Literatura boliviana contemporánea
Por: Homero Carvalho Oliva
Pocas veces en Bolivia tenemos la oportunidad de leer libros de crítica sobre la literatura nacional. En el siglo veinte se publicaron algunos con esta pretensión, entre los que podemos nombrar, entre otros, a Literatura boliviana, introducción al estudio de las letras nacionales. Del tiempo mítico a la producción contemporánea, de Fernando Diez de Medina; Historia y antología de la literatura boliviana, de Edgar Ávila Echazú; Nueva historia de la literatura boliviana, de Adolfo Cáceres Romero y Hacia una historia crítica de la literatura boliviana que es una colección de ensayos sobre varios autores. Excepto el de Cáceres Romero, los otros excluyen abrumadoramente a autores del oriente boliviano.
Este año hemos sido sorprendidos por un extraordinario trabajo realizado por un grupo de docentes y estudiantes de la Carrera de Literatura de la UMSA, que se dio a la ardua tarea de realizar un inventario incluyente de lo publicado en Bolivia en los géneros de novela, cuento y poesía durante los últimos 26 años. El resultado de este esfuerzo fueron dos tomos denominados Literatura y democracia, novela, cuento y poesía en el periodo 1983-2009. El primer tomo es un catálogo de obras publicadas entre esos años y el otro contiene siete ensayos que intentan valorar los hallazgos.
Para enfrentar este monumental desafío, el grupo coordinado por Omar Rocha y Cléverth Cárdenas, con el apoyo de Gilmar González, Mónica Velásquez, Mary Carmen Molina, Vanessa Alfaro y Pablo Lavayén, recurrió a bibliotecas, archivos, fondos de libros y editoriales de todo el país. El catálogo es voluminoso, más de 500 páginas, y contiene el registro de 1.738 libros, incluidas 356 novelas, 522 de cuentos y 860 de poesía.
Cada uno de los géneros es presentado por tres índices: nombre de los autores, lugar y año de publicación. Además consigna, entre otros datos, el tiempo y el espacio en el que se desarrolla la narración y una breve descripción del contenido. En los de poesía se incluye la referencialidad. Ausencias notables en este inventario son las obras de Cáceres Romero, al que, sin embargo, los investigadores citan en sus ensayos. VISIONES. El libro de ensayos se abre con una presentación de Raquel Montenegro en la que nos advierte que lo más importante de los textos es que tratan “de establecer denominadores comunes” entre la abundante y prolífica literatura nacional. En el primer ensayo Democracia y literatura boliviana, Cárdenas busca resumir los planteamientos centrales de sus colegas, haciendo un repaso por anteriores intentos de explicar e interpretar nuestra literatura de autores como Javier Sanjinés, Blanca Wiethüchter, Luis H. Antezana y Leonardo García Pabón. Cárdenas anota que “el afán de este trabajo tenía que ver con la ausencia de trabajos y lecturas sobre la literatura boliviana contemporánea” y nos informa que el gran reto fue el de “preguntarse cómo se puede analizar la literatura boliviana, producida en democracia, en vista de que esto significa vincular lo estético con el contexto” y más adelante añade que “en relación a la literatura boliviana seria, quiérase o no, las obras han tenido que ver con los contextos que les correspondió narrar o vivir. Casi ocupando el lugar de la sociología, como dice Sanjinés”. Cierra afirmando que “la literatura está condicionada por el contexto social, pero jamás está determinada”.
González nos presenta Dos novelistas del período democrático: Alison Spedding y Edmundo Paz Soldán, y a tono con los tiempos, inicia aclarando que los suyo podría denominarse “Novela boliviana escrita en español durante el período democrático” y de 356 novelas se ocupa solamente de dos novelistas, entre los que percibe profundas contradicciones respecto al tema del indio, en este caso lo aymara frente a lo universal.
Rocha eligió el tema de El cuento en la cultura democrática, y si bien revisa los clásicos nacionales, como Augusto Céspedes, prefiere ocuparse especialmente de cinco autores varones y algunas mujeres que él considera paradigmáticos, e indagar si existe una renovación en la estética del cuento, concluyendo que los nuevos narradores han pactado un mayor compromiso con la palabra que con contexto. Lavayén, escribe Entre la apertura y la experiencia interior: el cuento contemporáneo en Bolivia, continúa explorando el corpus del cuento y se ocupa de tres jóvenes narradores. POESÍA. En Una lectura de la poesía boliviana en democracia (1983-2009), Velásquez, ha sido la más generosa de los investigadores y vuelca su mirada crítica sobre más de 40 poetas de todo el país. Comienza su propuesta con la constatación de que en el panorama nacional no hay grandes novedades y que “la pluralidad es, tal vez, el resguardo de una identidad a medio hacerse y poco dispuesta a la consolidación de una comunidad simbólica, pues ésta se mantiene en permanente reformulación”. Velásquez concluye preguntándose “si los poetas podremos aún tomar distancia suficiente para irnos del mundo, para volver a decirle ‘lo inasible, lo invisible’ de sus múltiples caras”. Molina cierra el libro con un Breve acercamiento a la producción de poesía de nuevos autores en las últimas tres décadas, una revisión de los autores por departamentos, las editoriales que se crearon en este período y, particularmente, los poetas que ganaron el Premio Yolanda Bedregal.
Un lugar común que encontré en la mayoría de los siete autores del libro de ensayos es la presencia omnisciente de Jaime Saenz nominando los espacios textuales. Algo que debo destacar es que muchos de los ensayistas se atreven a afirmar que tenemos “grandes escritores”, declaración que muchos de nuestros críticos o comentaristas eluden para no comprometer sus preferencias por autores extranjeros, como si fuera contradictorio gustar de autores nacionales y/o de afuera del país.
Se trata sin duda alguna de un sorprendente trabajo que nos hacía falta para ir consolidando nuestra literatura. Estos ensayos bien pueden servirnos para abrir el diálogo respecto a nuestra literatura y su inserción en el mundo contemporáneo globalizado y cibernético. Para terminar, parafraseando a Cárdenas, diría que no solamente la literatura está condicionada por el contexto social, también la crítica.
Fuente: Tendencias