Dos caras, una moneda
Por Mijail Miranda Zapata
En julio 2013 venció el plazo para la presentación de trabajos a los concursos nacionales de cuento Franz Tamayo y Adela Zamudio. A continuación ofrecemos un acercamiento a las obras que ganaron estos certámenes el pasado año.
La migración en nuestra literatura es en los últimos años un tópico recurrente. Si bien es una veta que aún no ha sido explotada en todas sus dimensiones, es fácil identificar, en un considerable porcentaje, una tendencia a la contemporaneidad, las miradas nostálgicas y victimizadas. No es el caso de las propuestas de Entwistle y Mamani, que aportan nuevas formas de abordar la naturaleza trashumante del ser humano y, especialmente, del boliviano.
Forasteros en flores, es el cuento ganador del Premio Nacional Franz Tamayo, y tiene como autor a Gabriel Entwistle. El cochabambino cuenta la historia de un joven que decide estudiar Literatura en la argentina militar. Sobre la voz de un narrador omnisciente se construye un relato hermético, íntimo, rico en sensaciones y reflexiones. Una serie de coincidencias se concatenan para apenas esbozar uno de los periodos más oscuros de la Sudamérica de los 70. Y este sencillo esbozo resulta ser envolvente, macabro, intimidante. En cada línea puede advertirse un impulso hacia la fuga, una impresión de claustrofobia.
El personaje principal agobiado por la distancia, la soledad y su timidez encuentra una válvula de escape en la amistad con un compatriota que se dedica a la compra y venta de libros de segunda mano. Es un vínculo gestado desde el azar y la afición por la literatura. Más allá de la bolivianidad y su melancolía, lo que termina por cuajar esta amistad es la necesidad de refugio, de seguridad, de solidaridad, porque hay una presencia latente, silenciosa, insidiosa, un estado que persigue, violenta y mata. La única forma de sobrevivir es saber que se tiene alguien al lado.
Es el mismo azar que los une, y que parece urdirlo todo, el que los separa para siempre. Y es entonces cuando la escritura se hace condena; carne y guillotina una misma vez. Una palabra mal escrita en una traducción tipográfica lo quiebra todo. Desvanece el velo ficticio de protección y regresa a los bolivianos a la realidad del modesto barrio de Flores en el Gran Buenos Aires de Videla, a la fuga, al miedo, a la supervivencia. Los tiempos han cambiado, pero son esas mismas variables las que se ciernen sobre nuestros migrantes, los de ahora.
Este trabajo de Entwistle descubre una escritura fresca, despreocupada de pretensiones y prejuicios, ajena a las concesiones de moda y muy atenta a narrar historias de la mejor manera posible.
Brayan Mamani, ganador del Adela Zamudio con Por el camino del trueno, escarba en los orígenes de esta necesidad de migrar, de pasar al otro lado, de mirar el mundo desde fuera. Dos historias paralelas, este apunte puede resultar arbitrario, que se complementan y se niegan constantemente. La de Mamani es una propuesta más arriesgada.
Son viajes de búsqueda y reencuentro, de fracasos y redenciones, de norte a sur y de sur a norte. Los personajes son seres implacables, decididos, dispuestos a rutas trazadas en el acto mismo del desplazamiento. Casi una improvisación, un jam session de jazz. Música de gran influencia en la escritura de este cuento, lleno de homenajes a los grandes del género.
Suspendidos en un éter de intemporalidad, uno en la Alemania Nazi, el otro en El Alto actual, los personajes se cuentan y se desnudan mutuamente, sin embargo, cada uno sigue su propio itinerario. Dos voces narrativas que se conjugan sin perjudicarse, Mamani jugando con la óptica del lector.
Errabundos, es la palabra que mejor los define. Seres que al no tener claro su horizonte deciden conducirse hacia lo esencial y que en ese intento se desintegran y resquebrajan todo a su alrededor. Es también, entonces, una historia de rupturas y sobre todo, ausencias.
Heraldo C., un joven alteño que desaparece sin más, Jacques Altman, un alemán que decide hacerse trotamundos, Brayan Mamani, un escritor que dejó de ser un “novel talentoso” para consolidarse como un escritor de oficio.
Esperemos que los premiados en la presente gestión ofrezcan el mismo placer en la lectura y que estos eventos literarios sigan promoviendo y consolidando las nuevas voces de la literatura nacional.
*Forasteros en flores, que incluye el segundo lugar y las menciones de honor del Franz Tamayo 2012, puede ser adquirido en el Bibliocafé Punto Aparte. Por el camino del trueno y otros cuentos, de la Editorial Nuevo Milenio, está a la venta en librerías locales.
Fuente: Ecdótica