Perfiles de lectores cruceños. Aproximación
Por: Yocasta Aróstegui
l. Un libro no existe si no es leído, pero podría decirse mejor: ni el libro ni el escritor interesan tanto como la lectura de la obra. La vida de un libro reside en los circuitos de comentarios orales o escritos y los diálogos intertextuales que se desarrollan en torno a un texto literario. Cualquier actividad que surge alrededor de una obra necesariamente implica una lectura y un interés por su interpretación, por que tenga vida en el momento actual.
2. En algunas ciudades es palpable el movimiento que provocan los lectores: se elaboran revistas de literatura, y es apreciable la cantidad de personas que asisten a festivales y conferencias. Santa Cruz, que ha tomado la posta del desarrollo económico del país, va generando también movimientos importantes en los ámbitos de la cultura, en especial en la literatura. En esta ciudad ha crecido el número de escritores, y en consecuencia cabe suponer que también los lectores han aumentado.
3. Aunque si comparamos con el tipo de manifestaciones que se dan en otras ciudades de Latinoamérica, debemos reconocer que el despunte de Santa Cruz en este ámbito es aún incipiente. En este sentido proponemos una clasificación de lectores cruceños que, aunque aparentemente imperceptibles y dispersos, podrían organizarse así: a) los adeptos a la literatura de masa, b) los lectores ‘pose’ c) y un grupo de lectores exigentes, claramente distinto de los dos anteriores. Si de algo vale la aclaración, a través de estas ideas no planteamos categorías absolutas, sino simplemente intentamos trazar perfiles.
4. ¿Cómo reconocemos a los típicos lectores adeptos de la literatura de masas? Según un artículo de EL DEBER, en la última Feria Internacional del Libro se produjo una inclinación mayoritaria por la adquisición de obras de autoayuda, entre las que Carlos Cuauhtémoc Sánchez y Paulo Coelho resultaron los imprescindibles, para los que se solazan con un barniz de literatura, atrapados por el merchandising. Sin duda alguna, estos autores seguirán existiendo al ritmo del libre mercado, permanecerán así, como las telenovelas mexicanas, por más que cambien de nacionalidad.
5. En este horizonte de lectores sería interesante descubrir cuál ha sido el perfil de los lectores que se adhirieron a los best sellers cruceños (término hiperbólico acuñado por los medios masivos de comunicación), es decir, nos referimos a Los aymaras están llegando, de Wolfango Montes y Andrea, porque una vez no basta, de Carlos Valverde; obras que estuvieron en disputa de ventas por obtener el sitial ganador durante la pasada feria del libro de Santa Cruz.
Si bien cuantitativamente no existe comparación entre las ventas de los autores cruceños y las de los libros de masa extranjeros, probablemente ambas ventas coincidieron en que las inclinaciones que tuvieron los lectores para adquirir tales obras partió de una ‘moda’, más que de una actitud guiada por criterios literarios. Así vemos, si analizamos estas dos obras:
Los aymaras están llegando es la novela de la crisis social actual, el relato de los vericuetos entre los políticos y la clase menos favorecida, que refleja de fondo el temor de la clase que tradicionalmente ha poseído el poder ante una posible venganza. Escrita por un autor con trayectoria, la novela tenía un sello de garantía para el lector, por lo cual no pasó de largo. Sin embargo, esta novela no apuesta más que por la referencia directa al colla, desde la mirada de una clase media alta que lo critica con temor y odio. Reflexión sobre el colla con la cual algunos cruceños, a estas alturas de la coyuntura política, pueden sentirse identificados.
6. Andrea, porque una vez no basta, de Carlos Valverde, promocionada por su autor con los calificativos de erótica, íntima y provocadora, refleja una narración burda que no sobresale en el manejo del lenguaje, pero que le favorece en la venta el valor extraliterario de relatar historias sensuales, cuyos protagonistas hacen referencia a personajes estereotipados de la clase media alta de la sociedad cruceña.
7. Luego, como una segunda clase de lectores, tenemos a esos que, al igual que los que se dejaron conquistar por los más vendidos, representan el tipo de lector adinerado, que es pura ‘pose’. Es decir, aquéllos que ingresan a una librería sólo para preguntar cuál es el que más se ha vendido o cuál el más caro para deleitarse posteriormente en su círculo de amigos sobre las bondades, por ejemplo, de un Código da Vinci.
8. Y, como se mencionó en párrafos anteriores, en la ciudad habita otro tipo de lectores que distingue la buena literatura de las ‘otras literaturas’. Ese lector que puede gozar o no de buenas condiciones económicas pero que reconoce el valor literario de una obra; ya sea un libro nuevo y caro, o un libro rescatado del olvido en alguno de los puestos callejeros de libros usados. Ésos son los lectores invisibles, aquéllos que no hacen escuchar su voz en festivales de poesía o en encuentros de narradores, y que parecen haberse decidido a comentar muy poco sus lecturas, por lo menos públicamente. Gracias a ellos, como por arte de magia, encontramos en algunas vidrieras del centro de la ciudad obras a bajo costo de Yasunari Kawabata, Roberto Bolaño y Philip Roth, entre otros.
9. Los argumentos esbozados anteriormente aspiran a delinear algunos perfiles de lectores, dentro de un abanico que probablemente es más amplio. Vale decir, también, que esta situación refleja una creciente tendencia de la población cruceña a aproximarse con mayor ahínco a la lectura, aunque en ésta, como en otras exquisiteces de la vida, aún nos quedan muchos libros por deshojar
Fuente: www.eldeber.com.bo