Universos con tétrica expansión
Por: José Güich Rodríguez
A estas alturas ya es incontrovertible el hecho de que la literatura fantástica y de ciencia ficción experimenta un auge inusitado en Hispanoamérica. La abundancia de autores y propuestas en torno de estos géneros, hasta hace unos años silenciados o periféricos –salvo en uno que otro país del área, como México o Argentina–, hace difícil tomar el pulso a dicha efervescencia. Nombres como Chimal, Roas, Baradit o Schweblin son familiares al lector más o menos informado. A ellos hay que añadir a un autor con prestigio y reconocimiento dentro del “mainstream”: Edmundo Paz Soldán (Cochabamba, 1967), cuya obra desde sus comienzos siempre mostró gran afinidad con los códigos no realistas.
“Las visiones”, libro de relatos del escritor boliviano, prolonga los planteamientos de la novela “Iris” (2014), que corroboró su apuesta estética: una aproximación a las construcciones ficticias llamadas distópicas. Es decir, las opuestas a los modelos de una sociedad ideal como la concibiera Tomos Moro en “Utopía” (1516).
Los cuentos de Paz Soldán retoman el referente central de “Iris”: una tierra imaginaria, colonizada y expoliada por la tecnología, en la cual los habitantes viven bajo jerarquías estrictas y cumplen roles funcionales a la supervivencia de un sistema perverso por naturaleza.
En el mundo concebido por Edmundo Paz Soldán, y de manera similar a otros autores (Orwel o Huxley), se proyectan muchas de las horrendas taras que afectan hoy el planeta. Se habla con afán crítico –en clave– del presente, más que de un futuro hipotético.
El hilo conductor de “Las visiones” es precisamente la dimensión evasiva en la que habitan los personajes, signada por la violencia atávica de ese universo. En algún momento estos seres, ya sea que pertenezcan al establishment dominante y explotador de minas o se afilien a Orlewen el movimiento de resistencia a los opresores, experimentan estados alterados de conciencia. No importa el origen natural o inducido por drogas que la represión ha creado para torturar a los disidentes; las imágenes internas suelen confrontar a los sujetos con su pasado familiar o sus peores traumas.
Más de uno de los cuentos es aterrador en lo concerniente a estas válvulas de escape –acto de libertad patético–. Los individuos las utilizan como salvación en un mundo que parece haber deshumanizado cada resquicio de la vida manipulando la genética. “Artificial” o “Luk” son ejemplos contundentes.
La invención de un lenguaje insólito, con palabras híbridas y recompuestas, o bien neologismos, y la aparición de fauna y flora propias, adicionan una cuota de apabullante verosimilitud a estas oscuras alegorías perpetradas por un escritor imaginativo y valioso, pero conocedor de los campos minados que visita.
Fuente: Ecdótica