Ricardo Pérez Alcalá, El gran ausente
Por: Marcelo Paz Soldán
Hace un tiempo atrás me reuní con Luis J. Antezana (Cachín) y consideramos la posibilidad de escribir un libro multimedia sobre la vida y obra de Ricardo Pérez Alcalá que siguiera la línea que trazamos cuando hicimos La bodega de Jaime Sáenz, La pascana de Gladys Moreno y La ausencia de Adela Zamudio (este último lo escribió con Virginia Aillón y yo trabajé únicamente como editor). Esos tres libros tienen el propósito de mostrar y a la vez homenajear la vida de tres importantes artistas bolivianos. Pérez Alcalá era fundamental ya que su obra había impactado de manera profunda en el arte boliviano.
Buscamos el dinero que nos permitiera investigar la obra de Pérez Alcalá. Un día, en La Paz, me reuní con Claudia Andrade, una de las gestoras culturales más importantes que tiene Bolivia, y me dijo que había gestionado recursos para el proyecto con la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FCBCB), pero únicamente para el libro impreso; intercambiamos ideas de cómo se debería enfocar el libro. Llegué entusiasmado a Cochabamba y me reuní con Cachín, a quien le conté las buenas nuevas. Lamentablemente, Cachín no podía seguir con el trabajo. Hablé con Claudia y le comenté la mala noticia. Ella me dijo que deberíamos continuar, pero que yo debería encargarme del trabajo. Acepté el reto, no sin cierto temor.
Me puse como propósito ser muy exhaustivo y, a la vez, breve. Debía subordinar el texto a mostrar la importancia de Pérez Alcalá sin caer en un simple relato de su vida. El reto era lograr que el lector, cuando terminara de leer el libro, sintiera que Bolivia le debe mucho a Pérez Alcalá, comprendiera su importancia.
ESAS QUERIDAS VOCES
Quería, en primera instancia, que los textos que compusieran el libro fueran todos inéditos. Necesitaba voces que conversaran entre sí. Pablo Pérez Ayala, hijo de Ricardo, escribiría con una mirada íntima, pero siempre respetando el arte de su padre. Javier Fernández, artista él mismo, escribiría sobre el legado artístico del gran potosino. Mi texto completaría lo que ellos escribieran pero debía profundizar la investigación.
En La Paz me reunía con Pablo Pérez y le mostraba el estado de avance del libro sobre su padre. Me reunía con gente que lo había conocido -familiares, coleccionistas de arte, alumnos, amigos, artistas -y armaba el libro: 30{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} texto y 70{1daedd86537fb5bc01a5fe884271206752b0e0bdf171817e8dc59a40b1d3ea59} imágenes. Las imágenes que mostraran la obra de él debían ser lo más representativo. Por un lado escribía el libro y por el otro se trabajaba con las imágenes; la edición debía ser, en sí misma, un libro arte.
Dedicaba mis días de lectura a leer biografías de famosos. Leí sobre Frida Kahlo, Diego Rivera, Napoleón, Mao, Marie Curie y otros. Me nutría de las ideas de sus biógrafos, de la forma en cómo trataban la vida de otras personas. Esas referencias me servían para armar el libro. Me reunía con los amigos de Pérez Alcalá, viajaba a La Paz, conversaba con gente que lo había fotografiado. La edición del texto fue larga y compleja. Había muchos temas que yo no conocía en su vida y obra, como la comida, la vida en México, el manejo de los colores, la luz, la composición, la poesía, el ajedrez. Leía lo que se había escrito sobre él. Fueron esclarecedores el ensayo de Blanca Wiethüchter, Pérez Alcalá, o los melancólicos senderos del tiempo, y El preparado en yeso de Marcelo Villena. Armé una cronología. No quería que se me escapara detalle y a la vez mi objetivo era que todo se concentrara en 100 páginas, aproximadamente.
El resultado fue un libro dedicado a la vida y obra de Ricardo Pérez Alcalá, uno de los artistas más notables que ha tenido Bolivia en el siglo XX, siendo la pintura en acuarela lo más representativo de su arte, aunque él mismo rechazara el encasillamiento dentro de esta técnica. También se ha destacado como arquitecto y escultor, y por la variedad de caricaturas que compone desde temprana edad. El libro contiene reproducciones de muchas de sus pinturas, realizadas en diversas técnicas como acuarela, óleo, pastel, tinta y carbón, y en diferentes soportes como madera o papel. El lector también encontrará muestras de su arquitectura -las casas que diseñó e hizo- y de sus esculturas y caricaturas.
EL MAESTRO DE LOS COLORES IMPOSIBLES
Ricardo Pérez Alcalá ha manejado de manera sublime elementos de la composición pictórica como la luz y el color que, al combinarlos, hacen del suyo un arte único. Como él mismo decía: El color es luz. En lo que se refiere a la luz, Pérez Alcalá trabaja con distintas posibilidades; distingue el color y sus infinitas tonalidades, llegando a formular su propia teoría de los “Colores imposibles”. Siempre dispuesto a reinterpretar la realidad e incorporarle elementos adicionales, se inspira en aquellas cosas que más ama: la cocina, la poesía, el ajedrez, la naturaleza y la amistad. Su arte recoge, de una u otra forma, muchos de estos elementos. El dominio de la acuarela, que supera ampliamente los dictámenes de la acuarela clásica, lo ha llevado a ser considerado uno de los referentes mundiales en esta técnica.
Sus más de siete mil obras lo convierten en el artista boliviano más prolífico, y esa gran cantidad de cuadros solo confirma su compromiso con el arte. Como él mismo decía: “Me comprometo a profesar la belleza, la poesía, el embrujo, la magia, el sortilegio, el encantamiento, la serenidad, el silencio, el misterio, el hechizo, el asombro. Construyendo un muro para contener el arte sin misterio, la política sin convicción, la justicia servil, la religión sin riesgo y el nuevo orden sin piedad” (2012). El título de este libro, El gran ausente, hace referencia al cuadro del mismo nombre que el maestro pintara en México en 1990. En la portada, la acuarela titulada “Chagas” es otra clara alusión a la ausencia. Ojalá que con este libro, muestra representativa de la vida y obra de Ricardo Pérez Alcalá, la ausencia se vuelva presencia y se contribuya a la preservación de la memoria de este notable artista boliviano.
Fuente: Ecdótica