05/16/2010 por Marcelo Paz Soldan
Multihabitando II: Nuestra cultura dentro de 50 años

Multihabitando II: Nuestra cultura dentro de 50 años


Nuestra cultura dentro de 50 años, parte II
Por: Mauricio Rodríguez Medrano

El pasado que no regresa
Roberto Moscoso Jáuregui (75 años) prende todas las mañanas la radio para escuchar los boleros de Armando Manzanero. “Esta tarde vi llover, vi gente correr y no estabas tú…”, se escucha en la habitación. La foto en blanco y negro de su esposa, María del Pilar, está sobre un velador. “El gran amor de mi vida me dejó hace 5 años. Ahora está con Dios”. Roberto pasa la mañana escuchando música del ayer. Por la tarde enciende la computadora que su hijo le regaló en la Navidad pasada y entra a su correo electrónico para mandar emails a sus hijas que viven en España. “Así nomás puedo hablar con ellas, sino las extrañaría más. Mi nieto me enseñó a manejar este aparato. Mis hijas me envían camisetas del Real Madrid. Están colgadas en la pared de la otra habitación. Yo soy del Barcelona (risas)”.
Roberto Cazas, sociólogo, dice: “Siempre ha habido un carácter migratorio. En todo momento estamos buscando un nuevo sitio y la mayoría de la gente lo hace porque no tiene plata. Creo que eso es fundamental para entender las redes sociales”.
Los fines de semana Roberto Moscoso pasea desde Sopocachi hasta la plaza Murillo. Comenta que cuando era pequeño la vida transcurría más lenta, las casas de la ciudad eran pocas y el comercio sólo se asentaba en aceras autorizadas en días de feria; en cambio, ahora el tiempo pasa muy veloz y las calles de La Paz se convirtieron en un mercado turco. “Hace 50 años, los vecinos nos conocíamos entre sí, en las ferias los niños jugaban con el triciclo y comían algodones de azúcar. Hoy por hoy, somos más individuales. En mi zona sólo me conocen los vecinos antiguos. Nos saludamos cuando me siento todas las tardes en un banquito para tomar sol”. Los nietos de Roberto Moscoso llegan a su casa cargando el Play Station 2 y se encierran en el único cuarto que tiene televisión. “Hace 50 años yo jugaba con canicas, a los policías y ladrones, armaba volantines para agosto, porque el viento era muy fuerte y podíamos estar horas tratando de que el cometa no caiga; ahora mis nietos no saben lo que es el aire libre, prefieren esos juegos donde se mata muy fácil a las personas. Quién hubiera pensado hace 50 años que la vida sería de esta forma”.
Fernando Zuazo, antropólogo paceño, afirma que la cultura tiende a cambiar de una manera acelerada. Los tiempos se irían reduciendo cada año que pasa. “Las personas en la actualidad están acostumbradas a vivir aceleradamente. Dentro de 50 años ese tiempo seguramente se reducirá al máximo, ya no existirá un instante para la reflexión y el pensamiento”.
Carolina Barriga (45 años) es profesora de Lenguaje y Literatura. Prepara todos los días los marcadores para la pizarra acrílica. Ya no tiene las manos rajadas por la tiza que antes se usaba. “Los jóvenes de ahora ya no tienen los valores que ayer nos inculcaban. El respeto se perdió y fue reemplazado por esas ropas que utilizan. Mis alumnas cuando van a bailar usan unos pantalones que están por debajo de las caderas (susurra). Se les puede ver los calzones y sus traseros. Se dejan llevar por la moda pasajera y por todo lo que viene del exterior”.
Fernando Zuazo opina que el pasado siempre será mejor frente a un presente. “La cultura a partir de la hibridación hace que el hombre tienda a comportamientos globales. Por esta razón, el hombre del pasado, nuestros abuelos que estaban enraizados ante una individualidad de proceder frente a la moda o aspectos culturales, piensan que lo que sucede en la actualidad es de alguna manera negativo”.
Carolina Barriga disfruta sus vacaciones junto a sus dos nietos. Uno de sus hijos migró a España. En las mañanas les sirve a sus niños quinua con leche para el desayuno. Para el almuerzo todavía muele la llajua en el batán. “Hace dos semanas mi nieto me preguntó qué es el sexo. Yo me ruboricé porque sólo tiene cuatro años. Le tuve que mentir con la historia de la cigüeña. Cada día el tiempo se reduce más”.
El imaginario cultural
Omar Rocha / catedrático de la carrera de Literatura de la UMSA

“La cultura, la lengua, la identidad, la comunidad son dinámicas construidas. No se trata de fijaciones o sustancias, al contrario, son constructos que todo el tiempo se actualizan y se vehiculizan”.
Lo ideal sería promover una convivencia intercultural que, en términos generales, esté relacionada con la promoción y voluntad de diálogo entre las culturas. La finalidad es cuestionar la cultura occidental como única y abanderada, relativizarla a partir de otras formas de relacionarse con los seres y las cosas. En términos metafóricos, podría decir que se trata de explorar mundos simbólico-representativos que muestran que la hamburguesa no es lo único que importa. Es, al mismo tiempo, una actitud de resistencias a la globalización y de respeto a otros ámbitos como la comunidad, sus valores, su historia y sus tradiciones.
En Bolivia es imposible hablar de una sola cultura. Esto, más allá de la evidencia, es algo que actualmente está en debate. Desde la fundación de la república se ha intentado modernizar y homogeneizar asumiendo que el progreso y la cultura occidental eran/son el modelo que se debe seguir, sin embargo, esta construcción imaginaria ha sido desmentida con insistencia. Podemos hablar de una diversidad de culturas conviviendo en un mismo territorio. El desafío es dejar de dar prioridad a una de esas culturas, es decir, relativizar la preeminencia de la cultura occidental”.
Fuente: Ecdótica