“La poesía es la firma en que habito el mundo”
Por: Martín Zelaya Sánchez
En verdad robo tiempo para ver a los que quiero y a los que no puedo dejar de visitar”. Mónica Velásquez, poetisa y académica paceña, es la nueva Premio Nacional de Poesía Yolanda Bedregal. Entre la escritura, siempre de versos, la lectura —devora todo poemario que cae en sus manos— y su actividad como docente en la Carrera de Literatura, Mónica le saca tiempo al tiempo para el siempre necesario respiro de los libros, y para responder unas pocas preguntas.
El fallo dictado por el jurado la noche del jueves señala que “se encontró un trabajo de alto nivel en el tratamiento del lenguaje, y con imágenes muy bien trabajadas, lo que junto con la temática forman un mundo poético sólido y profundo”.
Hija de Medea, la obra galardonada, consta de 40 poemas breves, todos bajo el eje temático del conocido mito de la mujer que mató a sus hijos. De este trabajo, de su proceso de creación, de sus lecturas y el mundo poético habla Velásquez, una joven escritora devota de Dostoievski, y convencida del alto nivel de la poesía boliviana.
—¿Qué significa para ti haber ganado el Premio Nacional de Poesía?
—Es una oportunidad de mayor difusión, una especie de “te vemos y valoramos lo que haces” que siempre cae bien al proceso creador, pues es una respuesta a las palabras que una lanza sin saber a qué puerto llegan o cómo las leen los demás. Es también, lo reconozco y lo aprecio, un buen incentivo económico que seguro lo emplearé para ver a mi pueblo mexicano, siempre al borde de mi nostalgia.
—¿Por qué decidiste postularte al concurso?
—Fue justamente por los dos tipos de motivaciones que comenté antes, por lo económico y por el reto de ver cómo leían los demás este proyecto, reto que aún queda pendiente del veredicto mayor, que es el de los lectores.
—Háblanos sobre tu poemario: temática, estilo, el porqué del nombre, y qué te motivo a trabajar en él.
—Son cerca de 40 poemas centrados en un libro unitario que empecé a escribir paralelamente a mi tercer libro, El viento de los náufragos, y que he estado siguiendo y corrigiendo los últimos tres años. Yo estoy muy feliz con ese libro, siento que por fin logré domesticar un poco el fugitivo lenguaje y llevarlo adonde yo quería. Siento que con él acaba una etapa de mi escritura, algo muere y algo nace, habrá que seguir en la tarea de nombrar y de recibir de la palabra los sobresaltos que destrozan toda certeza.
El tema del libro es el mito de Medea, asesina de sus hijos y —yo creo— que también de sí misma, en el mismo gesto. Basándome en la versión de Séneca más que en la de Eurípides, decidí —pluma en mano— adentrarme en una de las historias más fascinantes por su carga de horror y de pasión. Ver los rostros menos luminosos de la maternidad, la paternidad y el hijazgo fue un verdadero milagro en la escritura de este libro.
—¿Cuál es el eje temático o hilo conductor que une a los poemas del libro?
—Todos los poemas son instantes de una misma historia, del proceso que transita de la ira al perdón y del silencio mortuorio al silencio vivo en las palabras pendientes. La voz que habla en los poemas es una hija de Medea vuelta desde la muerte para resolver su historia familiar y personal que se resuelve en un lenguaje desgarrado.
—¿Varía esta producción de tus anteriores escritos?
—Como decía, siento que es una especie de tránsito entre lo que escribí y lo que escribiré. Hay constantes y comprensiones que estaban antes como pregunta y ahora son una clara intuición. Diría que este libro es como llegar al nombre verdadero que he estado buscando desde mi primer poemario.
—¿Qué es para vos la poesía?
—Todo. Es la firma en que habito el mundo, me cuestiono, amo y estallo, me comunico con los demás y conmigo de manera valiente y es el mejor hogar que conozco.
—¿Cómo evalúas el panorama y el nivel de la poesía boliviana?
—Muy alto. Siempre he sido una ávida lectora de nuestra poesía y es una tradición en la que agradezco hallarme. Poetas como Camargo, Cerruto, Saenz, Wiethüchter, Orihuela… ¿qué palabra podría resumir ese camino abierto y al que he nacido…? Posiblemente la crítica admiración, la complicidad, el cariño para ésos que me hicieron un lugar en el mundo y en la palabra.
—¿Qué géneros literarios lees más y por qué?
—Más que nada leo poesía de todas partes. Leo también ensayos críticos y teóricos sobre poesía o sobre literatura en general. Muchas de esas lecturas son las que compartiré en clase con mis alumnos.
—Menciona tus autores y libros (nacionales y extranjeros) favoritos, en diversos géneros.
—Pizarnik, Wiethüchter, Camargo, Dikinson, Plath, Lezama… Diamela Eltit, Clarice Lispector y siempre Dostoievski…
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