10/13/2014 por Marcelo Paz Soldan
El horizonte del mito y el muro del dogma: Entrevista a Eduardo Scott Moreno

El horizonte del mito y el muro del dogma: Entrevista a Eduardo Scott Moreno

Scott Moreno

El horizonte del mito y el muro del dogma
Entrevista a Eduardo Scott Moreno
Por Cecilia Romero

Si el libro Apuntes agnósticos, fe, dogma y razón de Eduardo Scott Moreno (Kipus, 2014) fuera un paisaje, éste sería la suma de cadenas montañosas, profundos valles y ríos de gran caudal. Su vista sería una panorámica cuyo horizonte se mueve con nosotros.
Si este libro fuera la suma de números, habría inicialmente un cuatro, que son los años que le tomó escribirlo, luego un tres que son las horas por día que le tomó su redacción, y sesenta y dos las fuentes bibliográficas de referencia. En esta extensa investigación deambulan libros como La Eneida de Virgilio, El Corán, la Biblia y autores como Karl Popper, Sigmund Freud, Octavio Paz o Platón, entre muchos otros.
En este escrito el lenguaje celebra con fina y sutil ironía los mitos, precisando también lo peligroso del dogma y del fanatismo religioso. Podemos evidenciar que Scott es un escritor e investigador de amplios conocimientos; es un enamorado de la palabra y el mito, un investigador de alto vuelo que nos hace partícipes de un texto que tiene rigor e ingenio.
¿Cuál fue la ruta de este libro? ¿Cuál la pulsión que lo hace nacer?
La idea viene de siempre. Algunas personas me preguntan lo mismo y yo les contesto que siempre fui afecto a las lecturas variadas, a la lectura de la historia. He leído mucho la literatura clásica europea y también leí, siendo niño todavía, las mitologías del mundo. Leí mitologías en varios libros y en algunas enciclopedias que estaban a mi alcance en ese entonces, particularmente en Sucre; he sido educado en un colegio católico durante once de los doce años del bachillerato. Ahí recibía lo que se llama enseñanza religiosa, aunque en realidad es un adoctrinamiento que se hace sobre las mentes de los niños. Entonces, al comparar las lecturas y lo que iba aprendiendo, empecé desde temprano a ver cómo existían versiones muy parecidas de la creación del mundo. Prácticamente todas las mitologías tienen un mito creacional, algunas muy similares a la que se nos enseña en el Génesis: esa versión de que en el principio Dios creó la tierra y los cielos… En esas lecturas comprobé como las distintas mitologías, la sumeria, la egipcia, la griega, la babilonia, la nórdica o la maya tienen hechos creacionales casi idénticos en algunos casos, en otros muy similares y algunos con diferencias sustantivas.
El mito del diluvio universal de Noé lo habíamos ya leído antes en la mitología sumeria, con el personaje Utnapishtim tan similar al mito bíblico. A esta persona, igual que a Noé, se le encarga que fabrique una arca y ponga una pareja de animales de cada especie; pero, ya muy posteriormente de estas curiosidades puntuales, y por lecturas de antropología y arqueología, me di cuenta de que las mitologías fundacionales, por así llamarlas, la hebrea entre ellas, y en este caso la sumeria con el mito de la creación, había antecedido por lo menos en setecientos a mil años a la formalización del mito hebreo.
Estos son datos arqueológicos comprobados; es una realidad irrefutable. Hasta hace unos ciento cincuenta años, la Biblia se enseñaba como un artículo de fe y como una verdad incuestionable que surgía de la Palabra de Dios; sin embargo, a raíz de la publicación de la obra de Charles Darwin sobre la Evolución de las Especies se inició un sistema de estudio más riguroso, basado en el método científico, es decir en la comprobación sistemática de la información arqueológica y de historia comparada. Por supuesto, había ya desde antes muchísimos científicos e historiadores que veían a la Biblia como un conjunto sistematizado de mitos y de normas punitivas. Pero es desde fines del Siglo XIX que la investigación de los relatos y acontecimientos bíblicos toma un nuevo concepto más sistemático y riguroso, comparando la información histórica, investigando.
Esto demuestra que hay mitos muy similares a los bíblicos, muchos son posteriores; existen textos, por ejemplo de las culturas mesoamericanas, el Chilán Balán que han sido contaminados por la mitología bíblica, pero también existen textos anteriores hasta con mil años, como dije, los mejores ejemplos están entre las mitologías egipcia y sumeria; también la babilónica que es casi contemporánea a la bíblica en algunas de las narraciones. Todo esto muestra con claridad el hecho de que en la Biblia, particularmente en los primeros cinco libros, el Pentateuco o la Toráh para los judíos, se recurra repetidamente al anacronismo, es decir, una figura profética y literaria mediante la cual se narran hechos harto conocidos como si éstos recién irían a suceder. Tenemos la prueba de que los libros más antiguos de la Biblia que constituyen el Pentateuco no se escriben mil o mil quinientos años antes de Cristo, sino que el Pentateuco se empieza a articular en un texto sistemático unos setecientos años antes de Cristo. Por supuesto, los mitos ya existían pero no habían sido escritos y articulados como digo, eran narraciones orales. Pero ese texto o textos no sólo fueron escritos y formalizados de manera sistemática, sino que son de carácter coercitivo, con prescripciones alimentarias, éticas, punitivas y de otro tipo. Y eso sucede durante el exilio en Babilonia, después del año 586 antes de Cristo, luego de la primera destrucción del templo de David en esa fecha; y al retorno a Judea, setenta años después, durante la fatigosa reconstrucción del Templo, que otra vez, siglos después, será destruido por los romanos.
Estas curiosidades que se fueron juntando en mi catálogo mental me incitaron a leer mucho sobre el tema; he leído trabajos de carácter histórico y científico, aunque también las hagiografías y los libros de carácter místico que dan por sentadas una gran cantidad de hechos sin efectuar una comparación histórica, o sin siquiera ejercer el mínimo sentido común.
Esta investigación nos introduce de una forma sutil a eso que habla Joseph Campbell sobre la función pedagógica del mito ¿Será que algo de lo que nos hace, nuestra estructura y esos arquetipos que compartimos precisan de un natural freno?, ¿El hombre es portador de una naturaleza que necesita ser educada?
Sin duda, yo empiezo en la parte en que trato este tema del mito. Es evidente que no hay cultura en la tierra que no haya articulado un mito. El mito es la explicación, la validación y la articulación del mundo. Es el dotar de significado a los hechos que de otra manera no podrían ser comprendidos por el ser humano, de ahí que hay que comprender el hecho de que el mito es un elemento que subyace en la mente profunda de todos los seres humanos en cuanto empiezan a ver la realidad, a interrelacionarse con ella; a tomar consciencia de uno mismo. En ese sentido Campbell tiene toda la razón. Aunque no es una tesis totalmente suya, sino que viene de antropólogos anteriores, están Margaret Mead, Malikovsky, Levi Strauss, James Frazer, y uno de los más grandes, Mircea Eliade.
Definitivamente, al urdir el mito el hombre está dotando de sentido al universo que lo rodea, y ese dotar de sentido tiene que pasar forzosamente a una etapa que es de carácter, como dice Campbell, pedagógico. Es decir, que señala el curso de cómo serán los acontecimientos; instruye al ser humano sobre la conformación del universo, que de otra forma sería inexplicable, y al significarlo, lo apropia, lo hace suyo. También, al margen de explicar, quiere predecir la historia, y por eso el mito va, paulatinamente, adquiriendo carácter profético; y el mito devenido en religión se hace mesiánico, es decir salvador y moralizante. En este caso el Pentateuco construye un mito superlativamente exitoso que, además que ser de carácter pedagógico, se convierte en una mitología de carácter terriblemente coercitivo; punitivo con el sacerdocio levítico derivado en una casta que regula lo que está bien y lo que está mal. Casta a la que el poder político está supeditado, y que posee facultades para castigar de acuerdo a una suerte de código penal dictado por ellos mismos. Es la conjunción del mito consolidado como religión y el sacerdocio los que articulan la nacionalidad judía, esto está explicado en Apuntes Agnósticos. Incluso se ha dicho que no son los judíos los que han escrito la Biblia sino la Biblia la que ha hecho a los judíos, como metáfora tiene un fondo válido, Freud la explicó muy bien en esa obra Moisés y la religión monoteísta.
Estas cosas son del conocimiento de la gente que ha estudiado estos temas, existe una obra que es extraordinaria, La Biblia desenterrada, de Finkelstein y Silberman, dos arqueólogos israelitas que han investigado una serie de acontecimientos, por ejemplo, la manera en la que el mito bíblico se articula al través de la validación de una cantidad de anacronismos realizados desde muy temprano. En esto se comprueba el carácter pedagógico de los relatos hechos desde Abraham; en la migración de este patriarca desde Ur se hablan de grandes manadas de camellos, si asumiríamos como cierta esa cronografía de la Biblia, la narración debiera transcurrir aproximadamente en el año 1.700 A.C, sin embargo, se ha demostrado arqueológicamente que no hubieron camellos en la Mesopotamia y menos en la Palestina hasta aproximadamente el año 700 A.C. Esos animales vivían en la Península Arábica y eran utilizados como bestias de carga, muy después a la fecha bíblica, cuando el imperio Asirio logra un dominio global de la Mesopotamia, estos animales son utilizados para el transporte de carga y para el comercio. Por ello no va a encontrarse el esqueleto de un camello que tenga más de la antigüedad indicada; otro, aún más evidente es que en la narración de Abraham se indica que el patriarca dejó “Ur de los caldeos”, pero Ur no era ciudad caldea, sino sumeria; la conquista de Ur de los caldeos viene con posterioridad a la fecha en la que se hace viajar a Abraham. De esta manera, el mito adquiere un carácter pedagógico al retrotraer la historia y hacer que ésta sea una revelación directa del Dios Único que, como sabemos, escoge un pueblo elegido para llevar adelante sus propósitos de conquista de Canaán, conquista que es realizada de una manera brutal, pero hay que recordar que todos esos pueblos, judíos e israelitas, jebuseos, amorreos, asmoneos, hurritas y otros eran cananeos, o sea que la conquista es una matanza de tribus que habitaban el mismo lugar y que eran consanguíneos. La conquista de Canaán encuentra un justificativo en el monoteísmo y en la Palabra que se hace proferir al Dios revelado.
En su libro menciona que Dios nos brinda la Palabra y la Palabra es el mundo, de alguna manera Dios nos inventa para que luego nosotros hagamos de Él una fe, algo así como este episodio que narras de Job donde se construye un tablero de ajedrez donde Belcebú y Dios se juegan su suerte y su lealtad…una forma borgiana de entender quién inventa a quién.
Esto, aunque no había pensado en eso originalmente, me recuerda ese cuento de Borges El Hacedor que es tan interesante y lleno de subterfugios creacionales. Creo que la pregunta se divide en dos aspectos que son correlativos, en el hebraísmo la Palabra de Dios, cuando Dios exclama la Creación, eso de háganse los cielos y la tierra y el resto, y se dice a Sí mismo que todo está bien hecho, existen algunos errores de consideración en la redacción del Génesis, pues se crea una cantidad de animales y pasto antes de que existan las estrellas y el sol; ahora sabemos que toda la vida en la tierra requiere fundamentalmente de la fotosíntesis. También ocurre que aparecen dos narraciones creacionales entremezcladas en el primer capítulo del Génesis que chocan al lector acucioso; además de que hasta hoy subsiste una gran polémica sobre el uso del plural del Elohim. Sucede acá algo que es muy interesante, el hebraísmo piensa que al proferir Dios la Palabra surge la creación como emergencia de su Palabra, el hebreo antiguo no tenía vocales, el nombre de Jehová o de Yahvé, no se sabía cómo se pronunciaba. En el Génesis queda demostrado que la creación tendría que haber sido hecha a través de la palabra divina mediante en una serie infinita de entonaciones que hace Dios en el momento de crear el mundo. Ese es un laberinto que supera las ficciones borgianas…, bien se ha dicho que la realidad supera a la ficción.
Y en el caso de lo que es Job y esa apuesta, bien vista, resulta siendo una realizada entre dos seres poderosos, por supuesto, Dios es mucho más poderoso que el Diablo, – el término Belcebú no es aplicable, pues esta entidad era una divinidad filistea, que significa Señor de las Moscas – en el que el ser humano es utilizado como una especie de marioneta para probar lealtades y fidelidades sin que importe lo absurdo de los diálogos que se llevan a cabo, y mucho menos los atroces sufrimientos que padece Job. Pareciera, y he utilizado este término de manera meditada, que Dios hubiese creado al ser humano como una función de conciencia cuya existencia y cuyo único propósito (de esa función de conciencia) es apercibirse de la existencia de Yahvé y cantar las loas a su poder, la felicidad humana y la libertad no importan nada. Este hecho supone la existencia de un determinismo fundamental que anula totalmente al ser humano. Me parece curioso constatar continuamente que muchos humanistas no perciban que la creación, incluyendo al ser humano, está en función del poder de Dios y de sus designios, esto significa la anulación del libre albedrío, de la libertad religiosa, del derecho a disentir, del respeto a la vida. Sin embargo, tengo que aclarar que Apuntes Agnósticos no entra en el tema de si Dios existe o no; no es una obra de metafísica, sino que es una obra rigurosamente histórica, arqueológica y antropológica. Suficiente daño ha hecho el misticismo en la capacidad humana de razonar, sin que hasta ahora la mayoría de los seres humanos se aperciban de ese grave menoscabo porque se antepone la fe al pensamiento, es decir, a la capacidad de comprender o de intentar comprender una situación o un fenómeno.
Una de las hipótesis del libro que interesa es ese que trabaja sobre el tema de la culpa, de cómo el ser humano necesita imponerse un pecado original, viendo esto desde con contexto presente el nihilismo sería una manera de destrucción de esta mitología…
Esta es una característica de los tres monoteísmos. Tanto el monoteísmo cristiano como el islámico han sido influenciados por el hebraísmo de manera fundamentalísima; de hecho se dice, en las predicaciones en todas las sinagogas del mundo, hasta el día de hoy, que sin la culpa (la Teshuvah) la creación no tendría sentido. Ese sentido de la culpa, de que el ser humano es merecedor de castigos, por muy atroces que sean ha contaminado a los dos monoteísmos putativos al extremo de que se han generado policías del pensamiento, un ejemplo es el de la Inquisición que aterrorizó al mundo occidental durante tres siglos. De ahí que, sin duda, los monoteísmos son religiones punitivas, que además contienen una enorme cantidad de elementos incorporados en ese dogma; algunas, como el moderno el protestantismo fundamentalista, el calvinismo, resultan incluso peores pues proclama la Doctrina de la Predestinación.
TAPA

La mitología sumeria se separa de la hebrea por el tono y el tema erótico, algo que está presente en su libro, en la cultura judaica este elemento se destierra ¿ese hecho será el que nos diferencia?
Todas las religiones, incluso el hebraísmo, han nacido como mitologías politeístas, está demostrado que el hebraísmo nació como religión politeísta, es el monoteísmo del faraón Akhenatón, el que influencia al sacerdocio hebreo en la cosmovisión de un Dios Único, pero el hebraísmo fue inicialmente politeísta. Inclusive algunos judíos en el año 800 A.C, pensaron en una diosa de la fertilidad como esposa de Yahvé que era la diosa Hathor, y eso subsiste inalterable hasta el año 400 A.C aproximadamente; esta diosa es un recuerdo de nuestra querida Innana, Isthar o Venus, y aquí tenemos una divinidad secundaria de la fertilidad y de la abundancia, la Santa Vera Cruz Tatala. En ese sentido, al apropiarse el hebraísmo forzosamente de la cosmovisión de un Dios Único, requiere de ejecuciones y de purgas llevadas a cabo por esa nomenclatura sacerdotal; esto, a su vez, deriva en un monoteísmo dogmático, que exige la creencia y la adhesión total. Los monoteísmos, están obligados a castigar el erotismo debido a su misma conformación y características. Mientras más cerrado sea el dogma mayor será el castigo al erotismo, porque el erotismo es el ejercicio de la imaginación, de la libertad y de la felicidad. Por supuesto, existen algunas excepciones, el Cantar de los Cantares es una de ellas, pero mientras más hermético sea el dogma, mayores son las restricciones a la libertad. Fíjate en el caso de la mujer a lo largo de la Biblia, sobre todo en el Antiguo Testamento, no pasa de ser un bien mueble, apenas algo superior al ganado, un ser que no sirve más que para la procreación y para generar riqueza y comodidad para los varones, al que se cataloga casi siempre como ser estúpido o imprudente.
Al escribir este libro ¿tuvo algún mito preferido?
Sí, por supuesto, creo que por influencia parcial de James Frazer. Me gusta mucho la mitología sumeria por su extraordinaria dimensión y significado, por las gestas, los cantares, el erotismo feliz. Por descubrimiento propio me quedo con la griega, tan amplia, tan llena de tragedia, de impiedades, de heroísmos y de crímenes; tan llena, en fin, de ser humano. Muchísimo de la literatura e historia occidental no existiría sin los queridos griegos. También soy afecto a la mitología hindú, por el amor que sienten ellos por la práctica del erotismo como camino de liberación del ser humano, aunque está considerablemente cargada del afán de salvar al ser humano, algo que se conoce como soteriología en la mística cristiana. También existen algunas mitologías chinas que derivan luego hacia el taoísmo que piensan la sexualidad como instrumento de estudio del ser humano, como un camino hacia la perfección.
¿Cómo debe llegar el lector a este libro?
Es un libro para cualquier persona, para gente curiosa, que le gusta leer, que sienta que la lectura le depara un placer, el placer lúdico de leer, aunque eso sea una redundancia. No pretendo que su lectura se aborde de una manera sistemática. Es para cualquier lector que esté desprovisto de dogmas y que quiera leer algo que ha sido investigado de manera rigurosa y también que quiera distraerse. Creo que su lectura le va a proporcionar momentos agradables si lee de manera libre y sin preconceptos.
Al finalizar una pregunta de rigor ¿Qué espera de Eduardo Scott Moreno?
Dicen que en el aprendizaje de la vida, los años que uno pasa en el afán de la vida nos dan una experiencia. Puede que en algunos casos se llegue a una forma de sabiduría que son el respeto y la tolerancia, la ironía y la amabilidad con los otros. No soy creyente en un Más Allá, ni menos en un Dios dispensador de premios y castigos, pienso que ésa es una fábula que urde la esperanza de trascender personalmente; espero ser feliz en lo que me queda de vida y tratar de hacer eso con los demás, dentro de los valores que poseemos cada uno de los seres que habitamos este planeta. Espero ser una persona amable con el resto de los seres humanos, querer a los míos y que me quieran y espero, también, aportar en algo para hacer un mundo más racional, más libre de dogmas que tan fácilmente conducen a la idiotez y a la violencia, eso es lo que quisiera para Eduardo Scott Moreno. Pero, claro, es una construcción de cada día, y no es fácil hacerlo, como todos sabemos, hay una frase de Confucio, algo simple, quizá, pero que ejemplifica una enseñanza de vida: “Cuando naces, tú lloras y los otros se alegran; vive tu vida de manera tal que, cuando mueras, tú te alegres y los otros lloren”.
Fuente: Ecdótica