El mundo de los cuentos de Edmundo Paz Soldán
Entrevista a Edmundo Paz Soldan
Por: Claudia Eid
Edmundo Paz Soldán es uno de los escritores bolivianos más importantes de su generación. Además de su creación literaria, mantiene una importante actividad académica, enseña Literatura Latinoamericana y Contemporánea en la Universidad de Cornell, en el estado de Nueva York.
La semana pasada presentó, en la biblioteca del Centro Simón I. Patiño, junto a la Editorial Nuevo Milenio, una reedición de sus primeros cuentos, denominada “Desencuentros”, libro que también presentará en la próxima Feria Internacional del Libro de La Paz. En esta entrevista con Lecturas & Arte, habló de sus procesos de escritura.
– ¿Cómo fue revisar sus primeros cuentos para “Desencuentros”?
Siempre me río de esos libros que dicen reedición corregida y aumentada, porque yo creo que debería ser “edición corregida y disminuida”, porque hay textos que no envejecen bien. Creo que el trabajo de revisar mis primeros libros no tiene que ver con reeditarlos, porque no tiene que ver con lo que escribiría hoy. Hay unos 15 textos que fueron eliminados, pero me alegra que la mayoría siga viva.
– ¿Cómo se va transformando el impulso de escribir?
Creo que tiene que ver con que a un inicio lo que me interesaba era contar una historia, entonces no es que ahora no me interese contar historias, pero ahora cuando, se me viene a la cabeza un personaje, me interesa explorar más sus aristas psicológicas. Ahí es cuando se va alargando el cuento, en la exploración del personaje; en cambio mis primeros cuentos iban más sobre incidentes, pensaba más en cómo sorprender al lector en cuanto a la mecánica de los hechos. Ahora no estoy tan obsesionado por los hechos, sino por las sensaciones y la exploración de la minucia psicológica de los personajes, no creo que uno sea mejor que el otro, sólo creo que son diferentes momentos.
– ¿La preocupación por el lector se ha mantenido?
Sí, pero es diferente porque con los cuentos breves pensaba mucho en que el género del futuro sería el cuento breve, porque como todo se iba acelerando y había menos tiempo para la lectura, los cuentos de una o dos páginas iban a ser lo que más se leería 20 años después; jamás se me hubiera ocurrido que ahora mi hijo lee la saga de corrido de Harry Potter y son siete libros cada uno de 600 páginas. Todavía nos gusta perdernos en un mundo donde puedas estar varios días, en ese sentido, mi predicción estaba equivocada. Antes me preocupaba más el tiempo del lector, lo que podría consumir en una sentada. No necesariamente he practicado lo que predicaba en ese entonces porque después comencé a escribir novelas, por ejemplo, en la última, que se llama “Los días de la peste”, hay muchos personajes, ya no estoy tan preocupado por el tiempo, a la gente que le gusta leer, le gusta leer cosas breves o largas.
– Como escritor, ¿cree que le afecta la crisis del papel?
No se es inmune a lo que ocurre ahí afuera, entonces uno se cuestiona la relevancia del trabajo literario en esta época. Creo que si eso te lleva a dejar de escribir, pues claramente cuando estabas escribiendo te interesaba mucho que la literatura fuera el discurso central de tu tiempo o que tuvieras muchos lectores, pero si aún sabiendo que se está en medio de una crisis y te interesa seguir escribiendo y escribiendo novelas largas, creo que se está haciendo de acuerdo a la vocación más allá de hacer de acuerdo al aire de los tiempos. Creo que en general, y no sólo ahora, la precariedad del medio literario en Bolivia hace que muchas posibles vocaciones literarias se coarten antes de tiempo porque hay que sobrevivir. Hay países en los que los escritores están menos huérfanos y reciben apoyos del Estado. Creo que, al final, si la vocación es fuerte, no hay excusa que valga, es bueno cuestionarse, pero si aún así sigue el interés de escribir, es la prueba de fuego.
– Usted impulsa y ha impulsado a escritores bolivianos jóvenes y talentosos. ¿Es una decisión consciente o se fue dando de manera orgánica?
Cuando comencé, me costaba mucho encontrar lectores de mis manuscritos, hubo gente que me apoyó y finalmente pienso que la literatura es un acto de generosidad. En ese sentido, para mí siempre ha sido fundamental apoyar la literatura boliviana. Me interesa hacer una labor de proselitismo, si tengo la oportunidad de comunicar a otros lectores afuera que hay ciertos textos en Bolivia que merecen ser difundidos, ¿por qué no? No se está regalando nada a nadie, creo que simplemente se está tratando de ayudar a gente que ya es talentosa.
Fuente: Lecturas