“La lluvia de los martes”
Por: Liliana Aguirre
El comisario Lino Martínez no tenía bigotes, pero jugaba con ellos como si los tuviese. Usaba lentes negros (…). El comisario Lino Martínez estaba seguro de que yo era la asesina de Sue Lin Min”, rezan las primeras líneas de la Lluvia de los martes, de la escritora boliviana Solange Behoteguy, quien en su primera novela hace gala del estilo policial con tintes de misterio.
“Cuando comencé a escribir esta novela el crimen no estaba presente, pero después salió lo del homicidio de la estudiante china de Psicología y eso me ayudó a tener un hilo conductor”, relata la escritora, desde Suiza, donde radica.
El libro, publicado en Bolivia este año por la editorial Plural, fue escrito durante seis años, mientras la vida de Behoteguy transitaba por Europa. Esas vivencias han debido pesar para que París sea uno de los escenarios en los que se desarrolla el homicidio que congrega a los personajes de la Lluvia de los martes.
“Los personajes son varios, pero dos son los más fuertes: el comisario Lino Martínez y Eleonora. Ella es la que narra la historia, ella es la sospechosa principal del crimen y quien se dedica a investigar y viaja hasta Pekín para resolver el misterio”.
La autora se identificó con Eleonora “porque es perspicaz, no quiere creer en nada e investiga”. Behoteguy, quien ya había tenido experiencia escribiendo obras de teatro y publicando el libro de cuentos Almas inquietas, además de haber sido periodista encargada de investigar casos de corrupción, califica su escritura de dispersa, de abrir muchas ventanas y transitar por todos lados.
“En la Lluvia de los martes no vuelo tanto y me centro en la muerte de Sue Lin Min. Éste ha sido un trabajo de construcción de escritura intenso, con sus descansos, idas y venidas”.
Sin embargo, La lluvia de los martes va más allá de ser la concreción de una novela; para la autora es asumir su vocación de escritora, ya que durante el tiempo que la gestó incluso tuvo que abandonar el doctorado que cursaba en Francia para centrarse en el proyecto literario.
“La motivación y la fuerza de escribir nace porque he escrito desde muy niña, pero ahora no tengo todo el tiempo del mundo para escribir y encuentro momentos”, dijo.
Agregó que algo muy importante que le ha sucedido es que se ha asumido como una escritora. “Asumir que soy escritora va más allá de esta publicación, es algo que me debía”.
Durante el trayecto de corregir, editar y reescribir la novela policial, la autora se dio la libertad de escribir —paralelamente— otra novela.Dudas. “He escrito una novela que está guardada. Creo que no la voy a publicar porque soy dura conmigo misma y cuando la leo digo “no” porque no estoy segura, pese a que amigos la han leído y dicen que está mejor que La lluvia de los martes”.
Para que su primera novela viera la luz, la autora se exigió una edición en la que se tornó una artesana de la palabra y pasó noches de desvelo concentrándose en un solo párrafo.
Después de esa dedicada tarea, sintió que estaba lista y era el momento para publicarla.
“Mandé (el manuscrito), sin realmente saber cuál iba a ser la reacción, a la editorial Plural. El hecho de que lo consideren un texto bueno me animó, ya que la inseguridad me ha acompañado durante todos estos años”.
La pronta respuesta de la editorial paceña vía mail, que indicaba su interés en publicar el texto, coronó el esfuerzo de la escritora.“Estoy agradecida con Plural porque asumió el proyecto inmediatamente y lo editó con un tiraje de 400 ejemplares en su primera edición”.
La respuesta positiva la movió a hacer maletas, hace un año, para visitar Bolivia y ultimar detalles. Behoteguy, conectada vía mail, anuncia nuevos planes literarios.
“Ahora mismo estoy con un proyecto de novela con vena policiaca y, veremos, no sé cuánto tiempo me pueda tomar terminarla; espero que no sean seis años para que vea la luz”.
Los escenarios del nuevo libro son sitios en los que Behoteguy ha vivido momentos importantes.
“Paraguay, Charagua, en el Chaco boliviano, y La Paz con su imponente Illimani, donde iba a pasar vacaciones de invierno, son los lugares en los que se centra mi nueva novela”.
Diez años han pasado desde que se fue de Bolivia, pero los recuerdos y la añoranza quedan en el corazón de la autora, quien quizá por esa razón toma como escenarios literarios paisajes bolivianos.
“Me fui sin un proyecto concreto, con ganas de viajar, y así las cosas llegaron por sí solas; entré a la Universidad de París e hice una maestría y continué con el doctorado, aunque lo abandoné”.
En la actualidad, Behoteguy tiene dos hijos, vive y trabaja en Ginebra, aunque deja abierta la posibilidad de que sus pasos, en algún momento, la traigan de vuelta a Bolivia.
Fuente: Tendencias