventaja ser mujer, indígena y pobre, porque no somos dueñas de nuestros cuerpos, porque estamos sometidas a mandatos tiránicos sobre cómo debemos vernos y cómo debemos ser, porque el trabajo de la mujer en el hogar no tiene paga y porque el sistema entero se sostiene sobre la explotación de las mujeres. Y porque hay que seguir profundizando en la lucha que generaciones anteriores de feministas nos legaron en Bolivia.
— ¿Cómo se hizo la selección de las autoras y los textos?
Invité a diez escritoras de diferentes generaciones a reflexionar sobre su propia relación con el feminismo, hacer una crítica de la condición femenina o masculina, o a abordar cualquier aspecto que les interesara sobre lo que significa ser mujer, y a hacerlo con las herramientas que quisieran: desde la experiencia personal, la poesía, el arte y la literatura, desde el diálogo con otros feminismos, desde la crónica, etc.
—¿Cuáles son las miradas dentro del universo del feminismo que se ofrecen en estos textos?
Los textos de este libro cuestionan no solo la situación de la mujer, sino las bases mismas de un sistema capitalista, patriarcal, racista, extractivista y colonial que conducen a la depredación, al sometimiento y la muerte. Hay ensayos que hablan de la necesidad de pensar ya no en derechos, sino en vanguardias y utopías, en la revolución permanente. Otros critican a un Estado boliviano que controla los cuerpos de las mujeres, negándoles la soberanía para decidir si desean o no ser madres, y que incluso hoy en día exige la firma del esposo para procedimientos como la ligadura de trompas. Hay autoras que se rebelan contra la imposición de la maternidad como destino inescapable y que escriben desde las posibilidades felices que ofrece el desvío de ese mandato. Hay voces críticas con respecto a un feminismo blanco y eurocéntrico que no problematiza su propio confort, posibilitado por el trabajo de mujeres migrantes, muchas de ellas con arreglos precarios a partir de su condición de ilegales. Algunas escritoras hablan de lo que significa ser mujer y sentirse en peligro solo por el hecho de caminar en la calle. Muchas exploran la relación problemática con nuestros propios cuerpos.
También encontrarán en esta antología reflexiones sobre las disidencias sexuales, esas que socavan las gramáticas de lo que es ser hombre o mujer y que albergan a “las raras, los marginados, las periféricas y las inadaptadas”. Hay críticas a una masculinidad que produce hombres violentos, homofóbicos, racistas, femicidas y travesticidas. Hay miradas a la representación de la mujer en el arte y en la poesía. Hay experiencias de mujeres ejerciendo el liderazgo sindical en el área rural, de las dificultades que encuentran al momento de afirmar su autoridad frente a sus pares masculinos, a quienes les cuesta aceptar que una mujer tome decisiones por toda la comunidad. Y está la pregunta sobre la voz pública de las mujeres, por su ausencia, por la doble jornada invisible que impide o desacelera el ingreso pleno a la esfera pública.
— La literatura y el lenguaje es campo de batalla para el feminismo. ¿Cuál es el aporte desde Bolivia en ese sentido?
El anarcofeminismo de Mujeres Creando, que combina prácticas artísticas y performáticas con estrategias para conseguir justicia y producir economía feminista, es un referente para Latinoamérica y el mundo.
Fuente: Tendencias