Prontuario, un libro que desnuda a Bolivia
Por: Carlos Decker-Molina
El 22 de julio de 2011 se produjo el atentado más grave, por su magnitud, en Oslo. Anders Behring Breivik dejó un campo bombardeado en el centro administrativo y político, algo que le dio tiempo para irse a la isla de Utöya y eliminar a tiros a 69 jóvenes y dejar una tendalera de heridos, todos militantes de la juventud socialdemócrata, muchos hijos de inmigrantes.
Breivik se considera, incluso hoy, como un patriota. Hay quienes lo emulan como los neozelandeses que atacaron las dos mezquitas de Nueva Zelanda el pasado 15 de marzo.
El 23 de julio de 2011, a las nueve de la mañana sonó el teléfono del abogado Geir Lipperstal, era su esposa que se quedó trabajando en el hospital de Oslo, es enfermera de profesión y la situación del país exigía su concurso. El abogado recuerda que su mujer le dijo: “Si Breivik hubiese llegado herido al hospital, habríamos tratado de salvarle la vida”.
Geir Lipperstal compendió que se trataba de la seguridad jurídica necesaria e importante para vivir en democracia. Fue él quien se hizo cargo de la defensa del terrorista Breivik.
Escandinavia (Dinamarca, Noruega y Suecia) es una democracia avanzada y por lo tanto con seguridad jurídica que es el marco de su seguridad nacional.
Haber leído Prontuario, un extraordinario aporte de este diario, crónicas de 11 periodistas, la mayoría mujeres, es ver, oler, sentir la pobreza boliviana en materia de justicia, se advierte la carencia de instituciones, abogados que no defienden los derechos del cliente, jueces y fiscales que intentan tapar el delito con los dedos de manos fraudulentas o por lo menos lograr la retardación de justicia para dejar el caso en el limbo administrativo.
Ni siquiera puede explicarse con la teoría de la lucha de clases. Es decir, aquella afirmación de que el derecho es un derecho que sirve a la clase social hegemónica, la justicia es para los de arriba, porque no hay igualdad ciudadana.
Isabel Mercado al final de su crónica dice: “El caso Despot tiene la particularidad de involucrar a dos familias de clase media acomodada; como para constatar que cuando se trata de injusticia, no es requisito ser pobre: los ricos también lloran…”
Vivo en un país con muchos inmigrantes, en esas capas hay sectores pequeños, que quieren trasladar sus tradiciones a la realidad sueca o escandinava y suelen ejecutar a sus propias hijas porque éstas no quieren casarse con el tío o el amigo del padre. Alguien escribió que las amenazas al estado de derecho no vienen del presente, sino del pasado. El presente es la modernidad sueca, igualitaria, con derechos y con obligaciones. El pasado son las tradiciones de clanes, algunos muy religiosos que pugnan por “seguir como siempre”.
Me parece que en Bolivia sigue latente la dicotomía entre tradición y modernidad. Pues, la tradición hace decir a gritos en la cara del carabinero. “No sabes quién soy yo”. “Qué te crees, cojudo, que voy a pagar esa multa que irá a dar a tus bolsillos”. “No te metas conmigo que te va a costar caro” Sinceramente, pensé que en estos años llamados “proceso de cambio” había cambiado la superestructura, pero, lo que veo a través de las páginas de Prontuario, es que –al contrario– se agudizó, tal vez hay recambio de actores, pero el sistema –si algo puede llamarse a la carencia de instituciones independientes, fuertes y profesionales– no ha cambiado, sigue siendo la misma sociedad que describe Juan Carlos Salazar en Tres crímenes perfectos.
Si algo enseña la literatura negra es el trasfondo social y económico donde se desarrolla el crimen, y Prontuario no es ficción literaria, por eso su fuerza; nos muestra un trasfondo delirante con personajes de cuento truculento como el texto Campeón de Ajedrez de Cecilia Lanza, personajes que saltan desde la celda e intentan transformarse en héroes de un ayer contradictorio.
Otra de las enseñanzas de los países donde he deambulado es el psicoanálisis. En la guerra de Yugoslavia había muchos como Arcan, el líder de los tigres, que combatían en las filas serbias. El personaje era un huido de una cárcel sueca, delincuente psicótico considerado un héroe por los suyos, para su disculpa podrían decir que era un personaje de guerra y como toda guerra, además sucia, tiene sus psicópatas; algo que no puedo entender cómo la sociedad boliviana no ayuda a sus enfermos, porque quienes mataron a Carla y Jesús son el Arcan de la guerra de los Balcanes, por la crueldad y sadismo con que lo hicieron, después de deshacerse de los cadáveres siguieron la juerga. Es el mismo sádico que se reproduce en el texto de Anahí Cazas, no puede ser que un ser normal apuñale a su propia mujer y de yapa a su suegra delante de su propio hijo.
¿Qué hacer? No soy quien responda la pregunta, pero me atrevo a decir que lo fundamental es la construcción del estado de derecho, Bolivia debe ser comunidad de ciudadanos libres, pero antes que reclamar derechos debe aprender a ejercitar sus obligaciones, esa gimnasia crea las oportunidades.
Sin estado de derecho no hay posibilidades de consolidar la democracia. Otro factor es la escuela, la educación, en lo posible laica, para evitar que la religión invada campos que no le competen, porque creer en algún dios o en la pachamama, debe ser algo privado y no estatal.
El tercer motor del cambio es la prensa independiente, como en el caso de Prontuario, mujeres y hombres que salen a la calle a escarbar en el basurero social sin recelos políticos ni ideológicos, con profesionalismo e independencia. Sin la prensa independiente no hay cambio.
Los 11 textos están escritos por dos hombres y nueve mujeres. ¡Brillante! Mujeres poderosas que asustan a hombres poderosos porque les recuerdan que fueron dependientes del cordón umbilical.
Termino citando al abogado del terrorista noruego: “Defiendo a la persona que cometió un delito, lo que no quiere decir que defiendo el delito, sino los derechos de la persona”.
Fuente: Letra Siete