día uno de la feria. bitácora de un lector: olor a libros
Por: Ricardo Bajo
(jueves 2 de agosto,2012)Día uno: ¿a qué huelen los libros? Cuando una feria se inaugura, hay mucho libro nuevo por todo lado. Los libros recién impresos huelen a pegamento, al cloro que blanquea las páginas y a mucha, mucha tinta de imprenta. Tengo un amigo que esos olores le recuerdan siempre a su abuelo –imprentero sabio- que ya murió. Así que con cada libro nuevo que abre vuelve el “ajayu” de su antepasado, nunca olvidado, gracias a los libros y sus olores.
Ayer en el COE había pasillos llenos de gente, autoridades, lectores y un olor intenso a cola que mareaba. Aunque suene a tortura, a los lectores, esos olores nos gustan harto, son como un imán poderoso, un placer clandestino. Pudiera parecer que el olor no es importante. Lo vas a leer, no te lo vas a comer. Pero si un libro no huele, no sirve. No me van a creer pero en internet venden un “spray” que permite vaporizar tabletas electrónicas, tu “kindle”, tu dispositivo digital de lectura, para que tenga un auténtico “olor a libro”.
En mi primer día de feria, mirando mi bolsillo roto, me encontré con libros nuevos. Primero, los toco, luego los huelo y después, leo siempre sus primeras líneas. Si un libro no te agarra con el primer párrafo, no merece la pena. “Diccionario marica” cuesta diez pesitos. Huele a fotocopia caliente y comienza así: “ch´iso es una palabra que ya no se usa, es noventera de repente”. Si ya te antojaste, los puedes encontrar en el “stand” de Mujeres Creando. Los libros anarquistas huelen a rebeldía, a combate. “La choledad anti estatal” de Huáscar Rodríguez te sale a 70 bolivianos. Sudor obrero.
Hay libros nuevos que odio, que aborrezco, que me dan bronca: los que tienen plástico y no pueden ser curioseados a tu antojo. Son libros caros y sólo huelen a plástico, a tarjeta de banco. “Fotógrafos” cuesta 500 pesos y recopila el laburo de 140 fotoperiodistas de la revista del New York Times. Los aromas de los libros nos traen recuerdos. El olor de un libro es la quintaesencia de todos los olores del mundo.
Fuente: La Razón