12/03/2014 por Marcelo Paz Soldan
Una selección trucha

Una selección trucha

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Una selección trucha
Por: Ramón Rocha Monroy

Me pasaron un correo de políticamente incorrectos.com, que contiene la lista de las comisiones para la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB), un enorme esfuerzo de la Vicepresidencia y, de inmediato comprobé, como los varones y mujeres de Políticamente Incorrectos, que los escogidos murieron hace 100 años o son paceños, como ocurre con Adolfo Cárdenas y su Periférica Blvd, que es una gran obra y merece figurar en la Biblioteca, pero hay que contrapesar con autores del interior del país. Bolivia no es La Paz nomás, no jodan.
Es una lista lamentable en la cual se ha omitido, por ejemplo, toda referencia a la guerrilla de Ñancahuazú y de Teoponte, no obstante que Gustavo Rodríguez Ostria, para su desgracia cochabambino, publicó una historia de este último suceso y tiene ya terminado e inédito un libro sobre Ñancahuazú. Eduardo Mitre y Antonio Terán Cabero no existen, no obstante que son dos de los poetas vivos y más antiguos de nuestro país. No hay, y voy a ocuparme de lo mío, ni la más puta referencia a Potosí 1600 o a Qué solos se quedan los muertos, no obstante que esta última es, con seguridad, la biografía más completa de Sucre. No hay por ningún lado Edmundo Paz Soldán, cuya trascendencia internacional se puede medir por su incorporación a Editorial Gallimard, que publica a La Pléyade. Para tener una idea, el gran Boris Vian tuvo que esperar 50 años después de su muerte para ser incluido en Gallimard, y Paz Soldán es el único boliviano en la historia, y quizá latinoamericano, en ser incorporado antes de sus 50 años. ¿Qué dirá la opinión pública cuando compruebe que un título así no ha sido ni siquiera mencionado?
En Literatura no hay, ni por asomo, autores nuevos y todavía vivos. Puros muertos. Es el caso de Adolfo Cáceres Romero (pobrecito, nació en Oruro), que escribió como cinco tomos de un diccionario de la literatura boliviana con gran generosidad y entusiasmo, pero es totalmente ignorado por la comisión de literatura.
Escribo estas líneas indignado por la torsión que se ha hecho de la noble intención del Vicepresidente. Esto no es Bolivia. O es, pero de forma muy parcial y antigua. Demasiado paceña. Hay otros títulos que ni siquiera han sido mencionados por los escogedores.
No hay mención alguna a Julio Barriga, quien es, de lejos, el mejor poeta chapaco, ni mucho menos a Roberto Echazú, tan recordado en el conjunto del país. No hay referencia a José Macedonio Urquidi, y la Monografía de Cochabamba, de Guillermo Urquidi, por supuesto que ni figura.
Hay un capítulo más que no puedo dejar de mencionar, y es que yo soy, con seguridad, el único cronista gastronómico que hay en el país, con dos títulos que han sido nominados en primera instancia, pero luego actuaron los dómines y los ignoraron.
Me conmueve el gesto del vicepresidente García Linera de gastar dinero en una recopilación histórica muy útil,que abarca no sólo 200 años sino muchos más en el período prehispánico, pero los expertos que escogió padecen de miopía: No voy a decir nada sobre los libros que escogieron sino sobre los que ignoraron, que son muchos y vigentes.
Ojalá que en la reunión definitiva con el Vicepresidente prime un criterio nacional y no solamente paceño o póstumo. Los autores viven y no sólo en La Paz, y son muy buenos. No sé qué sorpresa tendrá la mencionada Biblioteca escogida por unas comisiones integradas por pelotudos que piensan como viejos archivistas, y no como gente que vive los libros cada día.
Fuente: Los Tiempos