Liliana Colanzi: “Hay que crear lectores”
Por: Martín Zelaya Sánchez
Con su libro Nuestro mundo muerto publicado el año pasado en cuatro países, la cruceña Liliana Colanzi no solo cosechó elogios varios de la crítica de Argentina, México, Chile y otros países, sino que a la par de su elección en el grupo Los 39 de Bogotá, se consolidó como una de las voces jóvenes más influyentes en cuanto a literatura en español se refiere.
De ahí que es grato el anuncio de que mientras trabaja en su primera novela y más cuentos, se haya decidido a dar el paso al universo editorial –algo que venía dando vueltas hace ya algún tiempo-, con un clásico recuperado Eisejuaz, de la argentina Sara Gallardo, un texto con protagonista, trama y “corazoncito”, muy cerca de lo boliviano.
– Pasaron ya varios años desde que en Hispanoamérica se dio una suerte de “boom” de editoriales independientes que en Bolivia se apreció sobre todo con El Cuervo. ¿Cuál fue el aporte de esta tendencia? Siempre hablando desde el provecho y beneficio para los autores y los lectores, ¿sigue siendo una alternativa, una apuesta que valga la pena…?
En Hispanoamérica, las editoriales independientes han propuesto rutas alternativas de lectura que responden a criterios diferentes de los que tienen los grandes sellos: el cuento y la poesía, por ejemplo, han encontrado siempre aliados en las independientes. Bolivia, sin embargo, nunca fue un territorio disputado por las editoriales transnacionales, y la única que había, Alfaguara, se retiró hace algunos años. Todo el circuito editorial boliviano es independiente, de mayor o menor tamaño, así que más que hablar de “alternativa” o “tendencia”, yo diría que es nuestra realidad.
Antes que una tensión entre los grandes y pequeños sellos, en Bolivia hay un problema grande de piratería y de impuestos que asfixian tanto a libreros como a editores, además de la ausencia de políticas públicas de fomento a la lectura. La contribución de las independientes en Bolivia en los últimos años se ha centrado, por un lado, en la apertura a autores latinoamericanos, y por otro, en la recuperación de obras olvidadas.
– ¿En este contexto y coyuntura, cuáles son las inquietudes particulares y los objetivos específicos que te llevan a crear Dum Dum?
Dum Dum editora es el lugar para los géneros híbridos, el ensayo, la ciencia ficción, la imaginación de una sensibilidad nueva, pero también para el rescate de proyectos periféricos de otras épocas que no encontraron su lugar en el canon. La idea es mirar al pasado para escuchar el futuro: como dice el lema de la editorial, la idea es que Dum Dum tenga “un pie en la selva y otro en Marte”; también un pie en Bolivia y otro en el resto de América Latina. Inicialmente, el plan es publicar dos libros al año, uno de un autor nacional y otro de uno latinoamericano.
– Hace poco se anunció la creación de un sello nuevo, Mantis, dentro de una editorial digamos “grande”, como Plural. Su reto, además de publicar a escritoras, es rescatar títulos sobresalientes publicados en otros países para acercarlos al lector boliviano. Entiendo que este también es uno de los intereses de Dum Dum. Como escritora, ¿te ves en la necesidad o reto de crear lectores?
Por supuesto. No podemos contentarnos con lo que hay, que es muy pequeño; tenemos que expandir nuestro público, crear lectores para la ciencia ficción o el ensayo. Otra cosa necesaria es dejar de pensar solo en el eje troncal, llegar tanto a Tarija como a Pando.
– Anuncian que se dedicarán además a géneros híbridos y el ensayo. ¿Cuál es tu lectura de la situación del ensayo literario en el país? Más allá de la producción académica de la Carrera de Literatura de La Paz y otras instancias en otras ciudades, ¿se hace poca reflexión y crítica o se hace y no se publica?
En Bolivia el tipo de ensayo que predomina es el político, muy ligado a la coyuntura. Existe poco ensayo literario fuera de la academia, e incluso dentro de la academia la producción es todavía escasa y está enfocada en la capital. Si hablamos de otro tipo de ensayo, sobre música o cine, por ejemplo, es aún más infrecuente. Y el arte que no tiene crítica se diluye, no permanece, se pierde. Por eso el ensayo será una de las áreas cubiertas por Dum Dum editora.
– También hablan de rescatar obras de otras épocas. Veo en esto otra tendencia de pronto iniciada por la colección “Letras fundacionales” de Plural. ¿Cuán importante es la recuperación, relectura de obras y autores importantes que estuvieron olvidados? ¿Crees que haya influido en las novísimas generaciones de narradores que, se supone, leyeron ya muchas de estas piezas rescatadas?
Cada generación necesita hacer su propio inventario de aquello que considera fundamental, de otro modo corremos el riesgo de que nuestra literatura se momifique. De los redescubiertos en los últimos años, Hilda Mundy y David Villazón están siendo muy leídos y discutidos pero todavía no veo su influencia en la escritura.
– ¿Por qué Eisejuaz y Sara Gallardo para arrancar?
Gracias a Eisejuaz quise convertirme en editora para poder compartir una novela que me conmovió con lo extraordinario de su lenguaje y con su mundo extraño y visionario. Eisejuaz es un hallazgo, uno de esos libros tan raros que cuesta situarlos dentro de la literatura latinoamericana: Mónica Velásquez habla en el prólogo de un neo-misticismo y un neo-indigenismo, y se podría hablar también de la creación de un lenguaje nuevo.
La novela cuenta la travesía espiritual de un indio mataco que escucha un llamado divino, y su relación con el mundo de los blancos, con su propio pueblo y con un Dios sincrético que se manifiesta a través de los animales y de los árboles. Eisejuaz narra esa región fronteriza entre Argentina y Bolivia desde el mundo indígena, y lo muestra en toda su complejidad, su belleza y su miseria. Sara Gallardo es una autora recuperada en Argentina en los últimos años, y que en Bolivia fue sido conocida especialmente por su amistad con Jesús Urzagasti.
– ¿Puedes adelantar el segundo título de Dum Dum?
Por ahora, lo que puedo adelantar es que se trata de un libro de ensayos sobre música, y que es más probable que esté listo para 2018.
Fuente: Letra Siete