René Bascopé: Presentimiento cumplido
Por: Freddy Zárate
Hace escasos días me concedió una breve entrevista el escritor Jaime Nisttahuz. A raíz de esta conversación pude conocer alguna de las facetas poco conocidas de René Bascopé Aspiazu (1951-1984).
La breve y agitada vida de Bascopé puede resumirse en estas líneas: Egresó de la carrera de ingeniería de la Universidad Mayor de San Andrés (sin obtener el título académico); fue Rector interino y Director de la Escuela Industrial Pedro Domingo Murillo de La Paz; ejerció el cargo de Director y profesor del colegio nocturno San Calixto; fundó y codirigió la revista literaria Trasluz (junto a Jaime Nisttahuz y Manuel Vargas); fue uno de los creadores del semanario Aquí. En el campo literario obtuvo varios premios nacionales e internacionales. Se casó con su prima Rose Marie Guzmán (hija del periodista Mario Guzmán Aspiazu) y estableció una clandestina relación sentimental con una conocida periodista en estos tiempos de cambio.
Rojo esperanza
La amistad entre Jaime Nisttahuz y René Bascopé se dio a raíz de la simpatía que ambos tenían en común con el poeta Mario Santos, de origen nicaragüense, que estuvo exiliado unos meses en Bolivia. Fue este encuentro casual en la década de los 70 que unió la vida de estos dos futuros escritores.
“A René le gustaba mi humor chispeante –cuenta Nisttahuz–, porque era bastante seco de carácter y de creencia hereje”. El disciplinamiento comunista que recibió a temprana edad lo hizo un férreo dogmático (fue miembro de la juventud comunista en Bolivia).
Las lecturas preferidas de Bascopé eran necesariamente aquellas ligadas a todo lo que poseyese un rojo esperanzador. Sus prejuicios izquierdistas le hicieron rechazar fácticamente la producción literaria del odiado país del Norte. No leía novelas del imperio: “Creía que los escritores yanquis seguían al capitalismo y escribían como medio de propaganda a favor del imperialismo”, rememora el poeta Nisttahuz.
Pero fue una llamada de atención del propio Jaime Nisttahuz que le dijo: “Los primeros que se oponen a cualquier régimen son los novelistas, artistas, poetas, porque no comulgan con los regímenes imperantes, porque son unos anarquistas”. En la próxima visita que hizo Nisttahuz a casa de Bascopé vio su estantería de libros con varios títulos de autores yanquis.
De comunista a cristiano
Los años 80 fueron breves e intensos para Bascopé. Súbitamente murió Luis Espinal (1932-1980) y tuvo que asumir Bascopé la dirección del semanario Aquí. Pasó poco tiempo para que fuese desterrado a México DF por la dictadura de Luis García Meza.
Pasado el régimen autoritario volvió a Bolivia en 1982 y nuevamente se hizo cargo del semanario. Tras el encuentro con Jaime Nisttahuz, éste notó que hubo un cambio en el carácter existencial de René. Ya no era ese patético marxista de hace escasos años. Sino había adquirido un humor negro: “Pero humor al fin”. Y todavía lo más llamativo para Nisttahuz fue la metamorfosis de creencias que tuvo Bascopé: “Pasó de ser un ateo comunista a un creyente cristiano”.
Este cambio de posición política puede ser resumida en palabras del propio René Bascopé que repetía frecuentemente a sus interlocutores más cercanos: “El comunismo es una hermosa escuela de formación política, pero ahí se quedan los aplazados”.
El escritor Jaime Nisttahuz recuerda que Bascopé sentía tener dotes de adivino. Le gustaba lo místico, lo esotérico de la vida. Alguna vez me dijo –recuerda Nisttahuz– a modo de clarividencia: “Voy a morir joven, Jaime”. Presentimiento que se cumplió a consecuencia de un disparo “accidental” que terminó prematuramente con la vida de René a la edad de 33 años. Este hecho no se aclaró del todo, quedó en la penumbra de las cuatro paredes del infortunio.
Cuentos y novelas
En vida René Bascopé publicó varios cuentos y novelas que fueron ganadores en distintos concursos literarios: “Los rostros de la oscuridad” (segundo premio en novela 1978), “Niebla y retorno” (primer premio en cuento 1979), “La veta blanca: coca y cocaína en Bolivia” (Reportaje polémico que le llevó a afrontar varios juicios legales, 1982) y la novela póstuma “La tumba infecunda” (Premio Erich Guttentag 1985).
En la actualidad hace falta un estudio desapasionado de los escritos de Bascopé. Este autor favoreció –desde la literatura– al enaltecimiento de lo arcano, lo enigmático y mítico de las periferias urbanas de La Paz. Hoy en día esta corriente literaria goza de popularidad en algunos sectores universitarios, intelectuales y círculos periodísticos que son los apologistas y propagandistas de la segregación, el alcoholismo, el homosexualismo, las drogas y la delincuencia.
Estos espectadores literarios ven en estos relatos de la marginalidad lo profundo y verdadero de las periferias. En vida el propio René Bascopé nunca pensó terminar su vida en el Cementerio de los Elefantes (parte del relato “La tumba infecunda”), sino veía en estos mitos urbanos objetos de inquisición turística más que existencialista.
Curiosamente, los adscritos a esta literatura son más o menos prototipos de las pulsiones ideológicas que profesaba René Bascopé, con un aditamento singular: estos turistas literarios están resguardos a segura distancia de las crudezas de las noches paceñas.
Fuente: Lecturas