Peter Lewy: “La Ley del Libro duerme el sueño de los justos”
Entrevista a Peter Lewy
Los obstáculos por los que atraviesa el sector librero formal llevaron a Peter Lewy a considerar el cierre de su librería, Lewylibros, en más de una ocasión. Hace un año parecía decidido a hacerlo; sin embargo, esa mezcla de pasión, costumbre y amor por el oficio lo tiene ahí, dispuesto a darse una oportunidad más. Pero Lewy no se aferra solo al despegue de su negocio, sino del sector en general, esto es el libro, la lectura y las bibliotecas. Sus años en la Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz lo convierten en voz autorizada para plantear propuestas.
– ¿Qué proyectos tiene en mente al respecto?
El primero es crear un observatorio del libro, para que con ayuda de universidades e instituciones especializadas podamos hacer un levantamiento real acerca del nivel de la lectura en la ciudad. Se dice que no se lee, que a la gente no le interesa, pero, ¿qué pasa cuando vemos que la gente compra libros piratas? Son temas para analizar.
El segundo proyecto es crear una asociación para defender los derechos de editores y autores, porque resulta que en este momento el que defiende los derechos de autor es la Cámara del Libro y no los mismos autores. Muchos escritores piensan que es un honor ser pirateado, porque así los leen más. Eso está mal.
El tercer proyecto es un gran foro nacional del libro, que aglutine a todos los protagonistas y temas de interés, como la lectura, los derechos de autor, de comercio, de aduana, de exportación, etc. La idea es crear una política nacional del libro. Como somos un país receptor, somos muy débiles porque recibimos influencias de todas partes, pero no tenemos una posición definida respecto a estos temas tan importantes.
– ¿Cómo está el nivel de las editoriales?
Lamentablemente, las editoriales locales se han quedado. El País está produciendo cada vez menos, La Hoguera produce básicamente para la feria y Lewylibros ya está demasiado vieja y no tiene dinero para seguir editando (risas). En cambio, en La Paz, las circunstancias siguen siendo favorables porque allá está la sede de Gobierno.
– La realidad nos dice que en Santa Cruz de la Sierra, una ciudad de 2 millones de habitantes, hay cada vez menos librerías, menos producción editorial y también se dice que cada vez menos interés en leer; sin embargo, vemos que a nuestros autores los publican afuera, que ganan premios internacionales, a la vez que aparecen talleres, posgrados de escritura, nuevos escritores y gente interesada en escribir y en publicar. No son demasiadas paradojas?
Eso pasa cuando hablamos solo de literatura. Y ahí hay dos aspectos, uno positivo y otro negativo. Ocurre que el mercado de los textos escolares ha corrompido el panorama editorial, el negocio es muy fuerte ahí y eso hace que los esfuerzos para que el interés por lo literario crezca no sirvan de mucho. Claro que hay gente interesada en escribir y, por supuesto, nuevos autores, pero no hay quién los edite. Y las ediciones digitales son muy pobres.
– ¿Qué papel debe jugar la Cámara en este caso?
En lo que pueda apoyar la Cámara lo va a hacer. Hemos realizado el esfuerzo por apoyar programas de lectura, como el de la Gobernación, e incentivar las campañas en las provincias y en otros departamentos. Pero es difícil mantener este negocio sin apoyo. Organizar la feria cuesta, luchar contra la piratería cuesta. Y, en mi caso, mantener una librería con estas características cuesta. En esta ciudad tenemos más de 200 librerías, que en realidad son papelerías. Esa es la realidad.
– Si hace falta una política nacional, ¿en qué queda la Ley del Libro?
La Ley del Libro está durmiendo el sueño de los justos, primero porque no se ha constituido la comisión nacional que debería estar trabajando hace tiempo en varios temas. Lamentablemente Pablo Groux se limitó a impulsar la ley, Machicao se dedicó al Dakar y la nueva ministra parece que sabe menos que los anteriores.
El problema de la ley es que al no pagarse el IVA, nuestros problemas se han acrecentado, porque no podemos descargar nada y para colmo tenemos que pagar impuestos. Esta ley debe tener futuro, además, en la promoción de la lectura, pero no hay una política para liberar de impuestos, ni para dar créditos, ni para apoyar las importaciones y exportaciones.
Fuente: El Deber