Gunnar Mendoza en la memoria
Por: René Arze Aguirre
La ejemplar labor desarrollada desde la Biblioteca y el Archivo Nacionales en favor de la historiografía, de las ciencias sociales y de los recursos documentales y bibliográficos de Bolivia y de América Latina es, quizá, el aspecto más conocido de la obra de este destacado intelectual. Ignoradas son sin embargo, en nuestro medio, las otras facetas de su obra y personalidad
Como Jaime Mendoza, su insigne padre, Gunnar Mendoza es, sin lugar a dudas, un polígrafo. Su producción intelectual que data desde los años de su adolescencia, abarca varios géneros, siendo los más importantes la archivología, la bibliografía, la historia social, el periodismo, la crítica, la literatura, la música y las artes.
Sin tomar en cuenta los escritos de su especialidad, en su obra se descubren estudios importantes sobre escritores y personajes como Baudelaire, Alcide D’Orbigny, Ricardo Jaimes Freyre, Ignacio Prudencio Bustillo, Fernando Ortiz Sanz, Melchor María Mercado, Guillermo Francovich, Walter Solón Romero. De la obra de éstos y otros personajes Gunnar Mendoza ha realizado una notable valoración literaria, poética, sociológica, artística y pedagógica. En sus escritos ha hecho también aportes valiosos sobre una diversidad de temas sociales, los que van desde el estudio de los negros en América Latina hasta los urus del lago Poopó: desde el análisis de la situación de la mujer hasta la condición de la juventud en Bolivia; desde el significado de la cultura en América y la defensa de los recursos culturales de los países más débiles y pobres hasta la integración nacional e internacional de Bolivia.
ARCHIVOS. La labor de Gunnar Mendoza en las áreas de la archivología y la bibliografía ha llegado, asimismo, a los más altos niveles tanto en Bolivia como en el ámbito internacional. En Bolivia, como todos sabemos, dirigió incansablemente durante 50 años las tareas de ordenación de los materiales documentales y bibliográficos del Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, modelo de repositorios en América Latina que, unidos en una sola dirección desde 1936 proporcionan la materia prima indispensable para abordar estudios, no solo historiográficos, de los períodos precoloniales, coloniales y republicanos. Gracias al acceso que se tiene a estos materiales Bolivia, estamos seguros, podrá lograr en un futuro próximo una visión más completa de su historia, una visión que, sin privilegiar los fenómenos meramente políticos y militares, dé paso también a la historia de la salud, de las epidemias, a una historia de la alimentación, de la demografía y de las mentalidades, a una historia del arte, del sentimiento y de la práctica religiosa, a una historia de la agricultura y de la minería, de la industria, a una historia de los movimientos sociales y de sus bases socioeconómicas.
Desde Sucre, Gunnar Mendoza ha planificado también la organización del importante archivo histórico de Potosí. Tareas similares ha desarrollado como consultor de la Unesco con los archivos de la república de El Salvador. En los Estados Unidos, país en el que estudió archivología con maestros de la talla de Schellenberg, ha coorganizado el Primer Encuentro Interamericano sobre Archivos, en Washington. En el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas ha trabajado como director del programa para la elaboración de la Guía a los documentos inéditos sobre América Latina. Ha desempeñado también funciones como profesor visitante de archivología latinoamericana en la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de Texas. Ha ejercido la presidencia de la Comisión Permanente de la Asociación Latinoamericana de Archivos y ha sido director técnico del Programa OEA-UMSA para el Desarrollo del Servicio de Documentos y Archivos de Bolivia.
En materia bibliográfica, Mendoza ha sido consultor sobre la bibliografía boliviana en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, en Washington, y en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Texas.
Acerca de la teoría y la metodología archivológica, Gunnar Mendoza ha hecho sustanciales aportes para América Latina con sus obras: Problemas de ordenación y descripción para América Latina, Manual de información básica sobre la situación de los archivos latinoamericanos, Problemática de los documentos históricos en América Latina: Situación y planificación del Servicio de Documentos Públicos de El Salvador y Bolivia o otras.
¿Qué valor y significado pueden tener estos textos? ¿Qué prioridad nacional pueden merecer los problemas documentales y bibliográficos cuando innumerables y dramáticos problemas sociales y económicos demandan en nuestro país premiosas respuestas? A pesar de la aparente imagen adversa de esta opinión podemos estar seguros, sin embargo —como nos enseña Gunnar Mendoza— que ninguna solución integral de los problemas que hoy nos aquejan podrá ser dada correctamente sin la información organizada del patrimonio documental y bibliográfico. ¿Podrá concebirse, por ejemplo, alguna planificación que encare la desnutrición o el analfabetismo sin la información sistematizada que proporcionan los materiales bibliográficos y documentales?
La función de conservar y utilizar documentos interesa no solo a los historiadores. Los documentos activos, inactivos y de valor permanente, textuales, audiovisuales y cartográficos son también de suma importancia para la administración que las utiliza diariamente con fines prácticos y concretos y para las investigaciones culturales y científicas de antropólogos, arqueólogos, lingüistas, sociólogos, economistas, estadistas y personas particulares que en no pocos casos la requieren.
La obra monumental de Mendoza está concentrada fundamentalmente en Bolivia, en las numerosas guías, catálogos e índices de los materiales que se conservan en la Biblioteca y Archivo Nacionales en Sucre. Entre las guías más destacadas de importancia aún para el estudio de los países andinos, mencionamos las guías para el estudio de la minería, mano de obra minera e indios y tierras durante el coloniaje en Charcas (para medir la magnitud de esta obra cabe señalar que solo en estas tres guías Gunnar Mendoza ha registrado más de 11.000 entradas).
Los registros de escrituras de La Plata, los registros de padrones de revistas de indios tributarios, los documentos sobre los indios chiriguanos y sobre los indios que se sublevaron en Charcas a fines del siglo XVIII, los papeles sobre los negros, la Iglesia, el Tribunal Nacional de Cuentas y los ministerios de la república de Bolivia son, entre otras, las guías de importancia que Gunnar Mendoza ha elaborado de los fondos documentales del Archivo Nacional.Entre los catálogos más relevantes damos cuenta aquí de los confeccionados sobre la administración de Mojos y Chiquitos, las Cajas Reales de La Plata, las artes de la construcción en Charcas, las disposiciones legales, estructuras y funciones administrativas del Estado boliviano. En la obra documental de Mendoza figura también un material descriptivo relativo a los documentos coloniales de la Universidad de San Francisco Xavier, de la guerra civil entre vicuñas y vascongados en Potosí, de la independencia de Bolivia, de los libros de acuerdo de la audiencia de Charcas, de los escultores, entalladores, ensambladores y doradores, residentes en la ciudad de La Plata en la Colonia y de los documentos para el estudio de la poesía, la moneda y el comercio en Charcas.
CATÁLOGOS. Sus catálogos bibliográficos constituyen, por su parte, modelos en su género. Entre los más destacados figuran los catálogos cronológicos de libros, opúsculos, revistas, periódicos y hojas sueltas que sobre Bolivia conserva la Biblioteca Nacional. El catálogo selectivo de obras antiguas, raras y curiosas existentes en la Biblioteca, es también otra fuente de valiosa información tal como lo son a su vez la bibliografía sobre los guarayos y sobre las publicaciones oficiales de Bolivia. Como contribución a la historia del periodismo en Bolivia, Mendoza ha elaborado también un importante registro bibliográfico de los 50 primeros años del periodismo en Sucre. Otro catálogo bibliográfico de interés para Bolivia es el de la bibliografía boliviana en la Biblioteca del Congreso y en varias universidades norteamericanas tales como John Carter Brow. Harvard, Texas, Yale y otras.
Luego de haber evaluado en forma por demás incompleta la labor documental y bibliográfica de este digno investigador boliviano, ya puede colegirse qué calidad de historiador encontramos en Gunnar Mendoza.
Su obra historiográfica es particularmente relevante en sus estudios sobre la independencia de Bolivia, período sobre el que ha publicado materiales clásicos, tales como la causa criminal contra Francisco Ríos “el Quitacapas”, Judas Tadeo Andrade y el Diario de un soldado de la independencia altoperuana en los valles de Sicasica y Ayopaya, obra esta última elogiada más de una vez por la crítica internacional. Así, el colombiano Germán Arciniegas ha escrito que de cuanto ha leído sobre la guerra de la independencia “no recuerda documento alguno tan directo, humano, crudo y singular comparado al Diario del Mayor Tambor Vargas”.
Sobre su producción historiográfica cabe también destacar las publicaciones sobre Pedro Vicente Cañete, Francisco de Paula Sanz, Gabriel Rene Moreno y otros trabajos realizados conjuntamente con el historiador norteamericano Lewis Hanke, tales como Bartolomé Arzans de Orsúa y Vela y Luis Capoche. En sus estudios historiográficos, Gunnar Mendoza ha divulgado también la importancia de la contribución de Vicente Lecuna a la historiografía boliviana y la importancia de la obra de Toynbee y Braudel. Similar aporte ha realizado a la teoría y metodología de la historia y de las ciencias sociales. Sobre esta contribución baste mencionar obras que se refieren a los problemas de la historiografía subdesarrollada y al porqué y al para qué de la historia.
Tal es en rasgos generales la labor de una vida cabal y humilde puesta al servicio de su país y de cuantos deseen transformar la materia prima informativa en elaborada interpretación de la realidad boliviana y latinoamericana. Tal es la obra de un hombre cuyo servicio a la memoria del país no tiene par en los anales bolivianos, aun tomando en cuenta figuras como José Rosendo Gutiérrez, Acosta, Velasco Flor, Ruck y René Moreno, su sabio antecesor que tanta pasión volcara en el siglo pasado en la defensa, contra los ancucus, de los manuscritos, libros, folletos y periódicos de Bolivia. Tal es en fin la obra de un hombre, que se traduce en el magisterio y en la enseñanza ejemplar.
Fuente: Tendencias