Taboada Terán, el escritor que sobrevivió al Larousse
Por: Homero Carvalho
Varias ediciones del diccionario Larousse de la década de los 90 mencionan a Néstor Taboada Terán como escritor boliviano nacido en 1929 y fallecido en 1989, para luego nombrar algunas de sus obras. Don Néstor, como yo le decía, le sobrevivió 26 años a esta enciclopedia que, pese a los reiterados reclamos escritos que hizo, nunca corrigió su error. Prefirió eliminarlo de su listas de famosos. Cuando le comenté esta historia a la poeta española Carmen Camacho me respondió que algo parecido ya le había sucedido al pintor español Lorenzo Aguirre (1884-1942), asesinado a garrote vil por la dictadura de Francisco Franco, a quien la Enciclopedia Espasa eliminó de sus listas de notables. Una injusticia que es cantada por el poeta Félix Grande en su poema El Desterrado de Espasa. Don Néstor solía bromear diciendo que aquel muerto que había matado Larousse seguía gozando de muy buena salud. Y así lo hizo hasta hace unos días.
Lo conocí en 1983, en La Paz, en aquellos años de la recuperación de la democracia. Yo era un joven con ilusiones de ser escritor y él era ya un autor con un bien cimentado prestigio de narrador, ensayista y político. Desde entonces fuimos construyendo una amistad basada en la literatura, en libros y autores tanto nacionales como extranjeros. Si bien no nos veíamos con frecuencia, cuando lo hacíamos nos tomábamos nuestro tiempo para ponernos al día. Don Néstor era un gran conversador con un humor negro que le ganó varias enemistades entre sus colegas de oficio. Era un hombre que amaba la literatura y siempre estaba escribiendo alguna novela o corrigiendo algún cuento, si no estaba investigando para su próximo ensayo.
En varias oportunidades viajamos juntos a distintas ciudades Bolivia y del extranjero a leer nuestros cuentos y fragmentos de novelas. Uno de los viajes más memorables fue a Buenos Aires, para asistir a la Feria Internacional del Libro 1993. Don Néstor era miembro de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), asociación entre las que tenía muchos amigos y gozaba de gran aprecio, ya que había vivido en la Argentina durante el exilio de la dictadura de Hugo Banzer. Muchos de sus libros fueron quemados en una plaza pública como escarnio a un librepensador, y en Argentina le publicaron varios títulos.
PROLÍFICO. Taboada fue, sin duda alguna, uno de los escritores más productivos de Bolivia. Obtuvo muchos reconocimientos tanto en nuestro país como en Argentina y Francia. Además de escritor ejerció de periodista cultural y fundó revistas en Oruro, Cochabamba y La Paz, publicaciones que son ahora de colección. Sus ensayos y obras literarias pasan de la centena, y entre ellas se destacan las Novelas Manchay Puytu —publicada en varios países latinoamericanos y traducida a varios idiomas—, La virgen de los deseos y el Signo escalonado; los libros de cuentos Indios en rebelión y Sweet and sexy; los ensayos Salvador Allende, ¡mar para Bolivia! y Estandarte de libertad. Como antologador compiló El Quijote y los perros, antología del terror político, publicada en 1979, durante los años de la lucha por la retorno de la democracia. Una antología que mostraba los mejores cuentos de esos años acerca de la represión, las desapariciones, las torturas y los asesinatos. El libro está acompañado de la serie del mismo nombre del gran pintor Walter Solón Romero.
En los talleres de literatura que dirijo siempre aconsejo leer un cuento titulado El cañón de Punta grande, que se encuentra en su libro Indios en rebelión. La obra de Taboada fue ampliamente estudiada por el literato inglés Keith Richards en una obra titulada El imaginario mestizo: aislamiento y dislocación de la visión de Bolivia de Néstor Taboada Terán. Hasta hoy sigo pensando que fue una injusticia que no hayan incluido su novela Manchay puytu entre las 15 novelas fundacionales.
En septiembre de 2012 yo fui nombrado Consejero de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y me dio mucho gusto encontrarlo en dicho consejo. Don Néstor era un hombre que ya había vivido mucho y acumulaba una gran experiencia en temas culturales, pues había sido director del Instituto Boliviano de Cultura en el año 1984 y había ocupado el cargo de director de cultura en varias universidades. Como consejero de la FCBCB su mayor logro fue proponer y lograr que se publiquase la obra completa de las Crónicas de la Villa Imperial de Potosí del gran cronista colonial Bartolomé Arzáns Orsúa y Vela. Paz en la tumba de un gran escritor.
Fuente: Tendencias